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Blue Cross & Blue Shields

Proscribiendo la excelencia

El doctor Mauricio Szwebel se vinculó a Blue Cross & Blue Shields (empresa de asistencia médica prepaga concesionaria de su homónima con sede en Delaware) a partir de su instancia fundacional (1993). El 12 de abril de 1999 recibió un telegrama colacionado por el que se dejaba sin efecto la relación laboral. A la rescisión unilateral del contrato se sumó la proscripción del despedido, al comunicar la empresa a clínicas y farmacias que no se admitirían las órdenes por él expedidas.

por José López Mercao

La carencia de argumentos para la medida encubre la presunción que ha cobrado fuerza de certeza: Mauricio Szwebel es un médico "caro", obstinado en brindar una asistencia de primera, sin subordinarla a la relación costo-beneficio que opera como suprema razón para este tipo de empresas privadas de asistencia.

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"El hombre aferrado a la cuerda". Honoré Daumier (1808-1879)

La profesionalidad y su fundamento ético

Desde entonces, ni Szwebel ni el Sindicato Médico del Uruguay -que asumió su defensa- han podido encontrar respuesta a la medida tomada por Blue Cross. No obstante, el médico entiende que las razones del despido son inconfesables: "Trabajé bien y puedo decir que de los médicos internistas era el que más trabajo tenía. Desde mi vinculación a la empresa sólo tuve halagos, tanto de parte de pacientes como de la gerencia de Blue Cross. Siendo más preciso: jamás tuve una queja de carácter ético médico o de cualquier otra naturaleza. Pero creo que les resultaba caro en la medida que estudiaba bien a los pacientes, pretendía hacer medicina preventiva y brindar una asistencia de primera y no de segunda. Soy consultante y especialista en medicina interna -el posgrado más largo del Uruguay-, soy médico del CASMU desde 1971 y tengo 14 años reconocidos por un ente público como consultante en medicina interna. Tengo una deuda muy grande con la sociedad, que ha invertido tanto en mi formación, como para brindar una atención degradada a mis pacientes".

Los dos sistemas

¿Cómo evolucionó la situación desde entonces?

Sigue estancada, con dos agravantes significativas. Para explicarlas debo referirme brevemente a algunas características de estas compañías de medicina prepaga.

Algunas de ellas tienen un sistema abierto (y Blue Cross pertenece a esa categoría) por lo cual los usuarios están habilitados para consultar con cualquier médico del país, con la condición de reembolsar el equivalente a un 80% del costo de la consulta. Como contrapartida se obtienen estudios gratuitos y descuento en el precio de los medicamentos.

Obviamente que de esa manera estas empresas privadas no pueden asegurar que el costo de las consultas se ajuste a las exigencias de rentabilidad que tienen. Es decir, que nadie les garantiza que el plus que obtienen por las consultas hechas fuera del sistema absorba los costos de placas, estudios y medicamentos. Por esa razón, muchas de ellas se están pasando al sistema cerrado, tal es el caso de Medicina Personalizada, en la que sólo se puede consultar a la plantilla de médicos de la institución.

Una lógica perversa

«Por esa razón -continúa el médico- en principio no me preocupó demasiado la desvinculación. Mi relación con los pacientes era excelente y las consultas las tendría aseguradas en el sistema abierto.

Sin embargo, en una decisión sin precedentes, la empresa me proscribió, haciendo saber a todas las farmacias y clínicas que el Dr. Mauricio Szwebel no podría pedir en el futuro estudios para Blue Cross & Blue Shields.

Ello no sólo implicaba dejarme de un día para el otro sin el 40% de mis ingresos, sino que me provocaba un daño moral inconmensurable ante los médicos de las clínicas, los propietarios de las farmacias y principalmente frente a mis pacientes. ¿Qué puede suponer el usuario ante una medida de ese tipo para la cual no se esgrimen razones? Lo verdaderamente terrible de la misma es el cono de suspicacia que proyecta sobre el afectado. Voy más lejos aun: yo tengo tres hijos y sé que lo único que voy a legarles es lo que ha sido mi conducta en la vida y en mi profesión.

¿Cuál ha sido la conducta del SMU ante el tema?

Me sentí respaldado en todo momento, particularmente por los integrantes de la Comisión de Asuntos Sindicales. Creo también que no se divulgó debidamente el tema, pese a haber una decisión de la CAS hecha suya por el Comité Ejecutivo de difundir en el ámbito masivo este atropello.

Más allá del hecho de estar involucrado, entiendo que no se puede dejar que las empresas sienten jurisprudencia en temas tan delicados que incluso incursionan en el terreno de los derechos humanos y que son una amenaza para todos los profesionales.

Diferenciar sin desagregar

Usted habló con orgullo de su pertenencia al CASMU desde 1971. ¿Hay en eso un sentimiento de pertenencia?

Sí, y no sólo al CASMU sino al sistema mutual en su conjunto, porque estos sistemas suponen un pie de entrada a toda la problemática mutual. Nuestros mejores competidores pertenecen al grupo de las emergencias móviles o al tipo de empresas como Blue Cross.

El Estado las protege -no se sabe por qué-, pueden cambiar sus estatutos de un día para el otro, están liberadas de los controles y restricciones que pesan sobre el mutualismo, provocan desempleo y degradan al médico considerándolo meramente un proveedor de servicios, un trabajador a destajo a quien pueden desvincular del sistema cuando y como quieran.

Sé que en esto también existe un trasfondo social operando. Hoy hay un 10% de la población que puede acceder a una asistencia sofisticada, con tecnología de última generación y altos costos.

Yo me pregunto: ¿por qué el CASMU no puede instrumentar una asistencia de esas características a quien la desee y pueda pagarla? Por supuesto, no al costo de descalificar la atención a los humildes, pero sí para financiarla mejor y no dejarle el terreno libre a este tipo de oportunistas.

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