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Apuntes contra el olvido (I)
El episodio del Conte Grande
El Dr. José Kierszenbaum es médico, judío y gremialista. Es también un minucioso hurgador de nuestra genealogía histórica, de la que rescata un episodio poco conocido que, no obstante, es patrimonio de la memoria colectiva y de una identidad nacional creada a través de aportes vernáculos e inmigatorios de diferente origen. Tal vez ese sea el mayor mérito de esta crónica casi olvidada: reconciliarnos con una concepción de sociedad que abreva en lo plural, en la riqueza de lo diverso, en la conjunción de todas las sangres y vertientes que nos conformaron como país; una historia que sabe de páginas de dolor en las que el amor y la solidaridad también supieron tener cabida.Dr. José Kierszenbaum
El 13 de enero de 1939 llegó al puerto de Montevideo el buque italiano Conte Grande, con trescientos refugiados judeoalemanes. La inmensa mayoría de ellos tenían visas al Paraguay, pero a último momento ese país les prohibió la entrada.
Desde fines de octubre de 1938 hasta la fecha de llegada del Conte Grande, arribaron a Montevideo cerca de 1.200 personas de la misma procedencia. Esta avalancha inmigratoria, catalogada como «invasión judía» por la prensa antisemita del Uruguay, generó polémicas y obstaculizó la entrada de nuevos inmigrantes.
Estos trescientos pasajeros no tuvieron problemas para quedarse en el Uruguay y el buque volvió a Europa retornando el 25 de febrero de 1939 desde el puerto de Génova con 233 pasajeros, 68 de los cuales tenían problemas de visa, por lo que no fueron admitidos en Montevideo y Buenos Aires. La dramática alternativa era conseguir que algún país sudamericano los aceptara o volver a Alemania.
Esto motivó la movilización de instituciones judías nacionales y extranjeras, que asumieron la defensa de los rechazados ante las autoridades uruguayas.
Finalmente, el gobierno de Chile aceptó recibirlos, zarpando de Montevideo con ese destino el 9 de marzo de 1939.
Hemos reconstruido el episodio del Conte Grande recurriendo a la prensa rioplatense escrita en yídish, así como al testimonio oral de uno de los refugiados, que actualmente vive en Montevideo.
:Testimonios de prensaEl diario montevideano Folksblat, del 15 de enero de 1939,1 publicó un artículo titulado: «Una campaña antisemita de odio contra los inmigrantes judíos».
El mismo dice: «La llegada a Montevideo de trescientos judíos en el buque italiano Conte Grande, camino al Paraguay, desató una verdadera tormenta en la mayor parte de la prensa local, como si se tratara de una invasión judía. En esta campaña participaron diarios que hasta ahora eran amistosos hacia los judíos. Afirma que no podrán entrar al Paraguay, ya que su gobierno anuló las visas otorgadas por sus cónsules en Europa después de noviembre de 1938. No podrán volver a sus países de origen».
Die Idishe Tzeitung de Buenos Aires,2 el 16 de enero de 1939, dedicó al tema un artículo titulado: «Sobre los nuevos inmigrantes judíos llegados al Uruguay». Afirma que: «En Montevideo se realizará hoy una reunión de Gabinete referida a los refugiados judíos que van de Alemania al Paraguay. Este país no los quiere dejar entrar, a pesar de tener visas legales otorgadas por los funcionarios paraguayos en Europa. De acuerdo con las leyes uruguayas, pueden permanecer en el país por treinta días, si tienen visas de tránsito».
Agrega: «El representante del Hicem* afirmó que quinientos refugiados judíos ya están en Montevideo, pero luego ingresaron 115 más con el buque Campana y trescientos con el Conte Grande. Faltan aún llegar otros, pero Paraguay se niega a aceptarlos. Fueron traídos por la compañía de navegación italiana Italmar por su propia cuenta. El Hicem avisó con tiempo a esta compañía sobre las nuevas disposiciones paraguayas, pero Italmar igualmente permitió el viaje y deberá hacerse cargo de dónde dejarlos, ya que a Alemania no pueden volver».
