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Con los doctores Odalys Céspedes y Hugo Carrara
Otro modo de curar
El miércoles 10 de mayo, la doctora homéopata cubana Odalys Céspedes, estuvo en Montevideo, en el salón social del Sindicato Médico del Uruguay, brindando una conferencia sobre Medicinas Alternativas en Cuba. Vino acompañada de su esposo, el doctor, también homéopata, Hugo Carrara, residente en Italia, con el que trabaja en esa especialidad en Argentina, Cuba e Italia. La siguiente es una entrevista realizada a ambos especialistas, en la que se trató la creciente inserción de la homeopatía como modalidad terapéutica.
por Melisa Machado
¿Cómo fue que se llegó a oficializar en Cuba lo que ustedes llaman "medicinas alternativas"?O.C.: La estructura de la salud en Cuba es diferente a la del resto de los países; no hay privatización de la medicina, por lo tanto todas las estructuras dependen del Ministerio de Salud Pública. Al ser así, cuando se establece una modalidad terapéutica se oficializa a nivel central. Eso fue lo que sucedió con la homeopatía en Cuba, pero también hay otros países, como Brasil, por ejemplo, en que ha sucedido lo mismo.
Dra. Odalys Céspedes: "La estructura de la salud en Cuba
es diferente a la del resto de los países"
¿Ustedes conocen algún otro país que use la homeopatía como modalidad terapéutica a nivel central?
H.C.: En muchos países hay estructuras que dependen del Estado, como en India, donde también se aplica la homeopatía, pero allí no existe la centralidad organizativa de Cuba. Por otro lado, en muchos países, las mutualistas o los sistemas de seguros la están reconociendo.
Algunos médicos afirman que la homeopatía no tiene bases científicas, ¿qué es lo que ustedes piensan como médicos y como homeópatas?
H.C.: Desde el punto de vista científico muchas modalidades de abordaje al paciente son discutibles pero no es menos cierto que hay problemas que la medicina convencional, la alopática, no ha podido resolver. En muchas ocasiones la ciencia adolece de la posibilidad de explicar mecanismos de acción y de curación.
O.C.: La homeopatía trabaja con medicamentos naturales, con sustancias, que se tratan bajo un proceso farmacéutico de dilución y dinamización que, desde un punto de vista químico, resultan imposible de medir con los instrumentos habituales.
Y como cada paciente y cada medicamento es diferente, ¿no se pueden hacer estadísticas?
O.C.: Esto es más o menos así, pero también es cierto que desde el punto de vista físico, se han realizado estudios donde lo que se observa es, a través de mediciones de espectro, qué posibilidades tiene tal medicamento homeopático de tener una actividad y un efecto de curación en determinada afección.
Se pueden hacer estadísticas cuando se aplica en grandes poblaciones, como en Cuba.
¿En Cuba cuentan con estadísticas sobre curaciones realizadas con homeopatía?O.C.: Sí, independientemente de que el tratamiento sea individual, tantos casos curados de tal patología permiten reconocer un cierto número de curaciones, comparados con los casos en los que se aplicaron tratamientos convencionales o "un doble ciego".
Con ese término se designa a aquella prueba en la cual ni el médico que hace el experimento ni el paciente sabe qué medicamento está utilizando. Existen tres modos de medicar: con el medicamento convencional, con el homeopático y con el placebo. Los tres modos dan resultados concretos, medibles.
En la conferencia se le preguntó por porcentajes, pero la respuesta no fue muy clara.
O.C.: Personalmente, no contamos con porcentajes concretos, sabemos que éstos existen pero no tenemos en la mano los trabajos puntuales. En Cuba no se oficializa nada que previamente no se haya investigado, no se introduce una modalidad médica si no está demostrada su efectividad. Y volvemos a que esa efectividad queda demostrada en la clínica y no en la cuantificación de qué fue lo que produjo ese resultado.
Además de la homeopatía, ustedes hablan de "medicina natural", ¿a qué se refieren con eso?
