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Respuesta

Agrupación Movimiento de
Recuperación Sindical

Montevideo, 23 de abril de 1997

Carta de la agrupación Movimiento de Recuperación Sindical ejerciendo el merecido derecho de respuesta a la publicada por el Dr. Ruben Moreira en la página 15 del Nº 85 de la revista Noticias, bajo el título de «Cuando Fosalba fue mayoría». Ese artículo nos alude y ofende a todos los integrantes del MRS.

Sólo la delirante imaginación del autor nos puede ubicar en alianzas con grupos de derecha. En primer lugar –y por definición desde nuestro origen– nos oponemos a divisiones político-partidarias en el trabajo gremial, que poco y mal favor le hacen al SMU; en segundo lugar, los trabajos conjuntos o coincidencias probables en consideraciones y votaciones en el seno de los organismos de dirección y comisiones del gremio, los entendemos como sanos mecanismos del trabajo gremial y no como alianzas –si es a eso que se refiere el dolido y reclamante autor–. El debe tener claro que nuestra única y terca alianza es con los viejos principios éticos del trabajo sindical, que aún creemos válidos y que, el Doctor de la carta de referencia, parece desconocer –quizá porque su relativa juventud le impidió aprenderlos en las aulas de la Universidad y de la Asociación de los Estudiantes de Medicina, como lo hicimos otros–.

Estos principios nos dicen –entre otras cosas– que a los proyectos sindicales –o a aquellos compañeros que solicitan respaldo del gremio– no se les debe endilgar tendencias político-partidarias, sino que deben ser considerados, independientemente de convicciones ideológicas y/o filosóficas, por todo el gremio, en discusión franca y fraterna.

El Dr. Moreira olvidó el dicho aquél de que «la gallina que cacarea es la que puso el huevo» y sale a proclamar su desvinculación del asunto compra de terreno en Solymar, hecho investigado por una Comisión Ad-Hoc, teóricamente integrada por todas las agrupaciones. Decimos teóricamente porque, en la práctica, Siglo XXI no se integró a ninguna sesión.

La virtud se ejerce, no se proclama.

Veamos: la compra fue un negocio aconsejado a una Asamblea Extraordinaria del gremio, por la Junta Directiva que él presidía y por el cual un terreno avaluado a lo sumo en U$S 200.000 se pagó en U$S 400.000. Sí, leyeron bien: la Junta Directiva presidida por el Dr. Moreira, aconsejó la compra de un galpón rodeado de 1400 m de terreno a 24 km de Montevideo, a precio de palacete de Carrasco y con un aparente sobreprecio de U$S 200.000 (como mínimo, ya que tasaciones posteriores, efectuadas por la misma Comisión, establecieron el valor del terreno en menor cantidad).

Cuando el Dr. Moreira aconsejaba este negocio, ¿tuvo en cuenta el interés del gremio o de los abonados, como debió ser? ¿pensaba en alianzas con derechas o izquierdas, que aparentan ser sus preocupaciones mayores? ¿o quizá pensaba en algún otro tipo de alianza que no las da a conocer por ser menos confesables?

Pero la Comisión investigó otro hecho que nuestra agrupación considera gravísimo y que compete directamente al Dr. Moreira: autorizó per se, un crédito de U$S 50.000 del CASMU a la MIDU para que ésta pudiera pagar sueldos a funcionarios. Hizo uso de una prerrogativa inserta en las actuales Bases Fundamentales del CASMU, según la cual puede tomar este tipo de medidas siempre y cuando la Institución esté en riesgo. Pero ese riesgo debería ser de la Institución CASMU, no de la Institución MIDU, como parece que entendió el susodicho. Al poco tiempo de esta acción, la siguiente Junta Directiva nos pidió un crédito laboral a todos aquellos que trabajamos en la Institución CASMU (aunque no a los de la Institución MIDU, pues aquí sí estaba claro que se trataba de otra Institución y de que no habría solidaridad).

¿Por qué siendo tan graves ambos hechos, no fueron elevados al Consejo Arbitral conjuntamente con todos sus actores?

