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Los médicos y la gaya ciencia

"Hazles creer que tu herejía existe"

El 3 de diciembre de 1999 se celebró el Día Internacional del Médico y como ya es tradicional, el Sindicato Médico del Uruguay entregó los premios del Concurso Literario Revista Noticias. Las obras premiadas serán publicadas a lo largo del año 2000. En esta edición publicamos el cuento y las poesías que fueron laureadas con el primer premio en el género, en la categoría socios. El cuento Lo que ha unido Dios que no lo separe el hombre corresponde al Dr. Juan Jorge Ravera, quien escribió con el seudónimo Genetista. Las poesías son de autoría del Dr. Fernando Rama Barbé, quien compareció con el seudónimo Saúl Pérez.
Las imágenes gráficas se corresponden con obras
premiadas en el Concurso de Artes Plásticas.

Imagina un domingo

"Se van las olas dulces y rotas
ya cae una lágrima de Aldebarán
sobre las últimas gaviotas".
Juan Parra del Riego

Un domingo de la próxima primavera
con mujeres con flores en setenta balcones
y al pie de los próceres
discursos descascarados.

Dispón manchas de pueblo en los parques
y natas de furores en los suburbios.
Imagina abuelos de barbas amarillas
cerrando almacenes para visitar a sus hijas.

Corta los tendones de los caballos vencidos
y déjalos colgados en los árboles.
Acaudilla con palabras la zozobra
y pon una lágrima de libertad en el polvo.

En la cancha de fútbol siente la vibración
de los colores, de los músculos, del césped
recuerda el amague de nuestros dioses
multiplicando besos debajo del viaducto.

Diseña la muerte más austral y repentina
ponle un golpe de felicidad en la nuca.
Escribe que van mujeres con tacones rotos.
Y vienen hombres pedaleando contra el viento.

Súbete al palco del mundo y admíralo.
Hazles creer que tu herejía existe
y que el dolor es una superstición abolida
por el humo de todas las maderas quemadas.

Imagen
Pintura. Gran Premio SMU-SERVIMEDIC. "Noche" Br. MARTÍN RUSSI SARRALDE

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Líneas del tiempo

a.
Todo es horizontal en la noche.
Reposan los cuerpos, venas abiertas
entre escombros dormidos.
En el plano azul de las pesadillas
perfiles de tiza en el asfalto.

Los cuerpos que reposan,
los ruidos aplastados,
paralelos a la superficie curva de la tierra.
Un vaho, un salitre, algo rugoso escurre
entre sueños perfilados, edificios
apaisados con gatos que saltan.

b.
Todo amanecer es oblicuo, evanescente.
Los muelles rosados desnudan sus zapatos
y se meten en la letargia del mar frío.

Grupos de mujeres que taconean
contra la inclinada pared de ladrillos
contra el viento y las toses
de las chimeneas.

Toses y estornudos melancólicos
en la fábrica donde hay gatos
que se lamen el pelaje reciente.

c.
Vertical es el mediodía del hombre
que mira pasar rejas y obeliscos
que anda erguido entre antenas.

En los bares hay quietas botellas
chorreando espuma y licores
entre techos y pisos amarillos.

Hay esqueletos de pájaros
colgados en los árboles de vidrio
y gatos como resortes negros.

d.
El atardecer es una onda lacia
un pulso de cansancios que trotan
en esperas y ansiedades quebradas.

Es una señora en un mimbre vencido
con una mariposa de polvo en el vestido
y alas que estuvieron en desvanes lerdos.

Si hay sonido es un bandoneón
una quejumbre de fiebre, faldas
y gatos que dormitan debajo.

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Landscape

Verdes colinas,
arenales, manchas.
Rugosos almacenes de granito
líneas que serpean
anaranjadas.

Lloviznas suaves, como olvidadas
ríos con algún bote despreocupado
y playas con niñas perdidas.

Por el norte viene una máquina azul
una afonía de chapas y ruedas lentas
y el centelleo de la energía muerta
en los engranajes del barrizal.

Dibujo en el sur una fractura mínima
una proa ondulando por el riodelaplata.
Ofuscada, aterida, victoriosa, rítmica
un resplandor rosado entre oscuras nubes.

Puedo poner toros de piedra en el desierto
después de los milenios que pasarán
sobre la pradera y el rodeo
mugiendo una remota melancolía.

En los estacionamientos del shopping
los gatos buscan el calor de los motores.
Pienso en la conjetura de Poincaré
y en la rueda gigante del parquerodó.

Hay un viento encajonado que perdura
hay avenidas con focos que encandilan
y canciones que se ovillan en cada ojo
y vidas ofuscadas que vibran en la escarcha.

Las frazadas cuelgan de cincuenta balcones
como lágrimas de hastío, purpúreas babas
y aquel niño ágil que cruzaba la calle
con la libreta de almacén en las manos.

Imagen
Pintura. Gran Premio Colonia de Vacaciones. "Bandoneonista" Dr. HUGO A. LAGO PEÑA

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Martes de exilio

"Los almanaques mienten".
Ricardo Paseyro

Esta ausencia con brillo
Martes de despedidas
Pequeña jornada
Mueca ilógica
De otros martes que quedaron
En el silencio.

Duele el silencio en las arrugas de aquella tarde
De aquel martes.
Pero también duele el barullo roedor de la mañana
Siguiente a aquel martes.

Canto rodado este día apartado del camino
Deslizado hacia un limbo o abismo
Donde circulan inexorables motores
Para el advenimiento de otro martes.

Pero la espera es un mero síntoma
Apenas
Una laxitud que se adivina
En los plexos del porvenir.

¿O es la espera la sombra de un cansancio?

Entonces recuerdo aquel martes terrible
Exiliado del calendario
Número primo
Administrado por dioses enemigos
Y perfumado con agua de colonia

¿O es el cansancio la extrapolación de mis silencios?

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Homenaje

"La locura es el beso de los ángeles
que tienen de medusa las cabezas".
Saúl Pérez Gadea

La esperanza duerme anestesiada
en un prolijo formulario
de veinticuatro renglones
cruzado por un miedo azul
que ladra.

Con un espeso bigote de ironía
Me barro todos los rincones de la piedad
Y voy descubriendo en esa higiene
Un bostezo de apurones
Una aún no roída cenestesia
Aquella soledad mestiza que tenía
Nudos de espanto en el deseo
Y la burocracia del miedo ya vencido.

En la cuneta crepuscular de un nuevo día
Los perros ladran un formulario de protestas
Veinticuatro horas seguidas
En las salas donde los ángeles nunca besan.

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Nocturno

"Me hubiera gustado clavar la noche en el papel
como a una gran mariposa nocturna".
Juan Carlos Onetti

la nata cancerosa de la noche
su linfa de estrellas vivas
los brillos insomnes de la ciudad
el hombre que fuma en una cama
con barrotes dorados y una mujer

la carcaza de silencios de la noche
sus calientes esplendores
su esqueleto de somniloquios
el andar secreto de sus amaneceres
sus medrosos huesos enterrados

el olvidadizo discurso de la noche
sus sueños y memoriales de lunas
atrapadas en el horizonte invisible

los gatos retrocedentes de la noche
suspendidos en el tenso nervio
que desde catedrales y palacios
llega hasta los inútiles rincones

la soledad burlona de la noche
sus vísperas afiladas, solitarias
su miedo y su sombrero de culpa
el ebrio traspié de la muerte
la esquina del cuchillo y el adiós

y en esa noche poligonal y cruda
los hombres enamorados y positivos
atravesando el ojal del porvenir
hacia la primera madrugada del mundo

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Perspectiva de la violencia

"Ahora muchos trabajan
y otros ladran y ladran
mientras los apasionados se apuñalan

junto a un cerro".
Jorge Medina Vidal

Hay una mancha de sangre en el umbral de la iglesia.
En los apartamentos céntricos se oyen
músicas ofuscadas, latidos amalvonados.

Por la piedra o mármol corren arritmias de espanto
y el miedo reverbera en todas las aristas del barrio.

La calle se agita, la intriga recorre la ciudad y trepa
A los noticiarios de la tarde.
El misterio es una ondulación sin huellas, sin aliento.

Hay manchas de aceite en un garaje suburbano.
En el arrabal se perpetúan silencios infinitos.
Mientras goterones de lluvia mansa caen sobre el cinc
la casa de la sospecha es una fachada despintada
con babas de pobreza que oxidan el ladrillo.

En los patios traseros gira un laboratorio de orfandades
donde lame sus heridas el asesino de la iglesia.
Espera un nuevo rebote de la violencia,
el próximo laberinto de crueldades.
Ya oye los golpes de su corazón contra un muro.

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Titulares

"Tan indefenso, tanto, tanto
como una flor en calle abierta".
Pedro Picatto

Joven valor surge en nuestro ciclismo.
Los círculos financieros
-sigue diciendo el matutino de la ciudad-
despliegan una febril actividad.

En los bares del mundo
han dejado de cotizarse
los pequeños sorbos de café.

Una nueva enzima o antibiótico
combate tanto a hombres como a mujeres
devoradores de distancias.

En las estrechas calles de algún suburbio
se investiga el asesinato de un ciego.
Piensan penalizar el hastío y la malicia.

Criminales habrían actuado
con un escopetazo de terciopelo.
El ciempiés se abre camino
en la resina poblada de pasos.

Se rumorea
que aquel indefenso
tiene ya su tumba sin nombre.

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Autorretrato

"Un hombre nace y de su dolor toma nombre
y luego su alegría, también de su dolor toma nombre".
Líber Falco

Duermo cansado y ejemplar
en un aparte del ritmo escandido
de mis cosas personales.

Despierto ante un tapiz de silencios azulados.
Pensativo, observo a los que pasan.
Escucho una música y creo en sus vibraciones
trenzadas en el tiempo del jazz.

Esgrimo mi tiza de lento profesor,
voy al cine, desempaño vidrios.
Resbala mi humildad y estornuda mi orgullo.
Mi nostalgia metabólica
asimila cortinas estampadas y mares nocturnos
con luciérnagas.

Cada día es la sombra de un palacio recorrido
con ojos impares, añejados
en los fraseos de una bárbara alegría.
Y cuando queda allí -violoncelo amurado-
parece un tornasol de tangos olvidados.

Muchas veces he atravesado la tormenta
sintiendo fuerte la ola de mar embravecido
sacudiendo mi corazón intelectual.

Y luego su dolor
también del deseo toma nombre.
He revisado informes con mis retinas purpúreas
mientras miles de caracoles patinaban en la humedad.

Un vino que pasa por un embudo interminable
una ocasión helicoidal desprovista de importancia.
Así se me antoja la vida a veces y otras no.
Mis hombros tienen un dolor de mimbre forzado
porque he estado en el plasma de ideas y pasiones
donde se prepara mi destino y eso cansa.

Soy lo que murmura y lo que crepita y lo que gira
en los otros.
Soy lo que los otros son
en una combinación particular de aquellos gritos.
Soy una corbata mordida y un protocolo hermético
y la roca que sustenta y rescata y se torna arena
y toda la locura decantada en la serenidad de unas palabras.

Tengo por aliado un silencio multiforme
que con su occipital de búho y sus ojos de doncella
sanciona todos los pactos de mi amor.

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Spiralia

"Mientras tanto quemarme, y sin relevo".
Juan Cunha

Dicen que el dilatado espacio es una estepa
de polvo turbulento.
Dicen que allí giran las galaxias como fúlgidos malecones
o alegres calesitas
o corbatas multicolores
o liláceas serpentinas.

El helecho crece en mi jardín
con una humedad ansiosa nacida en espiral
en el frescor de cada mañana
en el pavor malvado de los recuerdos
en los meandros de una suerte giratoria.

Bajo la lluvia un caracol arrastra
su caparazón acastañada
y deja una baba prófuga y melancólica
tras su mausoleo heráldico, quimérico,
tras su abolengo de espirales quitinosas.

Toda mujer se desnuda según la espiral de un sueño.
La sombra de un brazo, el vislumbre del pubis,
el muslo iluminado, el adivinado pie
y luego la cadera, la magnolia eléctrica
que prende y apaga en la avenida
su centelleo publicitario.

Gira la cuchara en el café.
Sube un humo taciturno
con espirales de aroma y despedidas
quebrándose en el rostro empecinado
de mi asombro.
Que se quema sin relevo

Imagen
Escultura. Premio SMU. "Un Futuro Posible" Sr. FREDDY VIERA

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Lección de otoño

"Y las estatuas del otoño dejan
trajes y vientos de color morado,
puertos y mares y ciudades solas
como tiernas guitarras sollozando".
Beltrán Martínez

El otoño es un viejo león andariego
que llega haciendo reverencias.
Es una cortesía amarilla de húmedo hocico.

Parejas de ancianos
recorrían la peana arenosa del mar.
En el antiguo balneario
paseaba el otoño
su conducta mercurial.

Aquella vez las altísimas palmeras de la rambla
lloraban látigos marchitos sobre últimos ciclistas
que en sus cromos murmurantes
pedaleaban un lento sacrificio.

En la playa un hombre rumoreaba
no sé qué triste masticación horaria
tal vez un picozor adolescente
un áspero deseo navegante.

Entonces el mar comenzó a otoñar
siluetas de muchachas amadas
y veranos recortados como estrellas marinas
recorridas por una felicidad ondulada.

Era el otoño, eran sus recíprocas propiedades
que como esas cefeidas eclipsantes
alternan sollozos y murciélagos.

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Cebollas ensangrentadas

"Rosa, rosa escondida
- finísimo cometa de jardines".
Sara de Ibáñez

Por la izquierda de un verdor inesperado
en la mañana de un domingo
las veredas de marzo
borbotones de primicias.

Y mis pasos
sombras de la costumbre
recorriendo la antigua huella
del escarabajo en la penumbra.

Desato el nudo en la cinta del anhelo
y en un resquicio horizontal de luz vuelvo a ver
la ciudad de las trenzas negras
envuelta en los chales blanquecinos del verano.

Por la izquierda del verdor almidonado
vienen distancias y fragmentos
persianas amaestrando el claroscuro
rabias secuestradas en pleno pecho
espacios anonadados de voces y perfumes
barrios como cebollas ensangrentadas
una gaviota hierática en la playa vacía
la vieja herida política en músculos y sueños
la parsimonia de nuestro empeño.

Un habano es también cebolla de tabaco
gusto a tierra y amor desalentado
en la umbría paciencia de mi canto.
Por la izquierda del humo evaporado
voy secando el cauce de una lágrima
con la felpa de la yerbabuena.

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Del mar enfermo

"Y como el corazón salobre y vagabundo
ya tiene el rumor vago de la concha marina".
Vicente Basso Maglio

Como una oruga de luz
el amanecer austral y fragancioso
va comiendo la hoja verde de la mañana.

La vida hoy es una viscosa y notarial paciencia.

Camina el poeta bordeando el mar.
Llega al confín de todas las transparencias
y vuelve espectral y cejijunto
a la fe de erratas de su intimidad
para recomponer sus frases rotas.

Ha visto un mar enfermo, cóncavo y quieto,
repleto de balizas apagadas, de mejillones
desprendidos de su plano rocoso.

Ha visto vuelos de gaviotas moribundas
y barquitos pesqueros abandonados.
Y ha oído, no el rumor vago en la concha
sino el grito desesperado de un lobo malevo.

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