O.C.: La medicina convencional, la alopática, tiene bien delimitado su terreno y su definición. Desde el punto de vista de otros tipos de abordaje terapéutico, que también son medicinales, en el mundo entero hay un sinnúmero de nomenclaturas diferentes. Se habla de medicina tradicional, de medicina naturista, entre otras, nombres que pueden incluir diversos modos de tratamiento. En Cuba, desde la Dirección del Ministerio estamos tratando de encontrar un nombre que pueda incluirlas a todas y que dé una definición exacta de sus alcances. En un primer momento pensamos en llamarlas medicinas integrativas porque se integran con la alopática y tienen una concepción integral del paciente.
Parece fundamental ese concepto de integración.
H.C.: Sí, estas modalidades tienden a ver al paciente como una totalidad y no como un mero portador de una afección determinada.
Se han acumulado tantas actividades bajo ese nombre que, en general, se tiende a pensar que se está hablando de algo un tanto "mágico" o "poco serio".
O.C.: Creemos que el problema radica en que muchos no profesionales de la medicina se han puesto a incursionar en estos terrenos. En Cuba, si no se es médico no se puede hacerlo. Por supuesto que hay personal paramédico capacitado pero siempre está monitoreado por un médico. Nos parece esencial para prescribir una medicina y hacer un seguimiento. Al menos, esto está muy claro en el caso de la homeopatía.
Teniendo en cuenta esa concepción holística del individuo en la que no se separa la psiquis del cuerpo, ¿no trabajan con psicólogos?
O.C.: Trabajamos en equipos multidisciplinarios donde hay psicólogos clínicos vinculados a los servicios de psiquiatría y a otros servicios especializados. En estos casos, los psicólogos tienen la posibilidad de consultar con el médico y hacer un seguimiento del paciente, pero no actúan libremente al igual que otros técnicos. Nos parecería una falta de respeto hacia el paciente. Opinamos que los psicólogos, por su formación, pueden hacer mucho por esta comprensión holística del ser humano. De hecho, en la Sociedad Internacional Académica, damos charlas para personal paramédico porque nos parece esencial para la difusión de estas medicinas.
¿Por cuáles principios se rige la homeopatía?
H.C.: Por principios tan antiguos como la medicina. Tenemos que considerar que incluso la medicina alopática tiene como antecedentes principios que son filosóficos.
Sí, pero actualmente a la medicina alopática le interesan más las evidencias científicas.
H.C.: En ese caso se considera la enfermedad por sus síntomas y no tanto por sus causas. No hay que olvidar que existe una base filosófica que habla de una estructura del ser humano que nos permite ver la enfermedad desde un punto de vista diferente. El principio fundamental de esta concepción es que quien enferma es el todo y no sólo una parte del individuo. Existe un orden que consigue gobernar toda esa estructura. La enfermedad aparece porque en algún momento se pierde ese orden. De pronto todo empieza a desordenarse y el organismo trata de localizar el desorden en una parte concreta del organismo para intentar conservar el equilibrio. El tratamiento, por lo tanto, no tiene que estar dirigido exclusivamente a esa parte sino que tiene que intentar recuperar el orden perdido. Esta es la capacidad del medicamento homeopático que, aunque no tenga nada medible desde el punto de vista químico, contiene una información que se puede medir a nivel subatómico. En realidad, no lo podemos medir porque no tenemos los instrumentos adecuados. ¿Cómo se explicaban los relámpagos antes del descubrimiento de la electricidad? La ciencia que en estos momentos se acerca más a una posible explicación de la homeopatía, y de la que aún tenemos mucho que aprender, es la física cuántica. Cuando alguien dice que la homeopatía no tiene bases científicas es que no sabe bastante de ciencia. Los médicos, en general, no tienen un buen nivel científico. No saben de ciencia porque no la necesitan.
Como homéopatas, ¿qué le dirían a una persona que tiene una infección recurrente, que ya ha probado con antibióticos y no logra curarse?
