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Palabras del Dr. Franco Danza

Al maestro Hernán Parodi

Montevideo, 17 de noviembre de 1999

Familiares del profesor Parodi,
compañeros, amigos:

Como discípulo, como Miembro Responsable de la Comisión de Salud Ocupacional del Sindicato Médico del Uruguay, como integrante de la Sociedad de Medicina del Trabajo del Uruguay, me siento obligado a señalar algunas facetas de la trayectoria del profesor Parodi, de la trayectoria del maestro Parodi.

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El profesor Hernán Parodi junto a su hijo homónimo y también médico

Y digo profesor y maestro porque siempre enseñó en las distintas disciplinas con las que estuvo comprometido, con convicción, con énfasis, con amor...

Tras un aspecto severo, aparentemente distante, siempre con Parodi tuvimos el contacto fácil, sencillo, apenas superada esa aparente barrera... y allí, la orientación, la opinión, el consejo sabio...

Conocimos a Parodi en nuestros primeros años de nuestra Facultad de Medicina, en Anatomía y en Operaciones. Nos unía, a la distancia de algunos años de edad, las mismas disciplinas y las mismas vocaciones en el deseo de aprender y de enseñar.

Volvimos a entrar en contacto con él cuando ganamos un concurso en Enseñanza Secundaria como médico certificador y educador sanitario. Nuevamente fue nuestro consejero, nuestro amigo, nuestro maestro para el desempeño de ese cargo.

Luego volvimos a tomar contacto con Parodi cuando "fundó" la Medicina del Trabajo, dentro del ámbito de nuestra Facultad, dándole un ámbito académico.

Y fuimos sus alumnos y adquirimos una formación y un compromiso, una ilusión y una esperanza...

Fue por lo tanto, para mí, para muchos, un referente dentro de los distintos y distinguidos docentes de nuestra Facultad.

Por último, en la Semana Santa de este año, con otros compañeros de la Sociedad de Medicina del Trabajo del Uruguay, en días de ventura y optimismo, fuimos a verlo para recabar de él, de sus recuerdos, pedazos de la historia de nuestra Sociedad de Medicina del Trabajo y de nuestra especialidad.

Con una modestia, que hoy más valoramos, hizo como que no recordaba que había sido él, podríamos decir sólo él, que le había dado un ámbito universitario y un reconocimiento como especialidad a la Medicina del Trabajo en nuestro Uruguay.

Nos dejó algunos documentos y libros que quería dejar a la Sociedad de Medicina del Trabajo del Uruguay, entre ellos unos esquemas: Puesto de trabajo y Retiro laboral gradual.

Estos temas, que eran algunos de los que apasionaban a Parodi, son temas centrales de la Medicina del Trabajo.

Esos esquemas tienen vigencia permanente.

Veía poco, pero conservaba sus dotes intelectuales intactas y juntos recorrimos y recordamos muchos episodios de ese "nacimiento" de la especialidad.

Creemos que el mejor homenaje que podemos hacer a su trayectoria y a sus enseñanzas es seguir trabajando en todos los ámbitos por el desarrollo de la especialidad. Creemos que es lo que hemos hecho y seguiremos en ese surco. Lamentablemente, no todos comprendemos lo importante de estas cosas, todos, como seres humanos que somos, tenemos nuestros errores. Es triste que en determinadas circunstancias no tengamos la autocrítica suficiente para enmendar un camino equivocado y ver, por sobre todas las cosas, cuáles son las metas a alcanzar en aras del bien común.

No podemos dejar de señalar el aspecto eminentemente ético de la Medicina del Trabajo, ético en lo médico y en lo social. En este sentido, como tantos de nuestros viejos maestros, también Parodi nos dejó un ejemplo.

No podemos olvidar que el ejercicio de la Medicina del Trabajo debe ser encarado como un acto de amor, de comprensión, de equidad social.

Por último, recordemos los versos de Machado que nos dicen:

"Vivid, la vida sigue,
los muertos mueren y las sombras pasan;
lleva quien deja y vive el que ha vivido.
¡Yunques sonad; enmudeced campanas!".

Gracias profesor Parodi, gracias compañeros.

Alvariza

Bernardino Ramazzini (1633-1714): su obra De Morbis Artificum Diatriba (conocida en nuestro idioma como Disertación sobre las enfermedades de los trabajadores), escrita en latín y publicada por primera vez en Módena (Italia) en 1701 es considerada la base empírica y el fundamento histórico de los conocimientos que hoy integran la Medicina del Trabajo. Las palabras finales del prefacio indican el propósito de la obra: "Beneficiar a la sociedad o por lo menos auxiliar a los obreros". Es de estricta justicia que el grabado que evoca a este precursor figure junto a la imagen del Dr. Parodi. Separados por el tiempo y la distancia abrazaron una misma y noble causa.

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