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Subcomisión Huelga de Hambre

Defendiendo la vida

Hace ya décadas que el Sindicato Médico del Uruguay asiste al llamado de las personas que deciden, sin importar los motivos, iniciar un ayuno o una huelga de hambre. Hoy en día, una subcomisión dependiente de la de Derechos Humanos se dedica a asesorar en estos casos.
Noticias dialogó con dos de sus integrantes, las doctoras
y María del Luján Jauregui.

por Isabel Fernández

Si de cuestiones sindicales se trata, quizá sea el Sindicato Médico del Uruguay el gremio de mayor inserción dentro de la sociedad uruguaya. Y tiene su lógica: la salud es un derecho inherente a todos los seres humanos. Puede ser esa una de las causas por las que no pasa desapercibida, por más distraído que sea el visitante, la gran cartelera instalada en la recepción de la sede de bulevar Artigas, donde se informa sobre las decenas de comisiones que allí se reúnen.

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Trabajadores del gas en huelga de hambre
(Foto Óscar Bonilla. Gentileza semanario Brecha)

La de Derechos Humanos tiene un apéndice, la subcomisión Huelga de Hambre, y la Dra. , también miembro del Comité Ejecutivo, es su responsable: "Ante todo queremos aclarar que nosotros no analizamos el motivo por el cual una persona o un grupo determinado realiza una huelga de hambre o un ayuno, simplemente se nos convoca en nuestra calidad de médicos y hacemos el seguimiento sanitario de los huelguistas".

Buceando en la historia

En el año 1958, la Federación Autónoma de la Carne enterró a uno de sus más queridos integrantes: Ruben Paleo falleció a consecuencia de una huelga de hambre carente de controles médicos adecuados.

Quizá porque la década del '60 transcurrió desbordante de utopías, plagada de sueños de futuro, fuertemente arraigados en la lucha solidaria de un pueblo con personalidad propia pero carente de personalismos, es que hoy se hace tan difícil la ubicación cronológica de los hechos que hicieron historia. Si bien son contradictorias las versiones sobre la primera huelga de hambre asistida por el SMU, existe la certeza de que el Dr. Ricardo Caritat Theoduloz tuvo presencia institucional en la primera medida de esta naturaleza que en el año 1964 realizaron cinco trabajadores (tres hombres y dos mujeres) agremiados en la Asociación de Funcionarios Postales.

Cuando en 1969 los empleados bancarios llevaron adelante un ayuno reivindicativo en la catedral de Montevideo, solicitaron el asesoramiento del SMU.

Sin experiencia en el tema y con la responsabilidad que lo caracterizaba -su inteligencia junto a su modesta calidad humana lo llevaron a ocupar la presidencia del Congreso del Pueblo-, el profesor de Clínica Médica, Dr. Atilio Morquio (1919-1990), creó un régimen de mantenimiento para los ayunantes que permitía, por un lado, respetar la medida tomada y, por otro, garantizaba el máximo nivel de salud en dicha situación extrema.

La dieta base del Prof. Morquio consta de té, una barra de chocolate para que asegure el mínimo imprescindible de grasa y caldo colado con vegetales en los que es fundamental la abundancia de perejil por su contenido en potasio, al que se le agrega una clara de huevo como único aporte proteico. Todo esto se acompaña de unos tres litros diarios de líquidos no azucarados.

Diferencias y coincidencias

Aunque el estado sanitario, las buenas condiciones de vivienda, el régimen nutricional, etcétera, son válidos tanto para la huelga de hambre como para el ayuno, la diferencia entre ambos casos está marcada por lo temporal (la primera se hace por tiempo ilimitado y el segundo abarca un período no mayor a los siete días) y por las motivaciones que induzcan a tomar una u otra medida.

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Dra. , miembro responsable de la subcomisión Huelga de Hambre del SMU

Habitualmente se utiliza el ayuno cuando lo que se pretende es elevar protestas reivindicativas generales que competen a los derechos humanos (por ejemplo, el realizado en 1984 por Verdad y Justicia y por la liberación de los presos políticos), mientras que la huelga de hambre suele ser una medida a la que se recurre frente a necesidades concretas con la intención de no abandonarla sin haber logrado el objetivo (ver recuadro).

La Dra. Ceres explicó a Noticias los pasos a seguir cuando se solicita la intervención del SMU para cualquiera de los dos casos: "Para que se haga posible nuestro apoyo profesional, el Sindicato Médico tiene una serie de condiciones que garantizan los requisitos desde el punto de vista médico y ético. Lo primero que hacemos es un examen previo de las personas que optan por alguna de esas formas de protesta. Los exámenes de laboratorio también nos ayudan a descartar determinadas patologías que pueden impedir que la persona ingrese en huelga de hambre o en ayuno. A la vez de dar el visto bueno -continúa la facultativa-, se practica el seguimiento diariamente, controlando el peso, la presión arterial y el volumen de la ingesta, poniendo especial atención en que el organismo se mantenga hidratado".