H.C.: En el caso de una infección crónica es claro que hay un terreno que favorece la implantación de estos gérmenes. Si uno trata los gérmenes, pero no el terreno, se da una repetición porque la vida es un constante enfrentamiento con la infección.
O.C.: Me parece que no hay suficientes lugares de orientación hacia la homeopatía; que no tiene tampoco todavía, en este país, suficiente difusión a pesar de que el panorama ha cambiado bastante en los últimos años. Sería importante, me parece, que un grupo de profesionales como los psicólogos, por ejemplo, que tienen tanto que ver con la estructura mental de las personas, tuvieran un mayor conocimiento general que les permitiera orientar una consulta, hacia dónde debieran dirigirse y por qué.
H.C.: El campo donde se ha difundido la homeopatía en el mundo es el veterinario. Hay una recomendación de la Comunidad Europea para tratar con homeopatía el último período de vida de los animales que van a ser consumidos por el ser humano, porque no deja residuos. Esto es para quienes dicen que la homeopatía es una creencia: está comprobado que los animales se curan y no porque crean en algo.
¿Qué papel juega la ética en una especialidad donde aún la reglamentación es incipiente?
H.C.: Durante mucho tiempo, a nivel mundial, la homeopatía se manejó en un terreno totalmente anárquico: no había leyes que reglamentaran la intervención sobre los enfermos. Ahora en Cuba y en la Comunidad Europea hay leyes que la reglamentan. Pero es "normal" que si no hay leyes muchos quieran participar, y este es un campo donde se puede engañar mucho. En estos momentos, la eficiencia de la homeopatía depende del nivel ético del médico que la ejerce, pero no todos los médicos tienen un nivel ético natural suficientemente elevado, por lo que es necesario reglamentar.
¿Qué sucede en Argentina?
H.C.: No hay reglamentación oficial como tampoco existe en Uruguay, pero existen escuelas muy antiguas y una tradición que opera como una especie de reglamentación natural.
¿Hay afecciones sobre las cuales la homeopatía tenga una mayor cantidad de éxitos de curación?
O.C.: La homeopatía no trata una enfermedad determinada. Se trata desde el nivel primario de atención hasta el resto de los niveles, se trata desde un catarro común hasta un proceso orgánico crónico en un instituto especializado. Cualquier patología que llegue al homéopata es capaz de ser abordada. Partimos de la base de que el homeópata es médico y tiene la responsabilidad, el derecho y el deber de solicitar estudios complementarios, que corroboren un diagnóstico y den un seguimiento. Es importante combinar con la medicina alopática el análisis clínico que da la posibilidad de discriminar. Hay pacientes terminales en los cuales ya no es posible llegar a una curación, pero sí a un alivio.
¿También sirve para tratar una urgencia o para curar rápidamente algo puntual?
O.C.: Una de las cosas que debe saber un médico homeópata es escuchar y esperar porque no siempre al ver un paciente se tiene una solución inmediata. No curamos una afección de piel tapando el problema con una pomada sino que vamos a tratar de curar el desorden general del paciente. Entonces, en ocasiones, hay que saber esperar, pero el hecho de tener esta formación da la capacidad de saber cómo esperar. Por otro lado, ante un cuadro agudo, puntual, también hay herramientas para resolverlo. En el aeropuerto de Cuba, por ejemplo, existe un centro de salud para tratar urgencias desde el punto de vista homeopático. Se dio el caso de una médica uruguaya que llegó al aeropuerto de Cuba, con un problema, fue tratada inmediatamente y se resolvió la situación con homeopatía.
H.C.: Por ejemplo, tomemos el caso puntual de un asmático que usa beclomol para resolver una crisis; él puede ser tratado concomitantemente con homeopatía. Un médico homeópata trata de curar su afección asmática dándole tiempo al organismo de resolver su desorden y reorganizarse y, al mismo tiempo, permite que las crisis que se sigan presentando sean tratadas con ese medicamento hasta que no haya más crisis. Se trata de hacer una buena integración.
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