Esta aparente omisión, se explica teniendo en cuenta esa visión político-partidaria del gremio que rechazamos. Los correligionarios del exPresidente del CASMU tienen los resortes del poder y los jugaron a su favor. Nosotros no participamos de estos errores u omisiones del Comité Ejecutivo. Por el contrario, en el seno del Comité Ejecutivo del SMU, nuestros delegados hicieron todo lo que entendieron pertinente para que aquellos implicados en este asunto pasaran al Consejo Arbitral y fueron hasta destratados de palabra por los representantes de Fosalba, quienes aplicaron toda su dialéctica para explicar lo inexplicable de estas situaciones y toda su cintura para conseguir votos salvavidas.

Nuestra agrupación entendió que no debía denunciar esta situación –pues hubiera sido hacerla pública creando conmoción– y ha pasado todo este tiempo silenciosa, pero la misiva del consocio nos habilita a hacer esta incompleta –aunque imprescindible– aclaración de hechos.

Parafraseando al Dr. Moreira: «Es hora de devolver al SMU y sus organismos el sitial que tuvieron...

Tú decides compañero».

Por la Agrupación Movimiento de Recuperación Sindical:

Dr. José Artigas
Secretario General

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Plataforma

MRS: Nuestro mensaje

Estimado compañero: Decíamos antes de la pasada elección: «Algunos socios del Sindicato Médico del Uruguay nos hemos abocado a la tarea de formar un movimiento exclusivamente gremial, sin tutela ni intervención político- partidarias, para que el SMU y el CASMU, recuperen su trayectoria autónoma y apegada a valores y principios, volviendo a cumplir los fines específicos que establecen sus Estatutos y Bases Fundamentales».

En consecuencia, hace algo más de dos años nació el Movimiento de Recuperación Sindical como la cristalización de una necesidad sentida por un grupo de viejos gremialistas –de larga data y reconocida trayectoria principista– y un grupo de jóvenes colegas descreídos de la conducción gremial que por entonces se padecía.

Ambos componentes dieron el impulso, la confianza y el entusiasmo necesarios para concretar –aún con escaso tiempo y menos recursos– la presentación de listas a las pasadas elecciones.

El resultado de la elección pasada fundamentó la esperanza en el inicio de un camino de recuperación sindical para retomar el sitial de prestigio, honor y respeto que supo granjearse el SMU en la sociedad uruguaya.

Esto implica una importante responsabilidad. Somos conscientes, como integrantes del MRS, de las enormes dificultades que supone el gobierno del gremio en las actuales circunstancias, donde abundan las confrontaciones de grupos proclives a la imposición de presiones corporativas, para la adopción de medidas que muchas veces ocasionan más perjuicios que beneficios. Existen en todos los órdenes situaciones de desigualdad e injusticia que nos afectan a todos, así como situaciones de indefinición o prescindencia gubernamental respecto a temas vinculados a las políticas de salud. Sobre todas estas cosas es menester pronunciarse claramente.

Los integrantes del MRS que supieron de esa responsabilidad al asumir cargos en los distintos organismos en que fueron electos, dieron satisfacción a nuestras expectativas y en todos los casos se desempeñaron consecuentes con los postulados expuestos en nuestro programa, actuando siempre sujetos a una conducta gremial transparente, en defensa de los auténticos intereses del gremio médico. En tal sentido y consecuentes con lo enunciado, nuestros representantes en el Comité Ejecutivo rechazaron el pago resuelto por el cuerpo, en interpretación de la resolución de la Asamblea Extraordinaria citada al efecto.

MRS y CASMU

Decíamos, que concebíamos al CASMU como una «institución de bien común con perspectiva netamente social y gremial», con vinculación y dependencia jurídica del SMU en función de tutela, vigilancia y garantía ética. Siendo consecuentes con esto, nos opusimos firmemente al intento de Fundación CASMU.

Seguimos pensando al Centro de Asistencia como una Institución sin fines de lucro, y la seguimos queriendo como la institución de mejor nivel de calidad asistencial en nuestro medio.

