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Profesor de oncología clínica Ignacio Muse

Acciones para cambiar

A comienzos de 1970, médicos uruguayos fueron a Francia a prepararse en Oncología Médica. El desarrollo de la especialidad permitió que actualmente haya 84 oncólogos médicos que cubren prácticamente todo el territorio nacional. Sobre estos y otros logros de la lucha contra el cáncer en Uruguay, trata esta entrevista con el profesor Ignacio Miguel Muse.

por Sergio Israel

Comenzamos a hacer oncología médica en el año 1970, cuando todavía no se reconocía el posgrado en nuestro medio, aunque contábamos con la radioterapia oncológica que existía desde los años 50 y la cirugía oncológica que es tradicional en este país. En 1973 se crea la especialidad en Estados Unidos y en nuestro país se inició el posgrado en 1987.

Prof. Dr. Ignacio Miguel Muse: "Se compraron mamógrafos que fueron donados a todos los departamentos del país"

Prof. Dr. Ignacio Miguel Muse: "Se compraron mamógrafos que fueron donados a todos los departamentos del país"

 

Que hay una alta mortalidad en cáncer, que es la segunda causa de muerte en el país, sólo vale la pena decirlo como al pasar para desmitificar el problema. Tenemos estos índices porque pesan menos otras causas de muerte y es el mismo perfil que tienen los países desarrollados. El que estemos a la cabeza en cáncer es una realidad, tiene una explicación, no se trata de una maldición bíblica. Cuando se disminuyen la mortalidad infantil, la desnutrición y las causas infecciosas, se produce un viraje epidemiológico debido a la alta expectativa de vida, con la aparición de enfermedades crónicas, entre las que están las afecciones cardiovasculares y el cáncer. No tiene ningún misterio. El diagnóstico de situación está hecho, lo importante ahora es inducir cambios en esa realidad.

Cómo estamos preparados

En la formación de recursos humanos, la Facultad de Medicina ha cumplido un rol fundamental en forma particularmente cuidadosa. En 1985, apenas terminada la intervención, se dispone la reestructura del Departamento de Oncología. La facultad hace un gran esfuerzo y divide este departamento en dos servicios, uno de Oncología Médica y otro de Radioterapia Oncológica.

A la fecha hemos generado 84 especialistas en oncología médica.

Sólo hay un departamento del país sin oncólogos médicos. Se llevó al médico al lado del paciente y esto ha cambiado el panorama asistencial. Se trata de un hecho impactante en la formación de recursos, en la vía de ir corrigiendo la inequidad en la asistencia médica.

Constituimos una red que se reúne periódicamente y estamos comunicados por medios electrónicos, ofreciendo al paciente que está en Bella Unión, más o menos el mismo nivel de conocimiento médico que el que está en Montevideo o en el exterior. También hay un personal de enfermería totalmente excepcional, formado en oncología, que está agrupado en una sociedad científica que se mantiene muy activa.

Los oncólogos sabemos que podemos hacer más previniendo que curando; esto es viejo como la medicina, pero en oncología es más claro aun. La mayoría de los oncólogos médicos trabajan con las ONG, con el hospital, con los centros departamentales, con la FEMI y no sólo cumplen su función asistencial sino que realizan, además, tareas de promoción de salud, con intervenciones en la comunidad.

Hace 20 años nadie hablaba de cáncer, o este estaba rodeado de un gran tabú. Hoy el tema está en la población y en todas las instituciones de asistencia está el "cartelito" que dice Oncólogo, nadie va a ver a un especialista misterioso ni se le miente sobre lo que tiene. La gente va a consultar espontáneamente y también tenemos consultas preventivas. Es un cambio de actitud frente al problema.

En oncología no hay éxitos inmediatos; que usted haga algo y resuelva inmediatamente el problema. Salvo que tengamos la suerte de encontrar algo similar a la penicilina, por ahora los cambios son muy lentos. Los resultados se ven muchos años después. Si la población cambia los hábitos de vida, la modificación de la curva de incidencia de los tumores se ve 10, 15 años después. Muchas veces los oncólogos tenemos como meta darle a un paciente la mejor calidad de vida posible, en un tiempo relativamente corto. Si usted no se marca ese objetivo, entonces no haga oncología, porque va a sentir que pierde siempre. Nuestra formación ha sido muy omnipotente en ese sentido y esto también está cambiando.

Cuando comenzamos a trabajar en la década del 70, lo que recibíamos eran enfermos terminales. A medida que se fue reconociendo la especialidad, nuestros colegas comenzaron a enviarnos enfermos que con los medicamentos podían tener alguna respuesta, mejorar algo. Ahora la situación es diferente: integramos con los cirujanos, los radioterapeutas, los ginecólogos y otros especialistas comités de tumores y decidimos la conducta en un ámbito interdisciplinario. Si a eso le sumamos el hecho de que vengan pacientes sanos a realizarse un diagnóstico precoz, creo que estamos haciendo mucho.

