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JTC, un emprendimiento de adolescentes en el SMU
Juntos todos crecemos
El lunes 3 de agosto comenzó a trabajar en el Sindicato Médico una empresa cooperativa de limpieza creada y dirigida por jóvenes egresados del Instituto Nacional del Menor. Los representantes de JTC (Jóvenes Trabajando Cooperativamente) firmaron un contrato por tres meses que fue renovado de común acuerdo con la administración del gremio. El proyecto se encuentra en plena etapa de expansión y está a punto de conseguir la personería jurídica que le permitirá independizarse funcionalmente del organismo de minoridad.
por Armando Olveira
U
n grupo de diez jóvenes, en su mayoría egresados del Instituto Nacional del Menor, se encarga desde agosto de la limpieza y jardinería del edificio del Sindicato Médico del Uruguay. Nucleados en la microempresa «JTC», las edades de los jóvenes emprendedores va de 16 a 21 años.La responsable del proyecto por el Iname, Julia Saetone, explicó que JTC es una empresa juvenil fundada a partir del Proyecto Piloto de Trabajo de Jóvenes que funciona desde el 29 de setiembre de 1994. «La iniciativa surgió ante la problemática que significa para el muchacho la salida laboral desde la institución y la baja escolaridad que en muchos casos existe entre los egresados. Empezamos limpiando las oficinas del local de Yaguarón 1617. Hoy cubrimos todos los inmuebles de la institución más los servicios externos», señaló.
Desde hace un año los nóveles empresarios fueron contratados por anep (liceos Paso Carrasco y Shangrilá), Instituto Nacional de Abastecimiento (ex-Subsistencias), Plan caif, inia, la navierta McKleen y Stepleton y el Sindicato Médico del Uruguay.
El proyecto original atiende a 150 jovencitos de 15 a 18 años, con primaria completa, mediante un sistema de protección que permite la capacitación para limpieza de oficinas, jardinería, imprenta, sanitaria menor y lavado de vehículos.
En el interior se realizan experiencias similares con 60 menores de Río Negro, Flores y San José.
«La primera etapa fue dentro de la institución con el mismo régimen de incentivo actual. El salario básico de los chicos mejora por no faltar ni llegar tarde, por seguir estudiando, respeto a compañeros y supervisores y presencia personal. La retribución termina siendo más que digna», anotó.
El núcleo básico de JTC está conformado por 17 jovencitos a los que se agregan otros diez que van ingresando de acuerdo con el volumen de trabajo. El régimen de asistencia es de seis horas de lunes a viernes durante seis meses. «En teoría, los muchachos pueden permanecer dentro de la empresa otros seis meses y luego hacer su despegue... pero las cosas están muy difíciles, por lo que tienen la posibilidad de seguir todos aquellos que lo necesiten», subrayó Saetone.
Rumbo a la independencia
El grupo funciona con una Comisión Directiva de cinco integrantes que actualmente elabora un reglamento interno definitivo y tramita la personería jurídica de la futura empresa que en breve comenzará a pagar aportes al Estado. «Por el momento, el Instituto es el garante de los acuerdos laborales que se realizan con otras entidades o firmas comerciales».
«Los chicos están en plena etapa de independencia definitiva, acelerada por la posibilidad de obtener nuevos convenios. Ellos tienen su propio capital e invierten en maquinaria para mejorar la tarea. Por ahora se mantiene la tutela de educadores que cumplen una función maravillosa, pero la cooperativa se encarga de comprar los insumos necesarios, de realizar presupuestos. Se reúnen quincenalmente en asamblea para resolver gastos y cuestiones administrativas», enfatizó.
La funcionaria destacó el desempeño de las educadoras Graciela Labrea y Verónica Escursell, como asistentes externas; y de los educadores Mercedes Moreno, Teresa Lima, Pedro Morais y Orlando Savaris, en el ámbito interno del Instituto.
«En este mismo marco, desde buen tiempo atrás se comenzó a ver el progreso de los chicos seleccionados. En esta evaluación tiene mucho que ver el asesoramiento del técnico Domingo Truji-llo, del programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud)».
