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SMU: miserias, realidades y desafíos

Compañeros:

Hemos reflexionado mucho con respecto a qué temas transitar en esta última oportunidad de comunicación en las instancias preelectorales.

Seguramente, y como nunca antes en el SMU, aquellos que lean este número y no estén al tanto de microclimas creados por algunos sectores de la dirigencia, se sorprenderán al encontrar en Noticias una avalancha de acusaciones, descargos, ironías y, por qué no, agravios.

No somos tan jóvenes como para ignorar que no es la primera vez que estas cosas suceden en el gremio, aunque no podemos asegurar que hayan ocurrido antes con tanta virulencia.

Solymar, una compra realizada por CASMU en 1994, junto a otras criaturas escatológicas, serán seguramente estrellas de la temporada, como lo fueron a lo largo y ancho de estos casi tres años.

Alrededor de aquel animal ya casi mítico, tasado hoy en 700 mil dólares, se desarrollan programas de gestión, se satisfacen pequeños pleitos personales, se excluyen nombres de compañeros de la vida gremial, se promueven otros etcétera, en un aquelarre interminable de revanchismo, que en muchos casos oculta solamente la ausencia de ideas y propuestas.

En la danza preelectoral parecería que es normal que se instale entre nosotros el vale todo, una condición de supuesta impunidad y, lo que es más grave, un transparente preconcepto, erróneo, que contiene la convicción de que el SMU como Institución es invulnerable y ajena a lo que sus dirigentes digan o hagan.

Por respeto a la Institución y al cargo que desempeñamos, y que muchos nos honra, no entraremos en esa contienda. Estamos profundamente convencidos de que los intereses personales y sectoriales sólo alcanzan validez si se conjugan con el bien social.

¿Dónde aparece el SMU, qué lugar ocupa en la reflexión del gremio y sus agrupaciones?

¿En qué topología de lo real se desarrolla el trabajo gremial?

¿Cuál es la dimensión de lo institucional y cuáles son sus relaciones con los intereses personales o sectoriales?

¿Cómo vemos y entendemos al CASMU desde el gremio?

Esas deberían ser y creo que fueron en este periodo que finaliza nuestras preocupaciones.

Consideremos las preguntas arriba formuladas.


El SMU en la reflexión y acción del gremio médico

En la medida en que renunciemos a construir e insistamos en la disidencia el gremio se disuelve por la vía de la ausencia de participación. En una realidad tan dificil como la que los médicos vivimos, sería fantasioso exigir participación en un proyecto a todas luces constreñido a la controversia. Son más los colegas que intentan hacer que los que se interesan en el debate por el debate mismo. Es equivocado, además de inhumano, exigir la concurrencia de colegas hasta altas horas de la madrugada a asambleas en las que se discute el sexo de los ángeles, cuando esos mismos colegas deben cumplir con sus consultas o sus llamados de radio o deben operar con las primeras luces.

La función de los militantes y de las agrupaciones gremiales debería fundarse en una vocación de servicio, obviamente orientada teleológicamente por una finalidad social.

Esa orientación al servicio recorre los ámbitos del trabajo médico, requiere de especialización en temas tan complejos como la estrategia salarial y la negociación en los sectores públicos y privados. ¿Por qué especialización? Por la simple razón de que en un sistema democrático además de la capacidad de movilización inciden los argumentos. Estos son, cuando verdaderos, los que básicamente movilizan y convencen a la población de la justicia de la reivindicación. En otra palabras, se acabó la guitarra, de insistir en ello seríamos los últimos payadores, peleando frente a equipos de economistas, sociólogos y asesores de todo tipo.

Decía Fosalba: «Luchamos por el mejoramiento económico de nuestra profesión. Pero ¿cómo luchar? Y ¿recurriendo a qué procedimientos? ¿Gritando porque el Estado nos explota? ¿Indignándonos porque las mutualistas no retribuyen al profesional como es debido? Más científico, más lógico, más útil, sería estudiar e investigar por qué el Estado nos explota, por qué existen mutualistas tan mal organizadas y tan perjudiciales, no sólo para el médico, sino y por sobre todo, para los mismos enfermos».

Los que hemos negociado salarios podemos dar fe de esta realidad.

Se debe además tener convicción. Nada mejor para esto que, cuando del trabajo médico se trate, sean trabajadores médicos los que nos representen, y, de ser posible, aquellos que se juegan sus garbanzos en la negociación del SMU. Tecnificar nuestras propuestas no es burocratizar el gremio, es simplemente una cuestión de sobrevivencia.