Seguidamente, y dirigiéndose a las autoridades de la época dice: «Desearíamos que el gobierno del Gral. Baldomir se ubique en la horrible situación de estas desgraciadas personas y les permita permanecer en el Uruguay o, a una parte (los que tienen visas paraguayas) se les permita ir al Paraguay. El gobierno uruguayo debería tomar una resolución humanitaria contraria a la inhumana prédica de cierta prensa».
Unzer Fraint de Montevideo, el 17 de enero3 publica un comunicado: «Todos los inmigrantes que recibieron visas hasta el 17 de diciembre de 1938 pueden quedarse en Uruguay. Resolución del Gabinete del día de ayer». Diciendo a continuación: «Ayer de mañana se llevó a cabo la sesión especial del Gabinete para tratar la llegada de cientos de inmigrantes de Alemania y Austria que viajan hacia el Paraguay y que deben pasar por Uruguay. Hasta ahora todo estaba bien, los inmigrantes estaban aquí un cierto tiempo y luego viajaban a Paraguay. Pero la semana pasada, cuando llegaron trescientos refugiados judíos, Paraguay reglamentó la entrada permitiendo sólo cien por mes. Esto desató airadas protestas (en Uruguay) de los antisemitas abiertos y ocultos que a través de sus órganos de prensa organizaron un gran tumulto. Se alarmaron, ya que si el Paraguay no deja entrar a los inmigrantes en tránsito, tendrán que quedarse aquí».
El 17 de enero el Unzer Fraint titula: «El alarmismo xenofóbico no tiene base. Uruguay tiene una población muy pequeña».4 Allí reproduce el comentario de un redactor del matutino El País, donde se rechaza la idea de que Uruguay no necesita nuevos inmigrantes, sino todo lo contrario, ya que está poco poblado.
Testimonios de vida
Uno de los viajeros del Conte Grande, el señor H.P.,5 que vive en Montevideo, proporcionó datos esclarecedores de este episodio.
Perteneció a la resistencia antinazi en Berlín desde 1933 hasta 1938. Al haber sido herido en una pierna en un enfrentamiento con la sa, no pudo hacer «Aliá»** a Eretz Israel.
Por intermedio de una agencia de viajes consiguió una visa definitiva a Paraguay y de tránsito para Uruguay y Bolivia. Además, se le exigió que el pasaje fuera de ida y vuelta. El 24 de diciembre de 1938 cruzó la frontera con Francia a través del Sarre. Estuvo algunos días en París en casa de un amigo y luego, en la ciudad de Cannes, embarcó en el Conte Grande el 30 de diciembre. En total eran trescientos refugiados, fundamentalmente procedentes de Alemania. La primera escala fue Dakar y luego Recife y Río de Janeiro. En esta última ciudad bajaron algunos pasajeros que tenían visas para Brasil.
El buque fue detenido en el antepuerto de Montevideo durante 48 horas, creándose una situación desesperante para los refugiados. Esta demora en desembarcar hizo pensar a los pasajeros que serían devueltos a Europa y, dada la posibilidad de ir a un campo de concentración, algunas familias hablaron de tirarse al mar con sus hijos. Luego de cabildeos con los representantes del «Hicem» en Montevideo y con autoridades judías locales, el gobierno del Uruguay permitió la entrada de los refugiados.
Fue un viernes por la mañana y una alegría inmensa embargó a todos. Las autoridades de Inmigración retiraron los documentos que traían los pasajeros, pero estos igual pudieron circular libremente por la ciudad. Por la noche concurrieron a una sinagoga de habla alemana y durante el servicio religioso, los rezos del Jazan (cantor litúrgico) evocando una situación similar, emocionaron a todos.