Una política de Estado

El otro gran avance es el enfoque global que sobre el problema cáncer hizo el país. Se está desarrollando, a mi modo de ver, una verdadera política de Estado en la lucha contra el cáncer. En 1987 se votó un recurso extrapresupuestal para la Universidad de la República llamado Proyecto Cáncer, por el cual se destinó una partida especial a la Facultad de Medicina. La facultad, con ese dinero, financió la formación de estos recursos humanos, pero además desarrolló, junto a una donación del gobierno francés y otras, un laboratorio de oncología básica que es un modelo en este país, que investiga y publica en las mejores revistas del mundo.

El esfuerzo es en investigación básica, pero también en la epidemiológica. El Registro Nacional de Cáncer tiene publicaciones vinculando los hábitos nacionales: el mate, el té, la carne, obviamente el tabaco y el alcohol, con distintos tipos de cánceres que si identificamos bien, tomando las medidas que corresponden, podemos prevenir.

El otro hecho de orden nacional a resaltar es la creación de la Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer, aprobada en 1989.

La comisión destina enormes esfuerzos a la educación de la población y al diagnóstico precoz. Hay campañas de aire puro, contra el tabaco, de protección solar, para promover el diagnóstico precoz en cáncer ginecológico y dos campañas nacionales muy importantes. Una que comenzó en el período durante el cual presidió la comisión el arquitecto Pintos Risso, promovida básicamente por el profesor Yamandú Sica Blanco, de detección de cáncer de cuello de útero por Papanicolau.

La otra, bajo la presidencia de Óscar Magurno, destinada al diagnóstico precoz de cáncer de mama por mamografía, mediante la cual se compraron mamógrafos que fueron donados a todos los departamentos del país y se habilitaron mamógrafos móviles que recorren diversas zonas de Montevideo.

La Fundación Manuel Pérez de la Facultad de Medicina y el propio Ministerio de Salud Pública también promueven la investigación y la prevención.

En cuanto a la asistencia, el tercer aspecto junto a la formación de recursos humanos y políticas de prevención, el país está bastante bien dotado desde el punto de vista de la infraestructura. Es perfectible y seguramente no todas las áreas tienen la misma cobertura, pero en términos generales diría que oncología es un área muy protegida. Las instituciones, aun aquellas que están con muchas dificultades económicas, en general nunca escatiman recursos para la atención oncológica.

Las grandes instituciones del país tienen instalaciones comparables a las de cualquier centro internacional importante; tienen excelentes procedimientos de diagnóstico, hospitales de día y las drogas son las mismas que hay en cualquier parte del mundo. La diferencia entre el sistema público y el privado no es tan marcada como en otras áreas. Así, el banco de drogas citoestáticas del MSP provee de medicación a todos los centros asistenciales del país, incluyendo al Hospital de Clínicas, las que se compran en forma centralizada.

En los últimos cinco años también se ha desarrollado mucho el área de los cuidados paliativos. La facultad tiene un grupo que trabaja en el Clínicas desde hace varios años y el CASMU está conformando en este momento una unidad, porque no es lo mismo morirse bien atendido, bien tratado, que abandonado en la etapa terminal.

Otro indicador de los cambios que merece destacarse, es la existencia de grupos de autoayuda, traducción de que la propia población ha tomando conciencia del problema y participa activamente en la búsqueda de soluciones.

 

Nobel

No es fácil crear conciencia a nivel de masas. Pero sucede que 30% de la mortalidad oncológica en el mundo es producida por el tabaco. Es una cifra totalmente insólita. Si uno tuviera la posibilidad de mejorar la curabilidad global en sólo 5% le puedo asegurar que el Premio Nobel era de Uruguay. Desde siempre sabemos que 30% podría no enfermar si eliminamos el tabaco.

 

La droga maravillosa

Desde hace algunos años tenemos una buena hipótesis etiopatogénica del cáncer. Hasta hace poco buscábamos un enfoque parecido al de los fenómenos infecciosos, buscábamos un virus, un agente, intentando "ver algo" que hubiese producido la enfermedad. Nunca encontramos nada. Así se pasó investigando 30 o 40 años. Hoy se sabe que lo que sucede es que la célula se hace tumoral porque se le altera el software. Es como una computadora ubicada en el núcleo, donde está codificada toda la información, que se altera por distintas causas (tabaco, luz ultravioleta, algunos productos de la dieta, algunos virus, radiaciones ionizantes, etcétera). Este código alterado genera modificaciones y determina el fenotipo de la célula tumoral. Esto dicho así parece muy sencillo pero es de altísima complejidad. Los pasos se están reconociendo y a no muy largo plazo vamos a poder corregir esa célula, en lugar de destruirla. Esa es la propuesta que está en el comienzo de este siglo y no es un sueño, en algunos modelos está empezando a funcionar. Las bases y el futuro están en la medicina molecular, pero hasta que no tengamos la solución definitiva tenemos que hacer lo que estamos haciendo.

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