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por Armando Olveira

Médicos que hacen prensa (I)
La divulgación de temas de medicina
se mide en millones Este informe se inspira en el resultado sorprendente de una encuesta de la célebre consultora Gallup, conocido recientemente en Estados Unidos: 50% de la población de ese país toma decisiones sobre su salud con base en «Medical Press».

 

Esta verdadera revolución se inició a mediados de la década de los cincuenta en los grandes diarios y revistas estadounidenses. Médicos y profesionales de la salud interesados en la divulgación popular han conformado una comunidad con espacios cada vez más notorios. De esta forma, un ciudadano común recibe masivamente y en cantidades insospechadas buena parte del conocimiento médico que antes estaba restringido a niveles académicos.

Desde consejos del «doctor en casa» hasta sólidos ensayos transformados en notas periodísticas, forman parte de una tarea que según muchos expertos también tiene sus limitaciones éticas y morales. Son aquellos que temen la manipulación de los grandes laboratorios e intereses económicos y comerciales, muchas veces colocados estratégicamente detrás de los más famosos divulgadores.

«La presentación clara, amena y didáctica de temas médicos en los medios masivos de comunicación está vinculada a los cambios de la ciencia y el nuevo papel del profesional en la sociedad», reconoce el conocido divulgador Dr. Rodolfo Tálice.

«Me parece fantástico, por ejemplo, que los médicos retirados puedan compartir sus conocimientos con la gente. Es la mejor forma de democratizar la salud», opina Tálice. No obstante señaló que hay un riesgo: «No está mal que se haga un seguimiento ético de la actividad ante casos posibles de utilización comercial de espacios públicos».

Aunque existen unos pocos ejemplos que datan de la mitad del siglo, el gran auge de los médicos periodistas en Uruguay se inició a mediados de los años ochenta, con la recuperación democrática.

Hasta ese momento el ambiente académico vivía un duro exilio interior, causado por la falta de libertad y el silenciamiento de las ideas. Hoy día, no hay periódico, radio o canal de televisión que no tenga un espacio abierto para la difusión de temas médicos.

La primera parte del informe presenta la reflexión de dos divulgadores: el cardiólogo Ricardo Benedetti (Últimas Noticias); y el psiquiatra y sexólogo Andrés Flores Colombino.

La segunda parte recabará la opinión del pediatra José Portillo (Relaciones), el especialista en políticas de salud, Ezio Francéscoli (El País) y la psiquiatra y antropóloga Yubarandt Bespali, miembro de la Comisión de Bioética del Sindicato Médico del Uruguay.

El Dr. Ricardo Benedetti, cardiólogo, es responsable de la columna de divulgación médica que se publica los viernes en el diario Últimas Noticias, docente en talleres de capacitación para personal del Ministerio de Salud Pública y asesor de la ops sobre tabaquismo. Preside la Comisión AntiTabaco del Uruguay (catu), organismo no gubernamental de médicos y voluntarios no médicos dedicado a difundir soluciones para esta «grave enfermedad social».

Benedetti comenzó su tarea de divulgación en 1989, en el espacio «El médico en casa», del programa que dirigía el abogado Ángel Uhia en cx 16 Radio Carve. «Mi primer acercamiento a los medios fue de media hora semanal, los miércoles de 16 a 16:30, y duró hasta 1992 cuando falleció Uhia», afirmó.

Interesado en continuar con la labor de comunicación, se puso en contacto con Andrés Falca, secretario de redacción del vespertino Últimas Noticias, quien le solicitó notas de prueba sobre temas de salud: «Salieron mal, aunque Falca me alentaba. Pero lo peor fue cuando el exdirector del diario, Julián Safi, me dijo crudamente que eran insuficientes... que si pensaba en publicar debía hacerlas de nuevo».

