ADVERTENCIA: El recurso que está visitando fue creado hace mucho tiempo y no ha sido revisado recientemente. Se mantiene como acervo de la Institución pero tenga en cuenta que puede contener información no relevante o desactualizada.
Doctor Euclides Silva Gaudín
(Neurólogo clínico)
Su generosidad y la República española
Yo ejerzo la neurología clínica desde 1957. Trabajé en el Instituto Estable como investigador, junto a Clemente. O sea, que por casualidad hice lo mismo que Gomensoro había hecho anteriormente.Lo conocí en 1950. Yo era estudiante de segundo año de Facultad y estaba vinculado a la Asociación de los Estudiantes de Medicina. Habíamos hecho una lista. Me habían puesto en una comisión para reflotar la edición regular de El Estudiante Libre. Se habían conseguido unos pesos para reeditarlo y fuimos a entrevistar a Gomensoro y Castells, que habían sido delegados estudiantiles en el Consejo.
Ellos eran médicos, y en ese momento los estudiantes no tenían representación, sino a través de los profesionales. En el local de la aem, que estaba en San José, entrevistamos a Gomensoro. Ahí lo conocí. Para nosotros era un monstruo sagrado. Porque en el liceo tenía a Reyes Abadie que siempre nos había hablado de lo bella que había sido la Revolución española.
Yo sabía que Gomensoro había participado, por eso cuando lo conocí fue algo fantástico. ¡Hablar con alguien que había estado en la guerra de España! Él tenía 40 y yo 19 años, por lo cual la diferencia era grande. Él no representaba esa edad.
Nos dio algunas ideas y nos prometió redactar material para la publicación.
Ahí comenzó un vínculo grande. Estuve más cerca suyo en lo gremial y universitario que en lo asistencial, porque en el Instituto de Neurología yo pertenecía a un grupo distinto en la especialidad.
Él dirigía a los que se dedicaban a las enfermedades cerebrovasculares y yo nunca trabajé directamente con él en la especialidad.
Después él se vinculó mucho conmigo a través de estudios de su consultorio particular y venía mucho aquí.
Cuando yo era consejero profesional de la Facultad, desde el 67 hasta el 71, Gomensoro estuvo cerca mío alentándome y dándome consejos. Él me trataba paternalmente, pero no por la diferencia de edad, sino por el modo de ser.
Tranquilo, austero en el vestir, sin alharacas, nunca lo vi irritarse. Y era muy firme en sus convicciones. Siempre con una actitud de convencer más que de imponer.
Sufrió mucho con la dictadura. Salía del Británico y venía a charlar conmigo.
Luego de la vuelta a la democracia, me vino a buscar para hacer una lista nueva en el Sindicato. Quería hacer otra lista que no fuera la Fosalba, pero ese proyecto no salió.
Características
Su bondad, su forma de ser. Un hombre tranquilo, austero. Profundamente bueno. No era un gran orador, por ejemplo. Más bien un hombre de hablar bajo y de exponer sus ideas. Jamás lo veía en una tribuna. Y eso me gustaba.
Tenía una gran cultura. Le gustaba mucho la música y con sus amigos jugaba a silbar e identificar trozos de cuartetos y de tríos. Gomensoro adivinaba en seguida quiénes eran sus compositores.
Era generoso, no escondía sus hallazgos, como hacen otros investigadores. Él comunicaba todo en los corredores.
/