Saetone hizo una evaluación «muy positiva» del trabajo de JTC en el Sindicato Médico del Uruguay. «Hemos cumplido la primera etapa de seis meses y ahora vamos a completar la segunda. La evaluación definitiva corresponde al intendente, Julio Techera y al administrador general, Dr. Antonio Turnes. Sabemos que el servicio necesita de ajustes, pero está obteniendo buenos resultados», concluyó Saetone.Ý
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Juventud, Trabajo
y Cooperación
El máximo órgano de decisión de JTC es la asamblea de socios, citada cada 15 días. La dirección cooperativa, encargada de asuntos administrativos, se reúne todos los miércoles en la oficina que el Instituto destina al proyecto. Está conformada por: Paola Rodríguez (Presidenta); Andrea Cardozo (Tesorera); Magdalena Cruz (Secretaria de Actas); María Langone (Encargada de Personal); Pablo Barboni (Encargado de Producción) y José Luis Mendietta (Encargado de Compras).
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Manuela (19 años)
«Sinceramente, antes de entrar a JTC no la veía por ningún lado. No sabía cómo iba a hacer para conseguir mi primer trabajo. Entre todos los compañeros nos damos mucha confianza. Eso es bueno, porque nos sentimos útiles y sabemos que los otros nos tienen en cuenta. No sé si alguna vez voy a dejar la empresa, pero también me encantaría ser maestra o profesora».
Carlos (16 años)
«A mí me vino bárbaro entrar en JTC. Estoy recién hace dos meses, pero siento que me ayudó a tener un poco de disciplina... que la verdad me faltaba. Ahora tengo una responsabilidad bárbara como vidriero del Sindicato Médico. Me gusta el trabajo y siento que gano bien. No sé bien cuál es mi vocación de futuro. De repente soy feliz trabajando en JTC y no en otro lado».
Nelly (19 años)
«Lo que está bueno del proyecto y la empresa, es que aprendemos a desenvolvernos en lugares tan exigentes como el Sindicato Médico, Subsistencias, el Programa caif o la naviera. Me gusta ver cómo crece una idea de todos. Mi compañero trabaja conmigo, aunque está en otro lugar y eso es bueno, por lo menos por ahora... Entre los dos podemos mantener una linda familia».
Paola (19 años)
«Al principio teníamos un poco de miedo. Hasta dudamos en aceptar la propuesta de trabajar con el Sindicato. Uno se hace la idea de que trabajar con médicos tiene ese no se qué. Luego nos vamos dando cuenta que tiene sus exigencias, pero que también gratifica mucho. Ahora que estamos adentro, espero quedarme por un buen tiempo».
Andrea (20 años)
«Estoy hace dos años en el proyecto. Lo que más me atrajo fue la posibilidad de trabajar afuera del Instituto, probarme a mí misma que puedo. En el Sindicato, por ejemplo, aprendí a cumplir todos los días con el servicio de café. Parece poco, pero sirve mucho, porque es una forma de hacer relaciones públicas, con gente tan exigente como los médicos. Por ahora, ni sueño con irme de JTC, pero más adelante me encantaría ser abogada penalista».
Magdalena (19 años)
«Lo tomo como un trabajo de verdad, porque ya no estamos adentro del Instituto. Si uno no hace bien las cosas, se puede perder un buen cliente para la empresa. Y eso no me lo perdonaría, porque JTC es de todos. Es una experiencia nueva, porque nos da independencia y un sueldo bastante bueno. Si Dios quiere voy a ser maestra de jardinera».
Pablo (19 años)
«Para mí JTC es un premio. Siempre me gustó la jardinería y el diseño de parques y plazas. Y bueno, por aquí empiezo. Uno llega todos los días al trabajo y ve la obra. Las flores y plantas creciendo. Es bárbaro, porque no todos los gurises de mi edad pueden hacer lo mismo. Y encima me pagan».
Paola (20 años)
«Al principio no es fácil ponerse a tono con lo que te exige la empresa, pero al poco tiempo le tomás cariño al trabajo, a la independencia económica y a la responsabilidad. Creo que ahora no podría dejar de trabajar. JTC tiene eso, somos todos buenos amigos y trabajamos unidos. Claro que como todo trabajo tiene sus momentos buenos y malos. A mí me encanta. Si me dejan voy a ser médica».
María (19 años)
«Creo que JTC es la mejor forma de salir del Instituto. Fueron años no siempre fáciles para nosotros. Por eso, cuando uno se siente independiente y creciendo, lo disfruta mucho más. En mi caso tengo una familia, una nena chiquita y otra en camino. Es una gran responsabilidad y la empresa ayuda a cumplir con las obligaciones. Todavía no me rindo, así que poné que quiero ser profesora».
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