ADVERTENCIA: El recurso que está visitando fue creado hace mucho tiempo y no ha sido revisado recientemente. Se mantiene como acervo de la Institución pero tenga en cuenta que puede contener información no relevante o desactualizada.

Asesinato de un periodista

El caso Cabezas

por Ana Marta Martinez

En la madrugada del 25 de enero de 1997 José Luis Cabezas fue secuestrado. Lo golpearon, lo esposaron, le dispararon en la sien y lo quemaron.

El siguiente es un resumen informativo basado en agencia EFE, revista
Noticias, diario Clarín y revista Tres.

¿Por qué tanta repercusión?

Según James Neilson, analista político y ex director del Buenos Aires Herald, tal fue la pregunta que en primer momento se hicieron algunos defensores del statu quo. La respuesta de Neilson dice: puede ser que todos los asesinados sean iguales pero no todos los asesinatos; si este reviste tanta importancia «es porque todo hace pensar que fue un atentado contra la libertad de informar que está en la base misma de la democracia», escribió en la revista Noticias el 8 de febrero. Frente a esto las autoridades políticas tuvieron una lenta reacción y quien sí acusó recibo rápidamente, Eduardo Duhalde, quien al día siguiente ofreció 100 mil dólares a quien pudiera aportar datos veraces y dos días más tarde triplicó la recompensa, fue justamente uno de los implicados en una de las investigaciones más delicadas en las que participó Cabezas, en la cual se desnudaban los lazos existentes entre la corrupción policial y el justicialismo.

Los hechos y las pistas falsas

El cuerpo calcinado de Cabezas fue encontrado esposado en su auto, el cual estaba dentro de una fosa, en un camino vecinal próximo a la fiesta donde se vio a Cabezas por última vez. Por la modalidad nadie dudó en decir que se trataba de un mensaje mafioso. La impericia con que fueron levantadas las pruebas en el lugar del hecho condenaron la rápida solución del caso. Como consecuencia todos los policías que intervinieron en los primeros momentos de la investigación ya no trabajan en el caso. En las dos primeras semanas de investigación, el Juez José Luis Macchi siguió dos pistas falsas. Una, que apuntaba hacia un empresario de Pinamar y otra hacia dos policías responsables de la investigación. Se dijo que se trataba de testigos «plantados». En la tercera semana el caso estaba nuevamente en punto muerto. De no haber sido por la reacción unánime de los medios y la calle el crimen de Cabezas ya estaría archivado como tantos otros.

La foto indiscreta

El otro caso delicado en el que Cabezas había trabajado fue el relacionado con los negocios de Alfredo Yabrán. Según la investigación de Noticias, Yabrán controlaría los depósitos fiscales de Ezeiza, el transporte de caudales, de mercaderías y personas, el envío de correspondencia, agencias de seguridad e impresión de pasaportes, patentes y registros de portación de armas. El punto de partida para la investigación lo brindó nada menos que Domingo Cavallo, cuando intentó privatizar el correo y denunció durante 11 horas a «las mafias enquistadas en el poder». En un reportaje concedido a la revista Noticias, Yabrán, que se negó a ser fotografiado, dijo: «sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro». Para Cavallo la resistencia se debería a que a lo largo de su vida utilizó distintos nombres. «Hay un caso –dijo Cavallo– que narré a la justicia, donde la persona que va a negociar para copar una empresa del grupo Yabrán en Chaco, es el propio Yabrán». Cabezas fotografió a Yabrán en enero de 1995, marzo y setiembre del 96 y enero del 97.

El uruguayo y el arma

En la tercera semana de la investigación un informante, Carlos Redruello, guía a la policía y es hallada el arma homicida en el domicilio del uruguayo Luis Martínez Maidana. Junto con él detienen a cuatro personas más, presuntos integrantes de una banda. La hipótesis es que se trata de una banda de delincuentes comunes a quienes Cabezas estaría extorsionando. Martínez Maidana insiste en su inocencia y sostiene que lo han incriminado. Esta vez Redruello supera airadamente los careos. Desde la cárcel Martínez Maidana escribe en una carta: «Duhalde sabe quiénes son los asesinos, pero con los compromisos que tiene no puede dirigir la investigación. Todo el mundo sabe que me refiero a la mafia del señor Yabrán».


El artículo de opinión de Neilson, concluía:

«...pocos sentirían sorpresa si las autoridades intentaran salvar el pellejo achacando el crimen a un hampón desvinculado del caso. No sería la primera vez que funcionarios acosados por los medios optaran por tal salida: incapaces de hacer frente a la realidad tratan de sustituirla por otra menos comprometedora ».

NOTICIAS se suma al repudio del asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas /