sábado 4 de junio de 2022
Desarrollo y problemática
El ejercicio de la medicina conlleva constantes retos, tanto en lo referente al conocimiento científico como al razonamiento clínico, en la relación con los pacientes y la sociedad y en la constante transformación tecnológica.
El equilibrio de todos estos factores supone una necesidad de adaptación continua que, en los últimos años, se ha acelerado.
El nacimiento de la telemedicina se asocia generalmente a la expansión de las tecnologías de la información y la comunicación, es una herramienta que permite llevar adelante un proceso asistencial de forma remota utilizando las tecnologías de la información y comunicación.
Se enmarca dentro de lo que la OMS define como telesalud siendo una de las modalidades de la misma (modalidad clínica), y comprende el conjunto de estrategias elaboradas para optimizar los recursos y mejorar la accesibilidad.
La telemedicina en la época anterior a la COVID-19 ya constituía una herramienta útil en la práctica asistencial, aunque la gestión del cambio, las exigencias normativas y las necesidades tecnológicas hacían avanzar de manera lenta su implementación
La utilización de la tecnología derriba múltiples barreras que limitan o dificultan el acceso a la salud, mejora la accesibilidad favoreciendo la universalidad y por ende la equidad, reduce significativamente tiempos de espera, evita traslados innecesarios, permite optimizar y compartir recursos.
Todo esto, puede mejorar los resultados e impactar significativamente en el pronóstico del paciente. No obstante, hay una serie de aspectos que deben ser considerados antes de la implementación y que de no ser tomados en cuenta, se corre el riesgo de comprometer la calidad asistencial. La incorporación de estos canales deberá ser valorada con cuidado teniendo en cuenta también las capacidades individuales, las condiciones de acceso a la tecnología y las competencias de los pacientes para el autocuidado.
En Uruguay la telemedicina como parte de la asistencia está en desarrollo, contándose con una ley aún no reglamentada. En el contexto de la pandemia se impuso en forma abrupta y casi universal en todo el Sistema Nacional Integrado de Salud, sin una etapa de preparación previa. Es así que surgieron una serie de dificultades no previstas y que deben considerarse para optimizar esta herramienta que quedará instalada .
Aspectos como la falta de formación por parte de los profesionales, la falta de validación de la herramienta por parte de los usuarios, el poco manejo de los dispositivos o la inexistencia de dispositivos adecuados, la remuneración, las condiciones en a que se desarrolló, fueron algunos de los aspectos que generaron mayor tensión.
Soluciones y resultados obtenidos
Ante esta situación de gran incertidumbre, se generaron múltiples jornadas organizadas por la academias, sociedades científicas y el Sindicato Médico del Uruguay. Estas instancias recogieron la mirada de profesionales médicos de distintas especialidades, de legistas, abogados, de usuarios, de gestores.
Desde el SMU se generó un documento de recomendaciones para la reglamentación de la ley.
Conclusiones
La telemedicina es una buena herramienta que contribuye al acceso universal a la salud con una asistencia de calidad. Ha demostrado un gran potencial para ayudar a mejorar la atención a los pacientes, ya que aporta beneficios en cuanto a la conciliación, la accesibilidad y la calidad del seguimiento. Como acto médico, la opción de la telemedicina debe garantizar el derecho a la autonomía del paciente, el secreto profesional, la protección de los datos de carácter personal, la intimidad y la confidencialidad.
No debe sustituir la atención presencial, debe estar integrada a ésta y garantizar la continuidad asistencial. Debe concebirse con las mismas responsabilidades éticas y legales. Debe estar reglamentada.