El brillante periodista Jacob Botochanski, corresponsal en Montevideo del periódico Di Presse de Buenos Aires, en una serie de artículos sucesivos, relató sus entrevistas con los refugiados del Conte Grande apenas desembarcados en esta capital. Los resumiremos brevemente.
En un artículo del 20 de enero titulado: «Trescientas víctimas de Hitler cuentan»,6 destaca algunos aspectos importantes: «De los trescientos refugiados que llegaron con el Conte Grande, existen dos grupos de personas, aquellos que estuvieron en los campos de concentración y los que no. Sin embargo, aun los que no estuvieron, lucen nerviosos, sobresaltándolos los mínimos ruidos. El trágicamente famoso 10 de noviembre de 1938 (Noche de cristal), en el que el segundo secretario de la embajada alemana en París fue asesinado por E. Grizpan, en los pequeños pueblos se llevaron a todos los judíos a los campos de concentración. En Berlín sólo se llevaron a una parte y los otros se escondieron ya sea con amigos cristianos, en establos, en pozos».
«Los que estuvieron en los campos de concentración se distinguen a una milla de distancia. Cuando se llega ahora a Montevideo, en la calle Maldonado 1130, ubicación del Idische Imigrantz Schutz, o en la calle Soriano 843, ubicación de la sucursal centro del Idische Bank, se encuentran constantemente cientos de refugiados. Se reconocen de inmediato a los que estuvieron en los campos de concentración, no tanto por el pelo corto, sino por su nerviosismo, el miedo que se refleja en sus ojos y en algunos un temblor permanente. Muchos miran furtivamente para todos lados, sobre todo los que estuvieron en los campos de Dachau y Sachsenhausen. Da la impresión de que los órganos de estas personas no creen aún que no se los torturará más.»
El 21 de enero prosiguió el reportaje de Botochanski a uno de los refugiados.7
«En una pequeña lechería, no lejos del puerto, se encuentran los más pobres de los refugiados. Los hombres están sentados alrededor de unas mesas, hablan y miran con miedo a cada nuevo visitante. Las mujeres y los niños están en un patio y tratan de alegrarse por el hecho de estar salvados, pero no lo logran. Hablan en alemán pero se quejan en yídish.»
El 22 de enero, Botochanski entrevistó a un médico psiquiatra, pasajero del Conte Grande: «Toda Alemania es un campo de concentración para los judíos. Todos los judíos están fuera de la ley. Siempre es culpable y nunca tiene razón. Puede ser robado y vejado sin tener a quién recurrir por justicia. [...] Cuando el hitlerismo sea derrotado, habría que considerar a toda Alemania como un hospital. Alemania está enferma, muy enferma...».8
Estos trescientos pasajeros del Conte Grande no tuvieron problemas ante las autoridades inmigratorias uruguayas, incluido el señor H.P., cuyos recuerdos ya reprodujimos.
Sin embargo, en un nuevo viaje, el 25 de febrero de 1939, hubo 68 personas que, habiendo recibido las visas después del 17 de diciembre de 1938, el gobierno uruguayo consideró que estaban en situación ilegal, impidiéndoles la entrada al país.
Con fecha 17 de diciembre de 1938 se decretó que las personas que quisieran ingresar al país debían recibir autorización previa del Ministerio de Relaciones Exteriores, en lugar de la de los cónsules, como se hacía anteriormente.
Esto lo confirma un artículo del 10 de marzo de 1939 del diario Folksblat de Montevideo,9 en el que se dice: «A 25 judíos se les prohibió desembarcar en Montevideo [...] Con el barco Cap. Arcona vinieron ayer a Montevideo 25 judíos cuyos pasaportes fueron visados por el Vicecónsul uruguayo en París, Sr. Garrone, el mismo que dio las visas para los 68 pasajeros judíos del Conte Grande».
Desenlace
Desde el 25 de febrero hasta el 9 de marzo, los 68 refugiados indocumentados del Conte Grande pasaron grandes zozobras, ya que pendía sobre sus cabezas la amenaza de deportación hacia Europa. La misma situación dramática que vivieron los judíos del Saint Louis (o «barco de los malditos») frente a las costas de Cuba, se repitió en el Río de la Plata.
