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Jorge Romero, el médico que salvó a Maradona

Salud y rabia

El mundo no va por buen camino y la salud uruguaya tampoco. Recién recibido, Jorge Romero, el médico que salvó a Maradona, ve una tendencia a olvidar la ética médica. Siente rabia y miedo. Piensa que Maradona fue secuestrado.
Y cree que a nadie le importa.

por Leonardo Haberkorn

Jorge Romero odia que lo señalen en la calle: "¡Ese es el médico de Maradona!". Hijo de un pediatra que hace 28 años dejó Montevideo para trabajar en Maldonado, su vida no ha sido fácil.

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Dr. Jorge Romero: "El sistema lucra con la salud de las personas"

"Mi madre se suicidó y con mi padre no tengo una buena relación. Pasé cosas muy dolorosas que me marcaron. La mayoría de las madres no se suicidan. La mayoría de los hijos no se encuentran un día con ese cuadro. No todo el mundo tiene un hermano down. No todo el mundo vivió aislado y segregado por ser considerado el hermano del bobo".

Romero creció en Maldonado, sin hacer demasiados amigos. Su mundo era distinto al de sus compañeros de colegio privado: "Nunca me importó la imagen, ni los boliches, ni el surf". A los 13 años leía a Marx y a los 15 a Borges.

Hoy en su casa no hay televisor y sí muchos libros, desde Séneca al humorista español Enrique Jardiel Poncela. Tiene 28 años, hace tres que vive en pareja y hace cuatro meses que se recibió de médico.

En la Facultad, trabajó tres años en investigación en Farmacología, con la doctora Carolina Seade, "quizás la persona que más me ayudó a salir del pozo abismal después que murió mi madre. Me dio trabajo, cobijo, amistad y ética".

El 1º de enero, Romero comenzó a trabajar en la mutualista que fundó su padre, como médico rural, para las zonas al este de Manantiales: balneario Buenos Aires y José Ignacio.

"Soy un ejemplo de lo que digo"

Desde que su testimonio en el "caso Maradona" fue la clave para procesar a Guillermo Coppola por "falso testimonio", Romero no vive tranquilo. En su solitaria casa del balneario Buenos Aires, su mujer vive con miedo.

Jorge es fácil de entrevistar: le encanta explicar sus puntos de vista "antihegemónicos". Sabe que si no fuera por Maradona, nadie le prestaría atención. Y eso le da mucha rabia.

¿La medicina siempre fue su vocación?

No, mi vocación es el servicio.

¿Entonces para qué estudió tantos años? Hay infinitas maneras de servir.

Porque la medicina es -de todas ellas- la que permite un contacto personal más íntimo. Uno con los pacientes tiene diálogos muy profundos que en otras profesiones no se suelen tener. Quizás eso no suceda en Punta del Este, donde todo es chabacanería, pero sí donde más vale la pena ser médico: en los barrios pobres donde el médico aún es respetado.

Usted, antes de recibirse, trabajó en barrios muy pobres de Montevideo.

Sí, pero ahora soy un privilegiado. Estoy recién recibido, trabajo en un balneario de lujo y gano el doble que un residente. Otros médicos, mejor capacitados, trabajan en los cantegriles y ganan 1.800 pesos. Otros ganan 20.000 dólares por mes. En Uruguay, un 20% de los médicos acapara el 80% de las ganancias que genera la medicina. El Sindicato Médico tiene mucho que aportar para revalorizar la ética en la profesión, para que no ocurran cosas tan horriblemente injustas.

¿Esas desigualdades no se explican por diferencias de capacidad?

Conozco varios médicos que son genios y ganan menos de 200 dólares y otros que ganan 20.000 y no son brillantes. Estas diferencias se explican más por cómo se maneja el poder en la sociedad. En Uruguay existen castas de profesionales y empresarios, no sólo de médicos, en las que el poder se transmite de padres a hijos. A veces me maravillo al ver que hay familias de estudiantes brillantes. ¡Debe ser algo genético!

Usted consiguió este trabajo gracias a su padre.

Sí, yo soy un ejemplo de lo que digo, porque no soy bobo y aprovecho las oportunidades. Mi padre es médico titular de esta institución. Y los estatutos, como tantos otros, dicen que los hijos de los médicos titulares tienen preferencia para entrar a trabajar. Quizás muerda la mano que me da de comer, pero pienso que no está bien. Hay gente mucho más capacitada que yo, que lleva 20 años laburando y que no tiene el trabajo que tengo yo a los cuatro meses de recibirme.

"La medicina es otra cosa"

Se deduce que el sistema de salud no le parece bueno.

Me parece horrible. Cómo me va a parecer bien una medicina que se basa en criterios empresariales. Yo no digo que todas las mutualistas sean así, pero la gente se siente explotada cuando paga una cuota de 70 dólares y se enferma una vez cada dos años. Tanto se ha pretendido lucrar en el sistema mutual, que el hilo se está por romper. Ha existido un tironeo permanente para obtener más dinero de donde no hay, para que el médico tenga un estatus de vida fabuloso. El sistema se quiebra porque un cirujano cobra 2.000 dólares por operar. El sistema está por hacer crac y lo tiene merecido, porque lucra con la salud de las personas.

