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por Armando Olveira

Dr. Gustavo González Canali, la mano derecha

«El SIDA marca grandes diferencias sociales»

El médico uruguayo Gustavo González Canali es, desde hace un año, director del Centro Integrado de Investigaciones Bioclínicas (ciib), ligado a la Fundación Mundial de Investigación y Prevención del SIDA, con sede en el Hospital Saint Joseph de París. La institución fue fundada por el célebre científico Luc Montagnier. González Canali nació en Salto en 1957 y tras graduarse en la Facultad de Medicina de Montevideo viajó a la capital francesa para realizar un posgrado en Oncología, invitado por el Dr. Tabaré Vázquez.

El científico informó que el costo de la terapia es superior a mil dólares mensuales, por cada paciente: «Es prácticamente inaccesible para los enfermos de países en desarrollo».

El Centro Integrado de Investigaciones Biológicas forma parte de una serie de instituciones creadas en todo el mundo por Montagnier. El primero de su tipo funciona en París y el segundo en Abidjan, Costa de Marfil, África.

Están en curso otros cuatro centros, en Nueva York, Roma, Pretoria (Sudáfrica) y Bangkok (Tailandia). Además, existen tratativas para crear uno en el Cono Sur; recientemente se informó que la plaza fue adjudicada a Buenos Aires.

Acerca de los fondos para financiar esta iniciativa, explicó que «provienen principalmente del sector privado a través de empresas que se asocian para facilitar la tarea a los mecenas de la investigación. En los casos de países satélite hay una coparticipación estatal».

«La red busca un autofinanciamiento de cada centro regional. En función de esa neceSIDAd debemos pensar en una inversión no menor que los tres millones de dólares (cinco sería el ideal) para la instalación de un laboratorio P3 de alta seguridad, que permita trabajar los virus sin riesgos para usuarios, funcionarios o investigadores», afirmó.

González puso énfasis en «la ventaja que permite este tipo de centro. En el mediano plazo el gasto se transforma en rentabilidad al aplicarse directamente a la clínica, al seguimiento de pacientes... en definitiva abarata los costos operativos».

El ciib publicó recientemente un destacado trabajo científico sobre los correceptores del virus, que adelanta el posible desarrollo de vacunas terapéuticas que podrían aplicarse asociadas a los triples y cuádruples planes antivirales.

El trabajo consiste en una estimulación muy particular del sistema inmunitario que permitiría bloquear, en cierta medida, los tratamientos que hoy en día deben ser considerados de por vida.

«Financieramente, es casi imposible soportar la triple terapia contra el SIDA para los países en desarrollo... Es indudablemente cara, no menor que mil dólares por mes, por cada paciente», como se dice antes.

Sostuvo que el denominado Tercer Mundo «es el más amenazado por los peligros del SIDA, en especial las zonas menos favorecidas económicamente, donde el virus se multiplica con mayor rapidez».

Desde su punto de vista, «la enfermedad marca una clara diferencia sociológica y económica, ya que las clases menos informadas son las que sufren más. Se puede decir que África, el sudeste asiático y América Latina son las regiones donde se constata un crecimiento importante del número de infectados; Brasil y Argentina son dos de los casos más difíciles de controlar».

«En otros países de América del Sur aún no se ha aplicado el triple plan por decreto, como en Uruguay. Para el resto de los países del Tercer Mundo, fuera de América, es ilusorio pensar que ofrezcan este plan; no aplican ni siquiera uno o dos productos antivirales. Es un privilegio para el país que haya existido una responsabilidad por parte del Estado de garantizar el tratamiento de los pacientes. De cualquier modo, hay que optimar los recursos para el tratamiento de los que ya están infectados y no es exagerado decir que la prevención en la actualidad es el arma más efectiva», sentenció González.

Informó que Brasil y Estados Unidos son los países occidentales con mayor cantidad de casos de SIDA: «De acuerdo con las últimas cifras, conocidas en Chicago a fines de enero, anualmente en ambas naciones aparecen de 35 mil a 40 mil nuevos infectados, más del doble del promedio mundial (16 mil). San Francisco y Río de Janeiro cargan con el triste título de ser las capitales mundiales del SIDA».n

Quién

Cuando en 1983 el profesor Luc Montagnier logró identificar el virus del SIDA tenía 51 años. Era relativamente poco conocido, aunque en el selecto ámbito académico de su país se lo identificaba como un gran médico de Chabris, localidad ubicada a más de 100 kilómetros de París. Como investigador especializado en oncología estudiaba desde 1972 la relación entre diferentes virosis y el cáncer. Por entonces se desempeñaba como director de la Unidad de Oncología Viral del Departamento de Virología del Instituto Pasteur de París.