Ante la negativa de las autoridades uruguayas, el Conte Grande intentó desembarcar a los 68 refugiados en Buenos Aires, el 25 de febrero, siendo rechazados.10
En ese momento se intensificaron los esfuerzos del «Hicem», del Banco Israelita de Montevideo, del Comité contra el Antisemitismo, entre otros, lográndose una fórmula salvadora.
El periódico Unzer Fraint de Montevideo, el 2 de marzo11 tituló un artículo de esta manera: «Salvados los 68 inmigrantes del Conte Grande».
«Gracias a la enérgica intervención del Banco Israelita, con la ayuda del Comité contra el Antisemitismo y del Hicem, se detuvo la deportación. Los inmigrantes irán a Chile y el Banco Israelita será la garantía de los inmigrantes ante los órganos de gobierno.»
El diario Folksblat del 3 de marzo12 presenta un comunicado del Comité de Ayuda a los Refugiados: «A raíz de las negociaciones del Hicem de Chile con el Hicem de Uruguay, el gobierno chileno otorgó derecho de asilo a los 68 refugiados del Conte Grande, a los que no se les permitió quedarse en Montevideo».
«Bajo la garantía del gobierno chileno y del Inmigrantn Schutz Farain se les permitirá desembarcar con vigilancia policial y con la promesa de mantenerlos hasta que viajen a Chile. Irán al sur para dedicarse a la agricultura.»
Unzer Fraint del 9 de marzo13 tituló: «Los refugiados del Conte Grande se despiden de la Colectividad Judía de Montevideo».
«Hoy por la noche viajan a Chile los 68 refugiados judíos que la semana pasada se salvaron de ser enviados de regreso a Alemania, gracias a los desvelos del Banco Israelita y la intervención del Hicem.»
De los testimonios recogidos entre los refugiados se destaca una voz anónima que afirma: «Si nos hubieran enviado a Alemania, una parte de los hombres nos hubiéramos arrojado al mar, ya que de ninguna manera pensábamos volver al campo de concentración».
El 11 de marzo14 Unzer Fraint reproduce el testimonio de la señora Gerthurd, única integrante no judía del grupo: «Sus padres son alemanes de Potsdam, pero su esposo es judío. Al principio no quiso hablar, pero luego dijo: La ss y la sa no son el pueblo alemán. He compartido todos los sufrimientos de los refugiados. Agradezco las atenciones recibidas».
Finalmente, es preciso hacer referencia a un profundo artículo publicado por El Diario Israelita de Buenos Aires el viernes 10 de marzo,15 en el que se analizan diversos aspectos sobre las tratativas para salvar a los judíos del Conte Grande.
El fortalecido
odio
de El Diario
«Un par de años atrás, el periódico El Diario era amistoso hacia los judíos. Cuando comenzó el hitlerismo, La Mañana, periódico matutino de la misma empresa, dedicó la mitad de una página a favor de los judíos, con la firma de Pedro Sprimberg.»
«También hace dos años El Diario escribió un artículo titulado: Una campaña absurda e injustificada, contrario a la campaña difamatoria de La tribuna Popular (diario blanco antisemita).»
«Pero las cosas han cambiado y actualmente ambos periódicos (semioficialmente del Partido del Gral. Baldomir), sobrepasan en sus manifestaciones antisemíticas a la Tribuna Popular.»
«Algunos días atrás, El Diario publicó una carta llena de cinismo firmada por Un judío de ley: los uruguayos son jugadores de quiniela, filósofos del fútbol, haraganes. Era evidente que había sido escrita por alguien del propio diario. Al día siguiente, el mismo diario publicó una contestación firmada por un Uruguayo alerta.»
