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por Armando Olveira

SMU presentó libro del Dr. Gustavo Mieres

Un siglo sin cambios

El 19 de setiembre pasado, el Sindicato Médico del Uruguay presentó el libro del salubrista Gustavo Mieres Gómez, El sector salud: 75 años de un mismo diagnóstico, que obtuviera el Premio Dr. Agusto Turenne, edición 1995, en los 75 años de fundación de la entidad.

El acto fue presidido por el presidente del SMU, Dr. Juan Carlos Macedo, a quien acompañaron el administrador general, Dr. Antonio Turnes y el secretario del Consejo Directivo del CASMU, Dr. Jorge Basso.

El Dr. Macedo dijo que «con motivo de tan destacada celebración el Comité Ejecutivo del SMU resolvió que el Premio Turenne fuera convocado cada tres años o con la periodicidad que el máximo cuerpo apruebe oportunamente y adjudicado por Concurso de Llamado a Aspirantes entre socios médicos y aspirantes».

Los temas del concurso estarán siempre vinculados a la situación del sector salud. En su primera edición, se propuso un «Ensayo de interpretación del sector salud en el Uruguay durante el lapso 1920-1995. Perspectiva de futuro».

El tribunal designado por el SMU para tal ocasión estuvo integrado por los doctores Pablo Carlevaro, Roberto Avellanal, Fernando Mañé Garzón, Eduardo Touya y Gloria Ruocco, el profesor José Pedro Barrán y el sociólogo Alfredo Errandonea.

El fallo del tribunal se fundamentó en que el ensayo de Mieres Gómez «cumple con las bases específicas del llamado y las exigencias de la investigación sobre el tema, en el curso de la cual se pone de manifiesto la realización de un esfuerzo serio, laborioso y perspicaz sobre el punto tratado».

Mieres, por su parte, explicó que su trabajo describe «la evolución del sector salud desde 1920 hasta la fecha [1995], con el fin de contribuir a una mejor interpretación de la realidad actual mediante la identificación de elementos críticos comunes a todos esos años».

Su enfoque presenta elementos normativos, características de los prestatarios, condiciones demográficas del usuario, el elemento formador de recursos humanos y los resultados.

«El trabajo se dividió en seis periodos. El primero comprende los años previos a 1920 (hasta la fundación del SMU). El segundo va hasta 1935 (cuando se producen la creación del Ministerio de Salud Pública y el CASMU). El tercero llega hasta 1955 (año en el que de manera arbitraria hacemos confluir el inicio de la crisis del país y el cambio de perfil epidemiológico de la población). El cuarto y quinto se delimitaron por el principio y fin del gobierno de facto. El último corresponde a los años transcurridos desde 1985 hasta el presente».

Mieres subrayó que «el eje principal del trabajo está constituido por el conjunto de normas legales en relación con el sector salud que fueran sancionadas a lo largo de estos 75 años».

El Dr. Mieres Gómez recibió un premio de U$S 5.000, suma aportada por el laboratorio Bayer Uruguay.

«Revisión prolija y sintética»

El Dr. Turnes manifestó que «uno de los aspectos más ricos del libro es la revisión histórica prolija y sintética de los orígenes de las actividades de salud como preocupación del Estado, desde la última parte del siglo pasado... (Comienza) con el proceso de creación del Consejo Nacional de Higiene, iniciado en 1892 y culminado en 1895. Nos muestra una primera preocupación por controlar las enfermedades infectocontagiosas prevalecientes en la época y la consiguiente fundación del Instituto de Higiene Experimental en 1895.

Turnes recordó que «pasarían más de quince años, hasta que el 7 de noviembre de 1910 se sancionara la ley de Asistencia Pública, fruto del Uruguay batllista. Se trata de poner fin, así, a la asistencia basada en la caridad, al menos desde el punto de vista formal... El libro pasa revista a la fuerte influencia que significó la fundación de la Facultad de Medicina, en 1875, y su lucha por superar las barreras impuestas por la Comisión de Caridad... El largo proceso culmina en la década de los treinta con la creación del Consejo Nacional de Salud Pública, que unía Higiene y Asistencia; concepto que sería reforzado en enero de 1934 con la fundación del Ministerio de Salud Pública, en plena dictadura de Terra. Las divisiones de Higiene y Asistencia signaron el desempeño [del msp] con altibajos, hasta la década de los setenta».

