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ONG dirigida por una socia del SMU
Último recurso: Una respuesta desde la comunidad
En Uruguay se suicida más de una persona por día. Un dato angustiante. En una sociedad acostumbrada al «silencio» hay informaciones que pueden ser urticantes. Los gobiernos y las instituciones del mundo no divulgan las cifras supuestamente por temor al contagio. Pero ¿y la prevención?, ¿y la información?
por Fernando Beramendi
La psiquiatra Silvia Peláez es directora de la única institución que en Uruguay trabaja en prevención del suicidio. Un tema que teme ser reconocido y sobre el que tratamos de no hablar demasiado, porque suele desconcertar.
Dra. Silvia Peláez,
directora de Ultimo recurso
y activa militante
del SMU
Casi nadie sabe que hay de dos a tres uruguayos que se suicidan por día. Son más de 400 suicidios al año. La mayoría que se suicidó visitó antes consultorios médicos y dio señales que no fueron leídas porque no hay una preparación en los médicos y además el suicida puede ser no demasiado directo.
IHabría por parte del cuerpo médico una falta de «lectura» del tema.
Claro, me parece importante que los médicos empiecen a pensar que entre las personas que los consultan puede haber riesgo suicida.
Muchas veces nos manejamos con el estereotipo del suicida. Como un tipo encerrado, que no comunica, que no se puede prever. ¿Esto cuestiona el consultorio médico como lugar de referencia para atender esos casos?
No es que sea cuestionado pero sí parecería que no hay la suficiente formación ni interés ya que los médicos somos atravesados por los mismos mitos que la población general, como el que dice que el que se quiere matar no avisa, por ejemplo, que es un mito. O que el que se va a matar igual se mata, se haga lo que se haga, que el suicidio no es evitable, mitos que también atraviesan al médico, sin embargo éste podría ser referencia y detectar los casos. Así como un tumor en una mama palpado a tiempo podría no ser nada maligno o un neoplasma en forma precoz, también debería avizorar las señales a partir de las cuales estar más atento. Pero para empezar debería darle importancia al tema y promoverse una sensibilización.
¿Cómo aborda Último recurso la prevención del suicidio?
El suicidio es evitable, si hay alguien que escucha no hay suicidio. Con redes sociales de sostén que colaboren con el profesional, el suicidio es evitable. Y los primeros auxilios psicológicos los puede y los debe dar cualquiera: un sacerdote, un policía, un médico, un vecino.
Todos podemos aprender, siendo más sensibles y con una escucha menos obturada a lo que es el dolor. Mucha gente piensa que es ridículo llamar a la ONG y pedir ayuda, como que se disculpan porque dicen que vieron a tal familiar en tal situación. Tienen miedo a hacer el ridículo si plantean algo que después no va a pasar.
Llevado a un plano médico, ¿cómo piensa que debería operar el cuerpo médico en este caso, cuáles son los elementos que como profesional o como ser humano pueden contribuir?
Donde se ve agravada la responsabilidad. Para empezar hay un plano que ya es político y general, y es que la consulta debería durar un poco más. Poder jerarquizar lo que llamamos el médico de cabecera, en el vínculo con el paciente como referencia a los temas que no solo son de la salud física sino de un sentirse bien o mal y de una situación social que muchas veces es la desencadenante del suicidio. Una de las cosas que podría ayudar es que en la ficha médica se pregunte si hay antecedentes familiares de suicidio, antecedentes personales de intento de suicidio, que se detectara la depresión, si la persona está o no desocupada , ya que el desempleo en los varones de mediana edad es un desencadenante, la jubilación compulsiva y la situación afectiva, que se pregunte como parte del interrogatorio médico.
¿Cómo está conformada la ONG y cómo trabaja?
La ONG está formada por siquiatras, psicólogos, estudiantes de psicología, asistentes sociales, estudiantes de enfermería, y trabajamos con un contacto que primero es telefónico, que no se queda allí porque no estamos de acuerdo en la asistencia telefónica.
Eso es importante porque si no, se distorsiona toda la clínica, sea orgánica o sea mental. Que sea el gancho para una entrevista personal, con un colega o con nosotros, pero siempre tiene que haber una entrevista personal. En lo que llamamos puerta de entrada son dos profesionales que atienden.
Se hace un promedio de dos a cuatro entrevistas donde se aborda la situación de riesgo suicida, lo que llamamos terapia de crisis y luego, de acuerdo a cada situación, se hace un tratamiento más largo. Recordar que, por ejemplo, el primer año después de un intento de suicidio es el de más riesgo. En Cuba, por ejemplo, el paciente tiene que ver al psiquiatra una vez por semana un año entero.
Y si no lo ve, el médico manzanero le golpea y le dice ¿qué le pasó que faltó?
Usted habla de ciertas peculiaridades que se dan en cuanto a las características de la tipología del posible suicida. Una lectura bastante insuficiente maneja el suicidio como una agresión.
Nadie está libre de pasar por la situación de riesgo suicida, en la que todos podemos entrar y salir. No se puede ver al suicida como una persona que esté maldita, que nos quiere llamar la atención, nos quiere agredir, y puede ser, pero porque se siente mal. Hay que darle atención hasta que aprenda a llamar la atención de un modo más sano.
