viernes 22 de enero de 2016
El corazón humano late un ritmo de entre 60 a 100 pulsaciones por minuto. Sin embargo, hay personas en las que esta frecuencia es inferior a los 50 latidos por minuto.
«Para una gran mayoría de personas cuyo ritmo cardiaco se encuentra entre las 40 y las 60 pulsaciones y que, además, no presentan síntomas, el pronóstico es muy bueno. Así, nuestros resultados deberían tranquilizar a aquellas personas diagnosticadas de bradicardia asintomática», explica Ajay Dharod, director de la investigación, en declaraciones reproducidas por el periódico ABC y publicadas por Montevideo Portal.
RIESGO SIMILAR
El estudio es el primero llevado a cabo para evaluar si la bradicardia se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Y para llevarlo a cabo, los autores consultaron los datos de 6.733 mujeres y varones que, con edades comprendidas entre los 45 y los 84 años, participaban en el Estudio Multiétnico sobre la Aterosclerosis (MESA) del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de Estados Unidos (NHLBI).
Los participantes, si bien no padecían enfermedad cardiovascular en el momento de su inclusión en el estudio, tomaban medicación para la hipertensión -una medicación que, entre otros efectos, puede disminuir el ritmo cardiaco.
Concluidos los 10 años de seguimiento, los resultados mostraron que tener una baja frecuencia cardiaca no se asocia con un mayor riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular. Es más, el riesgo tampoco se vio incrementado en aquellos pacientes que tomaban antihipertensivos, los cuales podrían reducir su cifra de pulsaciones.
CUIDADO CON LA MEDICACIÓN
La pregunta que surge es ¿el tratamiento con antihipertensivos resulta totalmente seguro en la población con bradicardia? No. Pues según muestra el estudio, las personas cuyos corazones laten con una frecuencia inferior a las 60 pulsaciones por minuto y que, además, toman fármacos que pueden modificar su frecuencia cardiaca, tienen una mayor tasa de mortalidad.
«La bradicardia puede suponer un problema para las personas que toman fármacos que también ralentizan el ritmo cardiaco. Así, deben realizarse más estudios para determinar si esta asociación es debida a la propia frecuencia cardiaca o, por el contrario, a la medicación», concluye Dharod.