La captación de afiliados requiere, sobre todo en las circunstancias actuales, una política de promoción inteligente, pero basada, ante todo, en la recuperación de la imagen del CASMU.

Esta recuperación no pasa por ventas de servicios secundarios e innecesarios, como puede ser considerado el llamado CASMU-PLUS.

La Institución deberá encarar también el fenómeno de envejecimiento de su cuerpo técnico que, aún siendo de excelente nivel, requiere una saludable renovación con base en el ingreso de nuevas generaciones a las cuales hay que abrirles el paso.

Consideramos del mayor interés la organización de la medicina descentralizada. Se priorizará la asistencia del Primer Nivel optimizando los resultados de la prestación de los servicios al usuario en la zona, con satisfacción inmediata de la demanda y apuntando a programas de prevención primaria para, de esa manera, evitar o disminuir el número de pacientes tributarios de los niveles de atención secundaria y terciaria, de mucho mayor costo y complejidad. Además, esto significa jerarquizar y revalorizar al Médico de Zona, dando un paso efectivo en el sentido de la atención primaria de la salud.

Un aspecto congruente con nuestro programa, es la posición que propone el MRS en el Proyecto de nuevas Bases Fundamentales del CASMU en cuanto refiere a la participación de representantes de los funcionarios y de los abonados en la Junta Directiva.

Situación laboral

El sistema de las IAMC, aunque heterogéneo, presenta un denominador común: el desfinanciamiento. En este marco peligra: la estabilidad laboral de los médicos, la justa retribución por sus tareas y el número de puestos de trabajo. Creemos que el Estado no debe ser prescindente respecto de la supervivencia de estas instituciones que brindan asistencia sanitaria a gran parte de la población. Por nuestra parte, no debemos admitir que el salario médico se constituya en la variable de ajuste que permita la viabilidad del sistema y lucharemos en contra de cualquier intento en este sentido.

En los últimos años hemos asistido a un cambio en el tipo de relacionamiento laboral. Se pretende transformar a los médicos en empresas unipersonales que venden servicios con la consiguientes pérdida de sus derechos de seguridad social (licencias reglamentarias, por enfermedad, maternidad, indemnización por despido, etc.). El SMU debe enfrentar con la máxima firmeza esta realidad.

El multiempleo y el desempleo son los extremos de nuestra realidad laboral. El primero contribuye al segundo, además de constituir –para quien lo practica– una forma antifisiológica y a veces inhumana de ejercicio de la profesión. Impulsaremos entonces el proyecto de Estatuto del Trabajador de la Salud (elaborado y aprobado por nuestro Sindicato), que prevé la racionalización del trabajo médico con una remuneración digna. Desde nuestro Centro de Asistencia, debemos dar ejemplo de lucha contra esta realidad, instrumentando medidas concretas que aseguren la radicación del médico, estimulando la exclusividad y cumpliendo estrictamente con el Reglamento de Incompatibilidades existente.

Algunas Sociedades Científicas han logrado para su especialidad sustanciales avances salariales. De hecho se están generando en nuestro seno dos categorías de médicos, en cuanto a la remuneración. Afirmamos que esta situación se debe a que el SMU ha estado omiso durante demasiado tiempo en su irrenunciable papel de defensor del salario médico. Nos proponemos recuperar ese papel, haciendo hincapié en una realidad injustamente discriminatoria para quienes ejercen la Medicina General, la Pediatría, la Medicina Interna y demás especialidades médicas.

Lo podremos lograr con un único gremio, dirigido por autoridades creíbles y recuperando la insustituible participación de los colegas.

Subsector Público

La salud pública vive una de las mayores crisis de su historia.

El MSP –espurio desde su origen– no cumple con sus cometidos.

Sus titulares han actuado como cómplices silentes si no gestores de que se destine cada vez menos dinero al presupuesto del Ministerio, que cuenta con servicios en deterioro constante y falta de recursos humanos. Se practica una negativa constante a la nominación de personal; ha involucionado ignominiosamente la institución del concurso y se retribuye con sueldos insuficientes, que contribuyen al multiempleo con una práctica –muchas veces– irresponsable con el consecuente deterioro de la asistencia.