Para la Dra. María del Luján Jauregui, con amplia trayectoria en el tema, "la huelga de hambre como el ayuno son medidas de protesta, y no una forma de autoeliminación, por lo tanto el SMU debe tomar todas las precauciones que permitan devolver a la sociedad una persona sana y no un enfermo crónico".

En 1994, el Sindicato Médico retiró el seguimiento de la huelga de hambre iniciada por los integrantes del grupo vasco Euzkadi Ta Askatazuna (ETA), ante la negativa de los huelguistas a obedecer el protocolo exigido por los profesionales.

En el año 1992, se produjeron en el país dos huelgas de hambre que por distintos motivos quedaron particularmente grabadas en la memoria de las doctoras Ceres y Jauregui.

Una fue la realizada por los trabajadores de la empresa ONDA, donde la Dra. Ceres recuerda que fue necesario medicar a uno de los protagonistas: "Esto demuestra que nosotros no retiramos a los huelguistas por cualquier patología. En este caso no era incompatible su medicación con la continuación del paciente en huelga de hambre".

La otra fue la llevada adelante por los obreros de Promopes. En este caso, Jauregui recuerda que a Eduardo Bonomi se le descubrió una anemia del Mediterráneo que nunca había sido diagnosticada.

Sin duda asesorar en materia de salud durante un ayuno o una huelga de hambre conjunta un acto de responsabilidad con el de amor a la vida. Por eso los médicos son tan estrictos con el protocolo. Como expresó a Noticias la Dra. Jauregui, "no hay que olvidar que este tipo de medidas las hacen personas sanas no pacientes. Este es el gran problema ético que se plantea el SMU que tiene toda su base de constitución en la defensa de la salud nacional".

El Ministerio de Salud Pública y la huelga de hambre

El Ministerio de Salud Pública tiene la obligación constitucional de velar por la salud de los ciudadanos.

En los casos de huelgas de hambre, lo que puede hacer es poner en conocimiento del hecho a la Justicia y pedir que ésta interceda con determinadas medidas.

En la última huelga de hambre realizada en Uruguay (ver recuadro), el MSP solicitó al juez Fernando Cardinal, la intervención de la Justicia. Éste, a su vez, dispuso que una Junta Médica Forense, integrada por el doctor Guido Berro y las doctoras Beatriz Balbella y Zully Domínguez se hicieran presentes en la sede de UAOEGAS para verificar el estado de salud de los huelguistas.

Al no tratarse, en este caso, de una medida tomada por una persona detenida, el trabajo de la Junta se resumió en verificar que los huelguistas estaban en condiciones de decidir libremente su deseo de continuar con la medida.

Sobre una huelga de hambre reciente
Dra. Jauregui: "Nos retiramos por responsabilidad"

"El problema es que no sabemos cuánto puede sobrevivir una persona en estas condiciones", fue la respuesta de la Dra. María del Luján Jauregui cuando Noticias le consultó sobre por qué el SMU dejó de prestar asistencia institucional a los 35 días de la huelga de hambre de los trabajadores de la Unión Autónoma de Obreros y Empleados del Gas (UAOEGAS).

El 27 de diciembre próximo pasado, tres obreros nucleados en UAOEGAS, Ángel García, Sergio Prietto y Wilson Sequeira, comenzaban la huelga de hambre más larga en la historia sindical uruguaya. García y Sequeira la culminaron a los 44 días, obedeciendo al mandato unánime de la asamblea general del gremio. Otra es la historia de Prietto, quien debió abandonar la medida 20 días antes. La doctora Jauregui lo relata así:

"Un día fui a controlar a los muchachos como lo hacía habitualmente. Prietto me comentó que le dolían las piernas, a lo que quise saber cuándo, y él me contestó 'cuando camino y también por la noche'. Lo hice acostar y palpé algo que nunca en mi vida había tactado: no sólo había reducción de la masa muscular, sobre todo en miembros inferiores, sino que eran como una gelatina; tocabas y dolía. Estaba segura de estar frente a una autofagia. No me equivoqué".

Como la doctora estaba de licencia, la doctora Jauregui se comunicó con el doctor Juan Carlos Macedo, presidente del SMU, y, junto con su opinión, le expresó la decisión de retirar a Prietto de la huelga de hambre. "Lo internaron en un CTI, aclara la profesional, donde comenzaron a administrarle proteínas y vitaminas. Mejoró, aunque la recuperación aún es muy lenta".

A los 35 días de huelga, el SMU retiró su apoyo institucional. Jauregui explica que "no estábamos en condiciones de responsabilizarnos por algo que no sabíamos qué iba a pasar. La experiencia adquirida no sobrepasaba los 30 días -fue durante la protesta de los trabajadores de Promopes, donde el Sindicato se retiró alegando las mismas causas-, ahora nuestros conocimientos nos permiten saber que dentro de una huelga de hambre de 35 días, se mantienen parámetros vitales correctos y deducimos que la recuperación es posible en un plazo de tiempo más o menos corto".

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