Ese 20 de mayo alcanzó la fama. Gloria sólo comparable con el exultante mito del célebre Luis Pasteur.

Desde ese momento soportó seis años de dura polémica ética y científica que culminó con un fallo judicial a su favor. Enfrentaría tenazmente al no menos reconocido científico estadounidense Robert Gallo y superaría fuertes presiones de grandes laboratorios multinacionales que ni soñaban con perder su parte del denominado «negocio del SIDA».

En un raro caso de simultaneidad, ambos habían arribado a la misma conclusión. Pero Montagnier ganó la pulseada y asumió la paternidad científica del descubrimiento más relevante de este fin de siglo. Hoy repite que «el episodio debe ser olvidado y superado».

El año pasado, a los 65 años, fue obligado a finalizar su actividad académica en Francia por haber superado el límite de edad.

Cruzó el Atlántico para encargarse de la dirección del Centro de Biología Molecular y Celular en el Queens College de Nueva York. Nunca disimuló el dolor de aquel cese, pero tampoco acepta el título de exiliado científico. «Jamás voy a abandonar mi compromiso con el Instituto Pasteur ni voy a olvidar mis raíces», reconoció a Noticias.

Montagnier recibió el título de Comendador de la Legión de Honor en 1993; la distinción del Neil Hamilton Farley del Royal College of Phisicians of London en 1995; el Steve Chase Humanitarian en 1995; el Fregené de Roma en 1996 y los premios Cruz Roja en Alemania y Japón el año pasado. Es Doctor Honoris Causa de las univerSIDAdes de Lovaina y Lieja, en Bélgica; Salónica de Grecia; Albert Einstein de Nueva York; UniverSIDAd Americana de París, UniverSIDAd de Bolonia y UniverSIDAd de Buenos Aires.

Qué

El VIH está compuesto por partículas maduras de 100 mm de diámetro con una envoltura externa de la cual emergen proteínas en forma de púas, rematadas por otras redondeadas que se llaman espículas encargadas de unirse a las células que hospedan al virus.

Una vez invadida la unidad huésped, el virus utiliza la maquinaria celular para producir las proteínas necesarias en la replicación. Los inhibidores bloquean este proceso.

Pertenece a la familia de los retrovirus, caracterizada por su material genético arn. La presencia de enzimas que bloquean el Ritonavir convierte al arn viral en adn y luego lo incorpora al ácido desoxirribonucleico del huésped. El VIH infecta células que presentan en su membrana la molécula cd4, principal receptor de la proteína que está en la envoltura del virus, que pertenecen al sistema inmunológico humano y son esenciales para su defensa.

Cuándo

En 1983, Luc Montagnier, en el Instituto Pasteur de París, y Robert Gallo, en el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos, lograron aislar el virus del SIDA. Se reformuló así la definición del síndrome.

Desde entonces, la historia cambió radicalmente. Se superó una etapa de temores, desconocimiento y fracasos iniciada en la década de los ochenta, cuando se insistía con la expansión de una peste rosa con infecciones poco comunes que atacaba a prostitutas, homosexuales jóvenes y drogadictos (adenopatías, sarcoma de Kaposi, tumores en los ganglios).

Estudios posteriores demostraban la existencia de casos aislados a fines de los años cincuenta, reconocidos en Zaire (en aquel momento, Congo). En los años setenta y ochenta se detectó un vertiginoso aumento de la infección en mujeres zaireñas. Hasta el momento no existe una respuesta cabal para la explosión que ha transformado el mal en pandemia.

«Desde el punto de vista histórico, el descubrimiento y tratamiento del SIDA llegaron rápidamente, si se compara este proceso con antiguas epidemias como la tuberculosis o la sífilis... males que necesitaron décadas y hasta siglos de esfuerzo», afirmó el sabio francés.

En 1985 los laboratorios ya habían desarrollado los test para detectarlo y se conocían los primeros medicamentos antivirales.