«El periódico La Tribuna Popular escribió entonces un artículo en primera página: Para los judíos todos los uruguayos son atorrantes. Sólo entonces apareció una declaración del Comité Uruguayo contra el Antisemitismo, Racismo y Fascismo, defendiendo a los judíos. Urge que las instituciones judías reaccionen con energía contra el auge del antisemitismo.»
Del Rhin al viejo «Vacaro»
«El miércoles por la noche prosigue el artículo debían embarcarse a la Argentina, para continuar desde allí viaje hacia Chile. Mientras tanto están en el salón del Café Vacaro, que la Idische Bank puso a su disposición durante los días que debían estar en Montevideo. Si bien la prensa antisemita se despachó contra los judíos, la prensa democrática se mostró cálida con los refugiados».
«El diario El Plata protestó por la vigilancia policial a que fueron sometidos. El matutino El País redactó un artículo titulado: La inmigración judía es un problema de humanidad y no de técnica jurídica.»
Al mismo tiempo se dio a conocer una declaración del Idische Bank, publicada en los dos diarios judíos de Montevideo: «1. El cónsul chileno se hace responsable ante las autoridades uruguayas, si el Idische Bank daba una garantía de manutención y otros gastos, hasta que los inmigrantes lleguen a Chile.
2. Los inmigrantes depositaron todo su dinero en el Idische Bank, dándole una autorización escrita para lo necesario a su manutención, transporte, etcétera.
3. El Banco se responsabilizó por la permanencia en sus locales».
La crónica concluye de esta manera: «La noche anterior a la llegada del Conte Grande a Montevideo, regresando de Buenos Aires, el Comité contra el Antisemitismo llamó a una reunión sobre este asunto para ayudar a los refugiados a su llegada. Cuando el buque llegó y se llevaban a cabo tratativas con el cónsul chileno, las autoridades del Comité y del Idische Bank trabajaron todo el día hasta ubicar a los pasajeros en el local del Banco Israelita».
«Los refugiados agradecen al Hicem de Chile, al Inmigrant Schutz Farain de Montevideo, así como a los dirigentes del Idische Bank y del Comité contra el Antisemitismo. Recuperaron la fe perdida días antes.»
A su vez, el Comité contra el Antisemitismo emitía una declaración donde expresaba tres medidas a llevar adelante: sanción a los comerciantes que negocien con artículos alemanes, ayuda a los judíos salvados de Europa y lucha contra la propaganda antisemita.
Como epílogo, es preciso aclarar basándonos en la revisión de los partes consulares, que 66 de los 68 pasajeros rechazados, llegaron a Buenos Aires el 11 de marzo de 1939, a bordo del Ciudad de Montevideo, con autorización para embarcar en el vapor Asturiano con destino a Chile.16
Bibliografía
- Folksblat, Montevideo, 15 de enero de 1939.
- Die Idische Tzeitung (El Diario Israelita), Buenos Aires, 16 de enero de 1939.
- Unzer Fraint, Montevideo, 17 de enero de 1939.
- Ibid.
- Entrevista grabada al señor H.P. (Licenciada Teresa Porzecanski.)
- Botochanski, Jacob, Di Presse, Buenos Aires, 20 de enero de 1939.
- Botochanski, Jacob, Di Presse, Buenos Aires, 21 de enero de 1939.
- Botochanski, Jacob, Di Presse, Buenos Aires, 22 de enero de 1939.
- Folksblat, Montevideo, 10 de marzo de 1939.
- Revisión de los partes consulares, Buenos Aires, 1939.
- Unzer Fraint, Montevideo, 2 de marzo de 1939.
- Folksblat, Montevideo, 3 de marzo de 1939.
- Unzer Fraint, Montevideo, 9 de marzo de 1939.
- Unzer Fraint, Montevideo, 11 de marzo de 1939.
- Die Idische Tzeitung (El Diario Israelita), Buenos Aires, 10 de marzo de 1939.
- Revisión de los partes navales, puerto de Montevideo, enero, febrero y marzo de 1939.