«Siguiendo un examen sistemático de las normas legales y reglamentarias que informan la evolución de este siglo en materia de salud, Mieres Gómez nos va llevando en su libro, insensiblemente, y con objetividad, a través de la historia, y de sus principales momentos. La división en periodos permite conceptualizar mejor y apreciar las diferencias marcadas entre cada uno de ellos, los progresos y estancamientos. Nos permite confrontar los datos demográficos con la evolución de las principales causas de muerte de la época, lo que ayuda a valorar la eficacia de acciones».

Turnes subrayó: «Nos conduce con objetividad hacia la identificación de las principales falencias que no sólo tiene el modelo de atención de salud imperante en nuestros días, sino que permite señalar nuestra propia incapacidad como profesión organizada para promover los cambios, y la mayor capacidad de otros actores para oponerse a ellos...».

«Se analizan con rigor los desarrollos y conquistas del periodo, el surgimiento del sector privado, cada vez más fuerte y vigoroso, iniciado en 1853 con el mutualismo, como modelo que se va expandiendo y transformando, sin impedir que aparezcan y prosperen organizaciones netamente comerciales. Y el surgimiento en 1935 del Centro de Asistencia del Sindicato Médico del Uruguay, como una cooperativa de producción sanitaria, no como una cooperativa de consumo sanitario... Año de inflexiones el de 1934, en el que coinciden la creación del Ministerio de Salud Pública y el Servicio de Urgencia del Sindicato Médico, germen del CASMU, que abriría sus puertas el 1º de julio del año siguiente, como una concepción fundamentalmente expuesta y ejecutada por el genio de un joven médico, Carlos María Fosalba...».

El analista sostuvo que «pasarán muchas décadas, de proyectos y discusiones, mientras que la procesión transcurre por otro lado. Diversas crisis sobrevienen, hasta que una nueva dictadura, la militar de 1973, impone nuevos cambios en el sector salud, regulando otra vez al sector mutual como no lo había hecho el Estado desde 1943, con el decreto-ley 10.384 que se reconocería en los años siguientes como Ley del Mutualismo».

«En definitiva, debemos agradecer al Dr. Mie-res Gómez el habernos mostrado esta realidad con tanta fuerza, y a la vez con tanta objetividad, echando mano a los datos de la realidad, con rigor científico y una capacidad de análisis y juicio crítico que lo jerarquizan como uno de los mejores aportes para mostrarnos un rumbo, que tal vez haya quedado tapado por la maleza del progreso manuscrito, como gustaba decir nuestro querido Julio Ripa», concluyó Turnes. n

Dr. Mieres, ¿qué idea destaca de su libro?

Lo básico, lo esencial, es reconocer que en estos 75 años que van de 1920 a la fecha nada ha cambiado. Puede haber distintos nombres, circunstancias y particularidades, pero el diagnóstico se mantiene inamovible. Hace más de cien años que se habla de reformar el sistema de salud, se reconoce la necesidad, pero los cambios no se llevan adelante. El otro aspecto trascendente es que los actores del sistema fueron en todas las épocas más o menos conscientes de las carencias estructurales y funcionales, pese a lo cual jamás hubo algo parecido a una reforma.

¿Quiere decir que no son nuevos los reclamos reformistas?

La intención reformista fue más o menos importante según las etapas consideradas. Obviamente en aquellas en que los aspectos críticos se agudizaron –coincidente con momentos de crisis del país– los planteos se hicieron más intensos. Pero sin duda es a partir de los años sesenta que las propuestas de reforma se intensifican. En términos algo simplificadores, puede decirse que el sistema en estos 75 años ha pasado la mitad o más del tiempo intentando su propia reforma.

«hemos pasado 75 años intentando las reformas»

Dr. Mieres, ¿qué idea destaca de su libro?

Lo básico, lo esencial, es reconocer que en estos 75 años que van de 1920 a la fecha nada ha cambiado. Puede haber distintos nombres, circunstancias y particularidades, pero el diagnóstico se mantiene inamovible. Hace más de cien años que se habla de reformar el sistema de salud, se reconoce la necesidad, pero los cambios no se llevan adelante. El otro aspecto trascendente es que los actores del sistema fueron en todas las épocas más o menos conscientes de las carencias estructurales y funcionales, pese a lo cual jamás hubo algo parecido a una reforma.

¿Quiere decir que no son nuevos los reclamos reformistas?

La intención reformista fue más o menos importante según las etapas consideradas. Obviamente en aquellas en que los aspectos críticos se agudizaron –coincidente con momentos de crisis del país– los planteos se hicieron más intensos. Pero sin duda es a partir de los años sesenta que las propuestas de reforma se intensifican. En términos algo simplificadores, puede decirse que el sistema en estos 75 años ha pasado la mitad o más del tiempo intentando su propia reforma.