La geografía de lo real

La geografía de lo real, el campo de actividad del SMU, se basa en su trabajo de comisiones. Ese es el generador de iniciativas y políticas, el lugar de encuentro de los colegas que, decididos a construir, cimentan la existencia y la vigencia del SMU. Es así que somos pioneros en Bioética y Economía de la Salud, llevamos adelante políticas sensatas y participativas en Educación Médica Continua, mantenemos una fuerte iniciativa en las políticas sociales del Mercosur, resolvemos los problemas del trabajo médico en la Comisión de Asuntos Sindicales y en la del Subsector Público, para mencionar solamente algunas. Somos reconocidos internacionalmente por la Asociación Médica Mundial, en la que integramos su organismo ejecutivo. Participamos en forma activa en la Agrupación Universitaria. Diseñamos políticas sociales mediante convenios con organismos públicos y privados en beneficio de nuestros socios, así como realizamos cursos en diferentes áreas. Sostenemos una Biblioteca reconocida por la OPS como Centro Estratégico. Estimulamos y premiamos el esfuerzo cultural y artístico de nuestros socios y familiares en los Salones de Arte y concursos literarios y de ensayos. Publicamos o coeditamos libros, de médicos y no médicos. Estimulamos y participamos en la creación de asociaciones, como la Asociación de Economía de la Salud y la Sociedad Uruguaya de Informática en la Salud.

Participamos en el Claustro de Facultad de Medicina y en su Consejo Directivo impulsando el Plan de Estudios, el Proyecto Centro Médico, la Residencia en Medicina de Familia y tantas otras iniciativas referidas a la existencia misma de nuestra Facultad y nuestro hospital universitario. Fortalecemos la participación de los médicos en actividades deportivas, al principio tímidamente en el seno de la Agrupación Universitaria y actualmente en eventos internacionales.

Se extiende permanentemente la identificación del médico en actividades que lo definen en grupos cada vez más amplios. Así se fortalecen los lazos con FEMI, por encima de las discusiones empresariales, integrando conjuntamente emprendimientos relevantes como la Asociación de Médicos por la Paz, filial del la Internacional de Médicos para la Prevención de Guerra Nuclear (IPPNW), entidad ésta premiada con el Nobel de la Paz en 1985.

Los derechos humanos son preocupación constante del SMU. No basta con el sentido homenaje a queridas figuras desaparecidas durante la dictadura militar. Nos comprometemos a cerrar las heridas de la memoria junto con todas aquellas fuerzas sociales y políticas que participen de este dictado ético, exigiendo el cumplimiento del artículo 4º de la Ley de Caducidad. No nos ubicamos en un irresponsable ajuste de cuentas, solamente respetamos y apoyamos el derecho de los familiares de desaparecidos a conocer la verdad, único modo de lograr la reconciliación final de la sociedad.

Años de insistencia en la Colegiación Médica llevan a que los proyectos elaborados por médicos con escasas modificaciones sean actualmente promovidos por la Agrupación Universitaria, reactiván-dose a nivel profesional general esta aspiración fundacional del gremio ante la problemática del Mercosur.

Por último, pero no al final, defendemos el salario, las fuentes de trabajo y las condiciones de trabajo médico. Cerramos un convenio salarial con una recuperación de 3,5% y nos preparamos para el próximo pensando en la medicina general y las especialidades médicas. Completamos convenios de incentivación en el MSP para sectores de especialistas y generalistas en el Área de la Salud Mental y abrimos espacios para la incentivación del Area Materno-Infatil, sin olvidar ni despreciar la lucha por salarios en un sector tradicionalmente postergado.

Pensamos que este caudal, obra de varias generaciones de colegas, es nuestro patrimonio, es el que erige al SMU como un interlocutor obligado en temas vinculados a la salud, tanto a nivel nacional como internacional.

Lo institucional

Entendemos los aspectos institucionales como trascendentes, en el sentido de que se ubican por encima de los intereses personales o grupales. Asimismo, entendemos la sociedad de hombres libres como aquélla en la que el interés común se sustenta y alimenta con el esfuerzo individual. Es evidente que esta concepción continúa una larga tradición de humanismo, en la cual la solidaridad y el concepto de bien común son dos de las claves.

A nivel sindical ostentamos una fecunda historia de defensa de estos principios y hemos ejercido sin descanso las acciones que tornan realidad aquellos ideales para algunos, desde siempre, utópicos.