Benedetti reconoce que sus primeros artículos «se parecían más a un ensayo de Facultad que a un informe periodístico. Por eso debo agradecer a Falca, que se pasó todo un día explicándome cómo se hacía una nota. En ese momento aprendí que debía ser más llano. En agosto de 1992 se publicaba mi primera columna: ‘Una página a su salud’. Desde ese momento no faltó, jamás, primero los sábados y ahora los viernes, con su nueva denominación: ‘Salud para todos’». La columna se organiza en dos núcleos temáticos básicos: actuales (vih, cólera, hantavirus) e intemporales de importancia (osteoporosis, ceguera, cáncer, etcétera).

Benedetti se planteó «compartir los principales temas de prevención de la salud y manejos correctos de las enfermedades más comunes. Me leo y me releo muchas veces antes de presentar un artículo. Tengo la sensación constante de que escribo para colegas. Eso dio lugar a que creara un verdadero proceso de decantación hasta el producto final.[...] Mentiría si dijera que el diario hizo algún tipo de corrección ideológica o de censura. Tengo total libertad de decir y reflexionar, tanto en temas de políticas sanitarias, institucionales, como de las propias enfermedades que se tratan. Sé perfectamente que en otros medios hay cierta limitación».

Sus temas preferidos están vinculados a cardiología preventiva, alimentación, tabaquismo y oncología: «Intento reflexionar sobre una calidad de vida mejor. Los médicos vivimos estresados, perseguidos por problemas reales y agigantados... por eso considero mi columna como un buen ejercicio de salud mental. Me encanta que los colegas me hagan comentarios sobre el trabajo y me resultaría gratificante que les ayudara a sentirse mejor».

Benedetti destacó sus columnas sobre alimentación: «La idea es señalar elementos dañinos que usamos en nuestra dieta y presentar opciones alimentarias que permitan mejorar nuestra calidad de vida». A continuación señaló la «clara vinculación» de este punto con otro que también tiene espacio en sus columnas, marginalidad y enfermedades de la pobreza: «Abordo cuestiones tan elementales como infecciones, diarreas y males respiratorios como la tuberculosis o el asma. Son de gran interés para el lector común».

Más adelante sustentó su opción profesional por la cardiología y su preferencia por el tema: «El corazón es la segunda causa de muerte en los países occidentales. Eso nos obliga a informar mucho y bien sobre el problema».

Por último, definió el vih.sida como «la plaga del siglo xx» aunque admitió que «detrás del drama, la investigación médica se ha beneficiado». «Nunca en la historia de la inmunología se avanzó tanto como en estos 15 años. La divulgación responsable de estos hallazgos es una obligación ética tan importante como el mismo ejercicio profesional», concluyó. n

Tabaquismo

El tabaquismo es un tema recurrente en las columnas de Benedetti, quien afirmó: «Poco a poco se va logrando una concientización sobre
un problema sanitario tan grave, provocado, aceptado y alentado desde las más altas esferas económicas
y políticas. Los antitaba-quistas logramos disminuir el consumo de nicotina y un respeto explícito de los derechos de los no fumadores. Bajó mucho el porcentaje de los hombres fumadores pero, en contraposición, aumentó el vicio entre las mujeres. También nos interesa profundizar sobre el concepto de fumador pasivo y los perjuicios que sufre el no fumador en un ámbito de fumadores».

 

Andrés Flores Colombino (Guambia)

«Divulgar es parte del acto médico»

El Dr. Andrés Flores Colombino es uno de los divulgadores de temas médicos con mayor presencia en la prensa nacional. Su paso por diarios, revistas, radios y televisión lo ha convertido en una de las figuras más conocidas por el público.

¿Se siente el médico uruguayo que más se ha preocupado por la divulgación de temas científicos en la prensa? ¿Se considera un periodista?

No soy uruguayo. Nací en la ciudad paraguaya de Concepción y con 18 años me vine a estudiar medicina. Tanto es así que en octubre me nombran ciudadano ilustre. Esto no quiere decir que no me sienta uruguayo, por el contrario, pero las raíces no las puedo negar.

En cuanto a la divulgación, me gusta mucho la tarea, pero hay figuras muy ilustres, como Tálice, Soriano, Kauffman y todos los colegas que la toman con responsabilidad.