Basta ejemplificar con la relación entre el trabajo y el salario de los «residentes» –médicos graduados luego de una larga y exigente carrera, la inmensa mayoría perteneciente a la franja etaria de la tercera década, con responsabilidades de hogar formado, arribados al cargo luego de un concurso en el que se tarda un año en prepararlo y rendirlo– quienes por 48 horas semanales de trabajo perciben ¡11 pesos la hora = 1 dólar con 25 centavos, o sea, 2.112 pesos mensuales, que equivalen a U$S 230!

Todo ello se ha gestado violando flagrante-mente el criterio retributivo sustentado por los gestores del programa de residencias médicas hospitalarias que establecía una retribución salarial en el orden (modesto) de lo que gana un full time de la Universidad de grado 2. Si así se hubiera procedido, el salario actual del residente sería de $9334 equivalentes a más de 1000 dólares lo cual hubiera contribuido a prevenir una forma desnaturalizada de ejercer el cargo. En efecto, se ven obligados a obtener otro empleo para poder sobrevivir. Resultado: practican piruetas para poder subsistir gracias al multiempleo, distrayendo tiempo, precioso y único para su formación profesional. Este tiempo, considerado imprescindible para aprovechar plenamente su formación de especialistas, fue lo que llevó, a quienes legislaron sobre el Residentado, a exigir esas ideales ocho horas diarias de tareas, en un régimen similar a la dedicación total.

Seguiremos luchando por el respeto de los horarios estipulados, pero con remuneraciones acordes a su categoría de profesionales calificados auténticamente por concurso, que merecen los compañeros residentes.

Todos los integrantes del «equipo de salud», cobran un salario casi similar (alrededor de $2000) a pesar de asumir responsabilidades diferentes. Creemos que se debe atender la función del médico como prioritaria y reflejarlo en el salario, respetando la adjudicación de un salario igualmente digno a los demás profesionales de la salud.

Para confirmar fehacientemente lo escrito: la Oficina de Concursos del MSP está trabajando solamente para el internado y la residencia. El último concurso de oposición para ingreso de médicos se efectuó en 1975 (hace 21 años) y no se han realizado concursos llamados para ascenso y jerarquización del escalafón necesario del Ministerio. Al finalizar el siglo –a vista y paciencia cómplice de todos– siguen apuntando con el dedo para realizar designaciones, violando expectativas legítimas y derechos personales adquiridos. ¿Por qué el gremio ha sido inerte ante este retroceso? Debemos reflexionar autocríticamente. Al retraso salarial con respecto a otros sectores de la Salud –públicos o privados– se suma ahora una discriminación más perversa, dado que se establecen procedimientos que generan diferencias entre el mismo cuerpo médico de un servicio, de un hospital y del propio Ministro. Se hace a través de incentivos económicos ilegales, no integrados al salario, que condicionan –de hecho– al compañero médico funcionario del MSP, con respecto al jerarca de turno. Es una discriminación salarial interna, porque dentro del mismo servicio y cumpliendo igual función se perciben remuneraciones diferentes, pero también es externa, porque estos salarios del MSP son más bajos que los de otros servicios asistenciales que brindan el Estado y las instituciones privadas.

Nuestras propuestas de trabajo las enumeramos como sigue:

  1. Ingreso por concurso. En primer lugar, por llamado interno institucional. De no cubrirse los cupos, llamado abierto con bases claras e integración de los Tribunales con delegados del gremio y de los concursantes.
  2. Salario médico único nacional, con reforzamiento financiero de las partidas presupuestales correspondientes a Salud Pública, de manera que los trabajadores de la salud puedan ser equiparados a los mejores de la actividad pública o privada. Se cumplirá con el principio de: a igual función, igual remuneración. En el caso concreto de los colegas que ya fueron incentivados, aspiramos a que esos incentivos sean integrados al salario con todos los derechos inherentes.
  3. Vigencia y respeto por la carrera funcional en el marco del Estatuto de los Trabajadores de la Salud.
  4. Negativa al cierre improvisado, a tambor batiente, de los hospitales u otros servicios del MSP si no se prevé una solución alternativa adecuada que lo sustituya.
  5. Recuperación de los hospitales públicos, de acuerdo con la práctica de una asistencia más humanizada, con los mejores adelantos técnicos y con respeto integral por el paciente asistido.
  6. Cobertura inmediata para los cientos de miles de uruguayos que carecen de ella, previniendo que el otorgamiento de derechos asistenciales (adjudicación de carné) sea hecho como favor político (práctica tradicional, inveterada e inmoral)
  7. Seguir luchando, con energía y esperanza renovada, para que se constituya un Sistema Unico Nacional de Salud, con base en una atención a la salud igualitaria, integral, continua, de calidad adecuada, accesible a todos los habitantes de la República, sin distingo de nivel socioeconómico ni de ninguna otra especie, sin exclusiones ni superposiciones, con incorporación y jerarquización de los principios de la atención primaria (APS) y por lo tanto, con énfasis en la educación, la promoción y la preservación y el cuidado de la salud. Orientación preventiva, procurando el protagonismo del individuo y su entorno humano.

Sistema nacional de contenido profundamente humanista y solidario, que esté sustentado –entre otros componentes de la financiación– con aportes de la población en forma proporcional a su ingresos.


A manera de resumen

Nos reiteramos en que: Estas consideraciones tienen mucho más de exteriorización de una cierta sensibilidad gremial y de una aspiración a retomar –con el ajuste a la época– la continuidad de una trayectoria gremial que estuvo siempre basada, precisamente, en aquella sensibilidad.

Sensibilidad que compartieron múltiples generaciones, que van desde los fundadores de 1920, los gestores del CASMU en la década del ‘30 hasta quienes, más recientemente, orientaron el gremio en el entorno de la dictadura.

Fue propia de hombres de variado pensamiento filosófico, diversas opiniones políticas e, inclusive, militancia gremial en agrupaciones diferentes.

Seguramente gremialistas de distintas épocas como José Alberto Praderi, Carlos María Fosalba y Constancio Castells actuaron siempre animados de este espíritu gremial.

Es difícil aceptar que sus nombres, que son patrimonio de toda la Institución, al igual que el de otros ilustres que contribuyeron a la cimentación, no sólo gremial sino moral, del Sindicato sean usados sin caer en el abuso y la ilegitimidad.

Por eso preferimos no identificarnos recurriendo al crédito de valor que da el nombre de una figura histórica del gremio, sino que aspiramos, simplemente, a bregar por la recuperación de una institución gremial cuya singular trayectoria entre las agrupaciones médicas del continente y del mundo apuntó antes que a cualquier otra cosa a la dignidad del médico, al cumplimiento de su función de servicio social y a la búsqueda anhelante del bien común. Rechazando la empresa, el lucro, la intromisión de los partidos políticos y enfrentando –con cabal percepción de su gravedad– toda esta neosensibi-lidad moral y ética infiltrativa, corrosiva y corruptiva, que es producto de valores vigentes en el tiempo –que ya se ve felizmente breve– de auge y deificación fundamentalista de los valores del mercado.

 

«Este manifiesto jerarquiza el concepto de sindicato en tanto organización de sus trabajadores para luchar por la dignificación de sus tareas, abandonando los agrupa-mientos político-partidarios, impulsando la participación masiva de sus afiliados y rescatando prácticas gremiales que hacen a la ética de la dirección del gremio.»

En época de dura crisis financiera en todo el campo de la salud, donde predominan y cada vez más, los grupos de intereses de empresas con fines meramente comerciales, movidos por intereses lucrativos y regidos por las leyes de mercado, seguimos apostando a la calidad CASMU de los servicios con base en la recuperación de la imagen institucional, no sólo por la excelencia técnica de sus servicios, sino por la calidad de asistencia personalizada y humanizada en todos los niveles, en todos los planos de la relación: usuario-Institución, funcionario-abonado y obviamente médico-paciente.

Proponemos la defensa de la Caja de Jubilaciones de Profesionales Universitarios, manteniendo el caro principio de Solidaridad Intergeneracional de la seguridad social, coordinando con los otros gremios afectados la forma de enfrentar el proyecto de reforma de las Cajas Paraestatales.

