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Emocionado recuerdo de la delegación uruguaya

Rafael Vanrell, el Mago de Klagenfurt 

El pasado 4 de julio, a los 63 años, falleció en Budapest, el Dr. Rafael Vanrell Delgado. Los integrantes de la delegación uruguaya en Klagenfurt recordaron su figura entrañable y subrayaron la importancia de su tarea en los Juegos Mundiales de la Medicina, a veces silenciosa, pero «fundamental para los logros obtenidos». El Dr. Rafael Vanrell Delgado egresó de la Facultad en 1967. Fue Profesor Agregado de Radiología y de Medicina del Deporte en la Facultad de Medicina, y uno de los precursores de la Deportología de nuestro país. «Eso se sustentó en su amor por la práctica del deporte y el dinamismo con que impulsó esas actividades en el SMU», recordó su colega y amigo, el Dr. Leonardo Salvarrey.
Tenía pasión por el fútbol y fue socio vitalicio de Nacional desde siempre.
Era el decano de los jugadores activos de la Liga Universitaria y desde 1976 participó en todos los mundiales de fútbol.
Como profesional, recibió el Premio Nacional de Medicina y fue fundador de la Clínica Integral del Ejercicio del Círculo Católico de Obreros. Por los programas allí impartidos recibió un reconocimiento del Latu. Fue radiólogo del Banco de Seguros, la Asociación Española y el CASMU.
Su primo y amigo, José María Reyes, señaló que Rill (así se lo conocía familiarmente) había cumplido los tres cometidos de su vida: tener un hijo, escribir un libro y plantar un árbol. El libro, Biógrafos y salas de cine de Montevideo, surgió por su afición por el séptimo arte y gracias a su extraordinaria memoria. «Era tan memorioso que recordaba nombres de películas, actores y directores, así como las salas en las que habían sido estrenados los más famosos filmes de la historia».

Figura fundamental

Leonardo Salvarrey era colega y amigo personal de Vanrell. Sostuvo que «los éxitos alcanzados en esta edición tuvieron que ver con su participación en anteriores Juegos Mundiales de la Medicina. Este año logró su sueño: que su Sindicato Médico participara con una delegación oficial. Fue en buena medida gracias a Vanrell que en junio viajaron siete deportistas uruguayos que defendieron el prestigio del SMU».
«La alegría de las medallas se vio empañada por la repentina muerte del querido Mago. Fue una figura fundamental. Le correspondió muy buena parte del mérito alcanzado, por ser guía y referente administrativo y aliento para nuestra lucha solitaria frente a gigantes del deporte», agregó.
Sus amigos le decían Rill, pero también Mago, Maestro y Gordo. «Los apodos son consecuencia de una forma de vida, una actitud y una condición humana. Ese era el entrañable compañero Vanrell», concluyó.

Lo de Mago no le quedaba grande

El cirujano y velocista Osvaldo Siécola conoció a Vanrell en Klagenfurt. «Al Mago, el apodo no le quedaba grande. Era capaz de conseguir lo que fuera para mejorar nuestras posibilidades de competencia», rememoró.
«Era un hombre espontáneo, abierto, amigo de sus amigos y compañero de sus compañeros. Conocerlo era quererlo. Y no habían barreras idiomáticas: lo apreciaban en todas las delegaciones de los Juegos.»
Siécola recordó el último encuentro con Vanrell, en Viena: «Fue el viernes 3 de noche. Me dio un abrazo y me dijo: 'Nos vemos flaco. Dale para adelante que en la próxima edición vas a andar como bala'. Juramos que habría una próxima vez, otra competencia a compartir. El destino quiso otra cosa».

Un pionero del deporte médico

Para Carlos de Mula, se trató de «un pionero del deporte médico en Uruguay». Participó en quince ediciones de los Juegos Mundiales de la Medicina como futbolista, acompañando a delegaciones de Francia y la Argentina.
«Con el Gordo pudimos compensar la falta de apoyo institucional, porque conocía cada vericueto de la organización y a cada uno de los organizadores. Era el alma de la delegación. Una personalidad espontánea que se podía revelar subiendo un ascensor».
«Así vivió y así también murió. Sabía de su insuficiencia cardiaca y que un exceso de baños termales le podía provocar una complicación. Eso fue lo que ocurrió en Budapest. Y lo lloramos todos», concluyó De Mula.

Un «verdadero presidente»

Vanrell viajó a Klagenfurt para inscribirse en uno de los equipos argentinos de fútbol, pero por no existir cupos quedó fuera de la competencia. «Desde ese momento se dedicó a ser el gran apoyo de la delegación uruguaya. Fue un verdadero presidente de delegación que nos emocionó cada vez que se sabía de una nueva medalla», dijo Santiago Morales.
«Parece mentira que no lo veremos más. Con aquel empuje y aquella alegría solidaria. Nos queda una imagen disfrutable, la de días inolvidables de deporte y amistad... y hermosos momentos compartidos en terceros tiempos (luego de la competencia) que eran para Rafael Vanrell la sal de su vida», finalizó Morales.

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