No me considero un periodista. Soy un médico que colabora con los medios por vocación. La mayor parte de las veces ni siquiera cobro.

Pero tiene otras ventajas...

Estar en los medios permite cierta visibilidad profesional, negar eso sería mentirnos, pero uno no lo hace como forma de publicidad indirecta.

Si alguna vez corriera ese riesgo, estén seguros de que me retiraría. Nunca llamé para que me hicieran una entrevista ni permití que mis columnas tuvieran algún tipo de publicidad implícita. Ésa es una falta ética grave.

¿Recuerda sus inicios?

Creo que fueron como los de casi todos los colegas divulgadores, por casualidad. En 1978 trabajaba en Carve un entonces muy joven Jorge Burel, de apenas 19 o 20 años. Colaboraba con un programa que tenía una especie de consultor en sexología, un supuesto psicólogo que después se supo que no era tal. Una de esas mañanas comenzó a decir disparates sobre transexualidad. Llamé indignado a la radio, fue la única vez que lo hice, y no era para salir al aire, pero me permitieron desmentir aquellas barbaridades.

¿Cómo es el trabajo en Guambia?

En Guambia escribo en serio. Somos tres los que escribimos en serio, además están Zelmar Lissardy en política, y Franklin Morales en deporte. Claro que los creativos no pueden con el genio. Siempre me meten chistes en las columnas. Guambia es un medio verdaderamente plural; la lee todo el mundo. Creo que es la experiencia más rica que me ha tocado vivir en estos casi veinte años.

¿Muchas repercusiones?

Tan diversas como increíbles. Parece bastante lógico que sea así, teniendo en cuenta la penetración de Guambia. No obstante, en medios como Sarandí, la televisión, los diarios, o en la 30 cuando era «La Radio» de Germán Araújo, también tuve sensaciones muy profundas.

¿Cuáles son sus temas preferidos?

La tarea de divulgar temas médicos se vincula a cosas cotidianas de la vida: psicología, prevención de la salud, conductas y, fundamentalmente, sexología, gerontología. También me gusta tocar temas filosóficos y de solidaridad social.

¿Se siente satisfecho con sus columnas?

Sin duda, y cada vez tengo más respuesta. Las primeras enfrentaban algunos tabúes que se han ido superando. Hoy, la gente es la que pide temas de sexo y conductas. Pero también cuesta superar los preconceptos del gremio médico y los grupos científicos. Nos llevó muchos años comprender que la divulgación es también una forma de cumplir con lo más sagrado que tiene la profesión: el acto médico. n

Casi veinte años

El Dr. Flores Colombino comenzó su actividad como divulgador en 1978, en el suplemento dominical de La Mañana y El Diario, dirigido por la periodista María Rosa Atella.

En ese momento ingresó a Radio Carve, donde permaneció tres años. En 1979 se vinculó a la revista Noticias y a cx-30, hasta 1983. En 1982 estuvo en el semanario Aquí y en Canal 4, y entre 1985 y 1986 fue integrante del equipo de «Tribuna de la salud», que dirigía Sergio Papa Blanco en cx-36.

Alcanzó su mayor notoriedad con el ingreso a «En vivo y en directo» de Radio Sarandí, en 1986, con Sonia Breccia y Néber Araújo.

Estuvo en fm Alfa, con Ignacio Suárez, entre 1986 y 1987, para retornar a Sarandí en 1988. A la vez, escribía en la página científica de El Día, en su columna «Mirando vivir» y era invitado mensual de Julia Moller (Canal 4) y Raquel Daruech (Canal 5).

En 1990 colaboró con el semanario Brecha y el diario El País («La columna de Flores Colombino»), y entre 1991 y 1992 con La República en la sección «Los observadores». Su actividad radial se completó en Universal y Panamericana.

En la actualidad, tiene una columna en la revista Guambia: «Sexología para profanos».

Escribió 876 artículos en casi veinte años de trabajo, publicó 18 libros, nueve catálogos de sexología y gerontología, en un total de 54 ediciones. Es miembro del Consejo Editorial de diversas revistas.

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