Cómo

El equipo de Montaigner fue el primero en describir, en 1994, la forma cómo ataca el virus. Este hallazgo dio lugar a la actual triple terapia. Los franceses descubrieron una molécula, llamada cd 26 y reseñaron todo el proceso del ingreso del virus al organismo. A partir de entonces, se trabajó sobre una estrategia de confusión del agente invasor, impidiendo así el proceso de replicación.

La combinación de los inhibidores con el azt y el ddi ha determinado un descenso gradual y sostenido de la carga viral en sangre, en algunos casos hasta 99%.

Lo que no se sabía en ese momento (y aún no se sabe con total certeza) es el efecto que provocan estos medicamentos en el largo plazo, ya que si bien se logra erradicar la carga, el virus sigue latente y puede mutar e infectar nuevamente al organismo. En más de 80% de los tratados, el nuevo tratamiento reduce el VIH en sangre a niveles no detectables.

Otro hito de la investigación tuvo lugar a mediados de 1996, casi paralelamente a la puesta en práctica de los inhibidores de proteasa, al identificarse el virus responsable del sarcoma de Kaposi, uno de los tipos de cáncer más comunes que atacan a los enfermos (cuyos síntomas son la aparición de manchas color rosa en la piel).

En la iii Conferencia sobre Retrovirus y Enfermedades Oportunistas, llevada a cabo el mismo año, se dio cuenta por primera vez de la combinación de medicamentos que podía hacer posible la nueva terapia.

Se logró la inhibición de la enzima del VIH llamada transcriptasa reversa, que cumple funciones básicas para la replicación del virus (copia la información genética en el núcleo de la célula infectada).

De esta forma se crearon nuevas drogas que complementaron al azt y el ddi que atacan la enzima que hace posible que el virus copie su masa hereditaria: Ritonavir, Indonavir, Saquinavir, Nelfinavir y vx487. Estos potentes inhibidores sabotean la posibilidad de que el virus recoja el material necesario para crear uno similar a sí mismo.

Por qué

Para explicar la enorme influencia del factor psicológico en el desarrollo de la enfermedad, se refirió al caso del célebre basquetbolista estadounidense Magic Johnson. «Parece estar convencido de que Dios lo ha curado», recordó. El científico sostiene que «la fe del paciente, sus ganas de vivir y su confianza en el tratamiento son tan decisivas como un adecuado manejo clínico y farmacológico».

Cuánto

(*) Una proyección de la Organización Mundial de la Salud (oms) presentada a fines de los años ochenta, reconocía que en el 2000 habría no menos de 50 millones de infectados en 165 países.

(*) Montagnier, en cambio, anuncia que no serán más de 35 a 40 millones. Sustenta su posición en cambios positivos en las políticas de prevención. No obstante alertó que «todavía no se logra el máximo y falta mucho por hacer en el tema. La gran oscilación de los números está directamente relacionada con la prevención», acotó.

(*) Según datos actuales de la oms, cada día aparecen 16 mil nuevos casos, de los cuales más de 90% son del Tercer Mundo, en especial de África. Sólo 5% de los infectados tiene acceso a tratamientos que permiten enlentecer la reproducción del virus. Se proyecta un mínimo de ocho millones de muertes en el próximo milenio.

(*) En Uruguay, se han registrado 2.487 seropositivos, aunque la cifra proyectada no es inferior a siete mil. Desde 1986 se confirmaron 1.003 casos de SIDA, de los cuales 526 fallecieron.

(*) Sin embargo, hay un enlentecimiento en la expansión del mal. Esto se debe al énfasis mayor que se ha puesto en políticas de información y prevención y a la aplicación de los medicamentos inhibidores de la proteasa complementariamente a la azt, que se realiza desde hace algo más de un año. Su disponibilidad es gratuita a través del Programa Nacional de SIDA del MSP.

Otro

En diciembre del año pasado pasó por Montevideo, el director del Centro de Investigación para el SIDA «Aaron Diamond» de Nueva York, Dr. Martin Markowitz, investigador asociado de la Fundación Rockefeller.

Markowitz, al igual que Montagnier, trasmitió una visión optimista sobre el futuro de la enfermedad al adelantar que en menos de dos años podría probarse la terapia tripartita actual para evitar así la replicación del virus.

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