El médico y los demás integrantes del equipo de salud, perciben, por una de las tareas socialmente más delicadas, salarios que constituyen una falta de respeto a ellos y a los pacientes.

El gasto que el sector público efectúa –por año y por beneficiario– es promedialmente de U$S 284, mientras que el privado gasta más de U$S 500. Queda claro que el deterioro del nivel asistencial de la población más carenciada que es la que se asiste en Salud Pública, es continuo y constante. Las políticas neoliberales para la salud socavan las bases de los principios solidarios del sistema sustituyéndolos por concepciones inspiradas en las reglas supremas del mercado, poniendo la salud en condición de mercancía al alcance sólo de quien pueda pagarla y afrentando a la sociedad toda al negarle a los desamparados la atención que merecen.

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Nómina de adherentes al
MOVIMIENTO DE RECUPERACION SINDICAL

Acosta, Lucas
Acuña, Oscar
Arduz, Mauricio
Arias, José
Arruabarrena, Atilio
Artigas, José
Baloriz, Susana
Banina, Daniel
Batthyany, Edmundo
Bejerez, Martha
Benedetti, Mario
Bertoglio, Carlos
Bielli, Hugo
Bosano, Jorge
Cardozo Gini, Lil
Carlevaro, Emilia
Carlevaro, Pablo
Casciani, Marcelo
Cirisola, Miriam
Clavijo, Graciela
Colet, Andrés
Colistro, Carlos
Colo, Jorge
Costas, Juan
Cougett, Noé
Chiara, Gustavo
Dapueto, Loreley
De Pena, Prudencio
Delfino, Aquiles
Dibarboure, Const.
Dibarboure, Myriam
Do Carmo, Isidoro
Dogliani, Eduardo
Doño, Leonardo
Elena, Ricardo
Etcheverrigaray, D.
Fernández G., Miguel
Fitterman, Klaus
Gabus, Raúl
Galcerano, Julia
García de Barros, C.
García M., Azarela
García U., Alberto
García U., Cristina
García, Fernando
Gardiol, Natacha
Gentilini, Alberto
German, Rosario
Gómez, Leonel
Gonçalvez, Aída
González, Celia
Gorin, Manuel
Grecco, Susana
Grieco, Luis R.
Hermida, Carlos
Hermida, Marcelo
Jauregui, Ma. del Luján
Labella, Mónica
Larre Borges, Alba
Larre Borges, Patricia
Larre Borges, Uruguay
Laserra, José
López Nogués, Ana
López, Patricia
Machin, Miguel
Martínez, Solange
Matteo, Norma
Mauro, Carlos
Mauro, Marta
Mazza, Aldo
Menéndez, Manuel
Minassian, Pedro
Monfort, Mónica
Montejo, Carlos
Moraña, Eliana
Moreno, Ana María
Muñóz, Ma. Julia
Navarrete, Eduardo
Nieves, Néstor
Nilson, Helga
Parada, Daniel
Penedo, Erwin
Pereira, Alicia
Pereira, Berta
Pérez, Bernardo
Pérez, Sandra
Petrides, Giselle
Platero, Raúl
Pomerenck, Carlos
Pouy, Artigas
Quesada, Washington
Quijano, Magdalena
Ressia, David
Ríos, Pablo
Rodríguez de Vecci, V.
Rodríguez, Heber
Roston, Ramón
Ruggiero, Carlos
San Julián, Ernesto
Sandar, Teresa
Sanguinetti, Julio
Scavone, Cristina
Sempol, David
Serantes, Gustavo
Sevegnini, Ana
Silva, Roberto
Soto, Enrique
Soto, Henry
Trinidad, Hugo
Turcatti, Gastón
Valiño, Gonzalo
Vázquez, Gonzalo
Villamarín, Raquel
Villaverde, Sergio
Viotti, Rolando
Vitarella, Graciela
Voituret, Carlos
Volpi, Graziela
Zelarrayan, Mario
Zurmendi, José G.
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