Esta acción se intrinca con el entramado de lo social, en el cual estamos inmersos y del cual somos protagonistas. Los médicos nunca nos quedamos sentados en nuestros consultorios, viendo pasar indiferentes las transformaciones sociales, las dictaduras sangrientas, los triunfos populares, la miseria, la mortalidad infantil o la marginación social. Por el contrario, exigimos y ganamos el derecho a ser actores escuchados y respetados.

Decía Fosalba: «Los problemas de la profesión médica no pueden solucionarse al margen del medio social en el que vivimos... la justicia y la libertad social serán las fuentes donde beberemos nuestra justicia y libertad gremial... pero esa preocupación no nos apartará de los problemas del gremio médico ni el lírico entusiasmo será una venda que oscurezca nuestra visión en los asuntos económicos que agobian a una gran parte de los profesionales».

¿Cómo conjugar el interés social general con el profesional, el del conjunto de los médicos con el de grupos corporativos, y más aún, con el de los colegas individuales, gente con nombre y apellido?

La única respuesta válida es: salvaguardando lo institucional, entendido como ámbito libre ético y organizado de participación de las diferentes corrientes de pensamiento gremial.

El CASMU desde el gremio

En nuestro pensamiento el CASMU ocupa permanentemente un lugar de privilegio. No sólo en sus aspectos constitucionales –reformulación de Bases Fundamentales– sino en su problemática más general. La situación económico-financiera se estabiliza en el marco de una inseguridad global del sistema mutual. Proyectos como la construcción del Sanatorio 5 así como el desarrollo de un Servicio de Emergencia Móvil son de carácter estratégico en lo institucional. En el mismo sentido opera la reformulación de la Medicina Zonal. Nuestra más constante preocupación es, sin embargo, la situación salarial y la estabilidad laboral de los colegas técnicos del CASMU. Estamos convencidos de que el actual reparto de la torta salarial es injusto, particularmente en una Institución que nos comprende a todos. En CASMU «no son todos los que están ni están todos lo que son».

Este como otros tantos problemas que reseñaremos quedará en el debe.

Lo que vendrá

Es evidente que múltiples asuntos persisten en el debe. Ya mencionábamos algunos vinculados al CASMU. Quedan muchos más.

Año tras año nos manifestamos incapaces para desarrollar una política que contemple las necesidades de los médicos jóvenes. Debemos reconocer que pasa otro año sin propuestas en esta materia, cualquier cosa que se diga es simple demagogia.

No lograremos establecer claramente la conjunción del interés gremial con los planes de Reforma Sanitaria. Más allá de insistir en los temas de Atención Médica Primaria es poco lo que producimos. Tenemos algunas líneas de desarrollo en estos temas a nivel del CIESMU pero debemos continuar esforzándonos en la producción de modelos posibles, adaptados a nuestra realidad.

Falta muchísimo por hacer en relación con Trabajo Médico, y siempre lo que se haga será insuficiente. Nos aguardan desafíos complejos. El nuevo Consejo de Salarios será duro y requerirá de todos nuestros esfuerzos.

La Caja de Auxilios progresa pero no al ritmo que deseamos. Perdimos la posibilidad de integrar una AFAP, debemos por tanto reconsiderar el problema del Retiro Médico.

EL CASMU debe consolidar su naciente estabilidad económica. Para ello debemos combinar los planes de continencia de gastos con las estrategias de desarrollo institucional, sin lesionar intereses legítimos de los técnicos, pero recordando que uno de los fines centrales del CASMU es brindar la mejor asistencia posible.

No redefinimos como gremio las políticas universitarias, avanzamos sólo parcialmente en esa área. Debemos retomar la iniciativa que tradicionalmente tuvimos en nuestra Facultad, más allá de los problemas de representación, aumentando nuestra capacidad de propuestas.

La enumeración de los proyectos sería tan extensa como la vida misma.

Por último, otra vez Fosalba: «Nuestra casa os espera, amigos, colegas y estudiantes, que sois futuros colegas; ella confía en vosotros. Su porvenir depende de cada uno de sus integrantes. Recordád que sólo se ama una cosa cuando hemos puesto algo de nosotros mismos en la construcción de ella; cuando no es extraña a nuestra vida, cuando en alguna de sus manifestaciones existe una partícula que ha surgido del fondo de nuestras almas, puestas en tensión por el esfuerzo creador. Dueños de nuestro propio destino, seremos libres y esta libertad de vivir hará nuestras horas dignas de ser vividas. Colegas y amigos: acompañádme en este grito sincero: ¡Viva el Sindicato Médico del Uruguay!».

Dr. Jorge Lorenzo Otero
Presidente del SMU

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