Desde la psiquiatría social decimos que si el suicidio es algo que se comete en soledad, el suicida lo que estaría haciendo es ser el portavoz del grupo del cual es emergente y además el grupo es emergente de la colectividad toda, por lo tanto sería un problema de todos, porque de alguna manera estaría representando a los de su grupo y ese sería un argumento más que nos responsabilizaría a actuar. Si no queda él como depositario de la locura, de la agresividad, de la problemática, sabiendo que siempre se vuelve una causal multifactorial.
¿Qué hacen con los casos que llegan a la ONG?
Al paciente se le da tratamiento individual. Casi todos los pacientes llegan en crisis y no están en condiciones para ir a un tratamiento grupal. Lo que se puede hacer en grupo es trabajar con poblaciones de riesgo que no están pasando la situación de riesgo suicida para hacer trabajo operativo, pero no con el consultante porque está en un estado muy regresivo y centrado en lo que le pasa a él. Entonces es mejor ayudarlo a cuidarse para que después pueda relacionarse. Hay cada día más suicidas en la población adulta mayor.
¿Es un tema de género, también?
En la organización nos movemos con perspectivas de género. Se suicidan más los varones y lo intentan más las mujeres. El varón es una persona con más dificultad para expresar los sentimientos y con más facilidad para tomar métodos agresivos. Se vive a lo hombre y se muere a lo hombre. Los varones consultan por un tema de pérdida del poder y las mujeres por pérdida de los afectos.
Eso da una variable de género interesante que debe tenerse en cuenta en el abordaje.
¿Hay una visualización por opciones sexuales?
Dentro de la homosexualidad masculina se suicidaban más en Inglaterra hasta que fue más aceptada a nivel social. No era un problema interno, sino de aceptación.
Porque un elemento para condenar la homosexualidad es que la soledad lo lleva a suicidarse.
No. Fijate qué pasa con muchos varones con una construcción de género muy machista que se matan en medio del campo. Y el tema central del suicidio en la homosexualidad es el rechazo por la sociedad.
¿La existencia del sida ha afectado?
Hemos tenido consultas de posibles portadores que manifiestan que si son seropositivos se matan. Y otro momento de riesgo es cuando se deja de ser HIV positivo y se pasa a ser enfermo. Después se estabiliza, sobre todo en las personas que están con grupos de apoyo.
Hay una especie de lugar común que dice que «el que quiere suicidarse se suicida» para desvalorizar el intento frustrado o la amenaza.
Eso es un mito. Cuantos más intentos de suicidio, hay más riesgo de que la persona se mate. O porque no más se mate o porque al descalificar lo que hizo no se sintió comprendida. Ese intento es una oportunidad para que se interprete lo que se quiere decir. Porque en realidad, el que se quiere suicidar no se quiere morir sino que quiere dejar de vivir de esa forma.
Ese acto y hasta el suicidio mismo tienen un significado: a veces pasar a ser importante en la vida de alguien. Quedar como congelado narcisísticamente, marcar un enojo con alguien o salir de una situación que uno no puede manejar, como manera de huir de eso, como en el caso de la violencia doméstica. Pero no dejar de vivir en el sentido orgánico.
Si yo en lugar de decodificar lo que la persona me quiere decir, lo obturo, estoy aumentando la probabilidad. Los que se han matado tienen intentos atrás y no han sido interpretados. Es una buena oportunidad para intentar decodificar lo que se quiere decir.
Además, si es algo «para llamar la atención» a veces hay problemas con las dosis y lo que una vez no le hizo mal, puede luego dañarlo. Es una ruleta rusa de alguien que además está sufriendo.
¿Qué pasa con la persona en riesgo suicida?
Se fomenta la inserción en otros grupos que tienen que ver con ellos, ya sean gremiales, políticos, culturales, religiosos y además vemos que una de las fichas dice inserción social y que ella es muy baja y en la medida en que se va mejorando, eso cambia. Por ejemplo en la relación social que tiene con los compañeros de trabajo, que no tiene vínculos íntimos, y la mejoría está en que empieza a tener vínculos familiares heredados pero no conquistados. El abandono de la pareja le resulta muy doloroso.
Uno de los rescates es solicitar ayuda a la comunidad, al vecino, al tío y al compañero de trabajo, y le imponemos algunos vínculos pero que los recibe muy bien porque vale esa pequeña invasión.
¿Cómo es el relacionamiento de Último recurso con otras ONG, la IMM y el MSP?
Pertenecemos al CIPFE (Centro de Investigación y Promoción Franciscano y Ecológico) y consultamos a Mujer ahora cuando la causal es violencia doméstica y sexual en el caso de mujeres y, en el caso de adolescentes, a El Faro. Tenemos el auspicio de la IMM pero no de vinculación formal con el Ministerio.
¿Están satisfechos con los resultados?
Hace siete años que existimos y estamos con un 100% de éxito, siendo todos trabajadores voluntarios. Los franciscanos nos prestan el consultorio y no se pagan los gastos de MOVICON, que a su vez nos da algunos minutos gratis y nos hace los autoadhesivos.
Los médicos deberían informarse y acceder a los cursos que damos porque somos la única institución que lo hace; un curso que se llama «Primeros pasos en la prevención del suicidio» y que se da todos los años.
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