¿Cómo caracteriza la situación actual del sistema de salud?

Está claramente dicotomizado. Es evidentemente asistencialista, privilegia la atención en niveles altos de complejidad, pero no pone énfasis en las acciones de promoción y prevención, a las que ha relegado en forma exclusiva a la competencia del Estado. Se fomenta la especialización médica en contradicción con el perfil que la Facultad pretende darle a sus egresados.

El sistema se distingue por su caracterización espontánea, sin planificación alguna, y sujeto a una supervisión débil del Estado, lo que da lugar a superposiciones y falta de coordinación.

En síntesis, diría que el panorama es poco halagüeño, con un sistema que no se adapta a la realidad epidemiológica y demográfica del país... y con agentes que reclaman reformas que bien saben que no se van a concretar.

¿Es tan grande el pesimismo?

Más que pesimismo es realismo. En el corto y hasta diría que en el mediano plazo es muy difícil que se materialice una reforma. Sin embargo, en el largo plazo es posible y eso es lo que nos estimula a los salubristas a enfrentar el desafío.

 

Augusto Turenne, el primer presidente

El Premio Dr. Augusto Turenne recuerda la brillante actividad gremial, profesional y científica del fundador y primer presidente del Sindicato Médico del Uruguay. La distinción fue instituida en 1995 para conmemorar el 75 Aniversario del gremio médico.

La convocatoria permitió rendir homenaje a un gran pionero, hombre de ancestros franceses, que desempeñó un papel decisivo dentro de la medicina, la Universidad y la profesión médica uruguaya en la primera mitad del siglo.

Nacido en 1870, el profesor Turenne se graduó en medicina y ciencias en 1894. Inició su carrera siendo aún estudiante, como comisionado del Servicio de Fotografía y Microbiología de la Facultad de Montevideo.

Realizó su primer viaje a Europa como delegado uruguayo para estudiar la preparación y aplicación del suero antidiftérico del Dr. Roux (que curaba el bacilo de Loeffler) en el Instituto Pasteur de París y el Hospital des Enfants Malades, hasta 1896.

A su regreso, actuó como jefe de trabajos de la Clínica Obstétrica y luego fue designado profesor sustitutivo de la misma en 1898.

En los primeros años del presente siglo, entre 1903 y 1912, se destacó como Profesor Titular de Obstetricia y Ginecología. Fue también miembro del Consejo Nacional de Higiene y, finalmente, encargado de la sección médico-legal del cuerpo.

En 1911 fue designado miembro del Bureau International de L’enfance y delegado ante la Conferencia Sanitaria Internacional (1911-1912).

Entre 1907 y 1909 actuó como presidente de la Sociedad de Medicina (1905-1906) y decano de la Facultad (1907-1909). Su trayectoria universitaria lo destaca como el más joven titular de Medicina, con apenas 37 años en el momento de asumir el cargo.

De 1910 a 1913 trabajó en el Consejo de la Asistencia Pública Nacional, designado para estudiar en Europa temas de protección maternal, obstetricia y ginecología.

En 1912 fue designado titular de la Clínica Obstétrica y en 1915 asumió como jefe del Servicio de Protección a la Infancia.

Desde 1918 participó del proceso fundacional del smu. Fue el primer Presidente de la entidad en 1920 y titular del Consejo Arbitral.

En 1919 fue designado presidente de la Federación Internacional Abolicionista de la Prostitución y miembro del Comité Central de la Liga contra el Cáncer Uterino en el Uruguay.

A principios de la década de los veinte participó en las principales delegaciones de sociedades científicas de su especialidad, en Francia, Bélgica, Argentina, Perú y Brasil.

En 1920 fue electo miembro del Colegio Americano de Cirujanos (eeuu) y en 1921 el gobierno de Francia lo designó oficial de la Legión de Honor.

Turenne fue fundamental para la creación de la revista Archivos Uruguayos de Medicina, Cirugía y Especialidades, una valiosa publicación que reunía materiales de las principales sociedades científicas sobre temas médicos.

Al término de su actividad docente recibiría el título de Profesor Honorario de la Clínica de Obstetricia (1924) y de Profesor Extraordinario (1933).

Publicó dos libros: Obstetricia clínica y social y Realidades médicas sociales sobre el aborto voluntario; además de un ensayo sobre «El contralor de la concepción». Falleció en 1948.

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