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por Ana Marta Martínez
El Dr. Valentín Cuesta al Directorio de la Caja
«El ingreso a una afap debe ser optativo»
Ante los intentos del gobierno de incorporar las cajas paraestatales a la reforma de la Seguridad Social, las nuevas autoridades de la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Profesionales Universitarios reclaman el derecho de optar.
Para enfrentar este proyecto de adecuación a la nueva estructura de la Seguridad Social es impostergable una acción común y sin fisuras con las demás cajas paraestatales
En las elecciones pasadas de la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Profesionales Universitarios los médicos se ubicaron en los primeros lugares de las dos listas que se presentaron. Noticias dialogó con el Dr. Valentín Cuesta, titular de la lista número dos, propuesto por el Sindicato Médico y ratificado por el conjunto de profesionales de la Agrupación Universitaria.
Opción, no obligación
En primer término, Cuesta se refirió a la ley de adecuación 16.713: «Tanto el Directorio saliente como nuestra lista coincidimos en que es imprescindible mantener las diez categorías de fictos para que aporten los profesionales. Esto nos permite lograr el cúmulo financiero para pagar a los pasivos mediante el principio de solidaridad intergeneracional que para nosotros está plenamente vigente. El Estado quiere que por encima de la cuarta o quinta categorías se pase obligatoriamente a integrar una afap; nosotros deseamos que el ingreso a una afap sea optativo y no una obligación».
Por otra parte, subrayó que para enfrentar este proyecto de adecuación a la nueva estructura de la Seguridad Social es impostergable una acción común y sin fisuras con las demás cajas paraestatales. «Todas están sometidas a
un cambio en apariencia obligatorio, perjudicial e innecesario, regido por la filosofía de que la Seguridad Social planificada por los gobiernos para el país ha sido o será inviable, y por ende no puede haber organismos donde la buena administración desmienta esta idea. ¿Qué sentido tiene reestructurar lo que funciona satisfactoriamente?», se preguntó.
Además del principio de solidaridad intergeneracional, Cuesta también reivindicó la gestión y administración social de la Caja y la dirección de los organismos con la presencia directa de los interesados.
Nuevas profesiones y más beneficios
En segundo término, Cuesta adelantó dos hechos que serán fundamentales en la futura gestión: «Por un lado, la posibilidad de ingreso de nuevas profesiones tratando de eliminar obstáculos y, por otro, ampliar los seguros complementarios». Sobre el primer punto, afirmó que cada profesión que pretenda ingresar deberá tener
una autocotización y una estimación de la masa social: «Deberá decir: nosotros somos tantos, queremos entrar pagando tanto y hasta dentro de diez años no nos vamos a jubilar. De esta manera se obtendrá la flexibilidad necesaria para que otros grupos tengan acceso a las coberturas sociales».
Respecto de nuevas prestaciones, Cuesta explicó que hay una serie de seguros complementarios y otros que se pueden agregar: «Actualmente hay una Caja de Auxilio Médico que perfectamente podría ser administrada por la Caja. Al administrarla sería más grande la torta por repartir. De hecho la Caja es hoy el organismo recaudador del impuesto al Fondo de Solidaridad Social. Conforme hacemos eso podríamos hacer otras cosas, es más, de esta manera se abarataría la administración». Cuesta sostuvo que, además de las nuevas líneas, se continuaría con la política de financiamiento: «En este momento la Caja hace préstamos en dólares a los profesionales y éstos los devuelven en plazos cómodos a un interés mucho más bajo que el bancario. Esto conviene al profesional que lo solicita y también a la Caja porque invierte, no para ganar como un banco, pero gana». Según Cuesta la Caja en los últimos cuatro años ha obtenido resultados favorables con un promedio actual de utilidades del orden de 20 millones de dólares. «La Caja tiene un plantel de funcionarios técnicos que ha hecho que esto funcione bien y por consiguiente otra propuesta que hay que estudiar es la incorporación de los funcionarios mediante un plan a la Caja», afirmó.
Los médicos y la Caja
En otro orden de cosas, manifestó su preocupación por el ausentismo de los médicos en las elecciones. Un médico mejoraba la posibilidad de votos, ya que del padrón de habilitados para votar éstos eran 40%. «Luego de transcurridas las elecciones, si bien en números absolutos fue la profesión que más votos emitió, en porcentaje votaron mejor los abogados, contadores y arquitectos. Cómo lograr que la gente se interese por el desempeño institucional es todo un desafío. Tenemos la sensación de que la no participación cuestiona el sistema», reflexionó Cuesta. Por otra parte, afirmó que en el momento de aportar, los médicos preguntan, se quejan de los aportes, pero cuando tienen la posibilidad de expresarse no lo hacen. «Entre los médicos es muy corriente escuchar que son los únicos que pagan. Pero esto no es así, los médicos pagan por receta, pero los abogados pagan por trámite, y así los otros profesionales, no son sólo los aportes profesionales sino los que se llaman del artículo 23», dijo. Para todas estas inquietudes, la respuesta de Cuesta fue simple: participación.
La Caja en cifras
La Caja tiene un patrimonio neto de 60 millones de dólares, que ha sido invertido en colocaciones en el corto plazo, como son las inversiones financieras (34 millones de dólares); en el mediano plazo, como los préstamos a afiliados activos y pasivos (13 millones de dólares); y en el largo plazo, como la adquisición de un campo en el departamento de Florida para forestación (4,1 millones de dólares) y la iniciación de la construcción de un complejo habitacional en Colonia y Yaguarón (4 millones de dólares hasta la fecha).
Este patrimonio, en su parte de más libre disposición (descontando inversiones fijas),
permite atender 8,5 veces el costo mensual de pasividades y el presupuesto mensual del Instituto. La fuente de recursos son los aportes de sus 33 mil afiliados activos (15 mil no lo hacen por declaración jurada de no ejercicio profesional), que contribuyen con 50 millones de dólares anuales en un total de recursos del orden de 94 millones de dólares anuales.
Con los mismos se atienden las 8.500 pasividades (4.500 jubilados y cuatro mil pensionistas), así como otros beneficios como los seguros de salud y subsidios por incapacidad. Las pasividades mensuales promedio son de 9.243 pesos (jubilaciones) y 6.101 pesos (pensiones).
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