Parece no opinar bien de sus colegas.

¡Cómo voy a opinar de mis colegas! Mis colegas me dieron todo lo que soy. Yo hablo del sistema de salud. Uno siente una gran impotencia cuando está laburando en el Borro y llegan niños maltratados o cuando aparecen enfermedades que no debieran existir. Algo anda mal en la sociedad, no sólo entre los médicos. Es claro que no estamos alcanzando un "desarrollo humano sustentable" como pide la Unesco. Los colegas son expresión de toda una problemática social, política, cultural y económica.

¿Cuál es su alternativa?

No es mía. Es "salud para todos en el año 2000", como dice la Organización Mundial de la Salud. Pero a nadie le importa.

¿Existe una tendencia a olvidar la ética médica?

La tendencia hegemónica dentro del sistema de salud uruguayo es a alejarse de los postulados hipocráticos y de otras declaraciones como la de Helsinki. También hay gente que busca cambiar estas cosas. Pero sus esfuerzos se pierden en una gran burocracia sindical. Se forma una comisión. Se fija la primera reunión un lunes a las 16. A las 17 todavía no llegó nadie. Al final aparecen tres de los diez que tenían que ir. A la segunda reunión no va nadie.

"Me da mucha rabia"

¿Por qué no va nadie?

Yo aún no he comenzado a trabajar en el SMU. Pero tengo diez años de militancia en la Asociación de Estudiantes de Medicina y puedo decir que está totalmente alejada de las necesidades de los estudiantes y de la Facultad. Lo que hay allí es una ansiedad por concentrar poder. Estoy harto de ver gente que lleva 15 años en los puestos de dirección de la FEUU. ¿Y cuándo estudian? ¿Son estudiantes? No, son funcionarios de un sistema gremial. Esto puede doler, pero nadie lo puede negar. Esto lo sabe todo el mundo, pero el que lo dice es inmediatamente segregado por los funcionarios de la gestión sindical. Yo hace diez años que lo digo sin que nadie preste atención. Y me da mucha rabia que ahora me escuchen porque atendí a Maradona.

¿Maradona fue su primer paciente como médico?

No, pero tampoco fue una consulta más. En el camino pensaba que iba a atender a Diego Maradona y en que me había llamado Guillermo Coppola. Iba nervioso, porque no sabía qué iba a encontrar. Iba ansioso también porque iba a cobrar los 50 dólares de mi consulta particular, que me venían muy bien porque para instalarme aquí me endeudé y no tengo un mango. Lo gracioso es que hasta ahora nadie me pagó.

¿Con qué se encontró al llegar?

Había un paciente que se moría. Yo valoré la situación: Maradona respiraba, el corazón andaba. De repente dejaba de respirar, hacía unos pequeños paros respiratorios que me ponían nervioso. Pero mi valoración fue que el paciente llegaba bien al sanatorio. Y si llegaba ¿para qué me iba a poner a hacer maniobras yo? Preferí que se las hiciera un médico con 35 años de experiencia. Ahora muchos colegas me dicen "tuviste suerte". Y eso también me da rabia. Yo no me creo ningún dios de la medicina, pero no fue sólo suerte. Los generosos colegas no pueden ser así de injustos, de dañinos. Yo hice, como técnico, una valoración que me indicaba que el paciente llegaba vivo. Y llegó.

Luego comenzó el show.

Sí, fue algo horrible. ¡Horrrrrible! El mundo mediático puede raptar vidas sin importarle nada y le raptó la vida a Maradona. Le pusieron todo en bandeja: millones, mujeres, merca. ¿Y ahora el drogadicto es él? El mundo mediático lo puso allá arriba y lo transformó en Dios. A ese hombre no lo dejaron pensar. No sabe nada de la vida, porque el mundo mediático se la robó.

¿No subestima al ser humano? Otros ídolos populares y "mediáticos" viven de otra manera.

Sí, hay un componente personal que no hay que negar. Pero se raptan las vidas de algunos individuos. Hay individuos que no tienen vida. No tienen privacidad. No son dueños de sus cosas.

¿Cuándo empezó a sentir miedo?

Cuando comencé a ver titulares de diarios que decían "Coppola: un medicucho no me va a cagar la vida". Ahí sentí miedo por primera vez. Y después, a medida que fue avanzando el juicio -los detalles no los puedo contar-, me seguí asustando, cada vez más. Y estoy asustado. Tengo miedo. Mi mujer vive con miedo. Posiblemente sean problemas que no le interesen a nadie, porque así es la sociedad posmoderna. A nadie le importa lo que le pase al otro.

Los de arriba y los de abajo

En el sanatorio había que decidir el tipo de tratamiento que recibiría Maradona. Jorge Romero le preguntó a uno de los acompañantes del ex futbolista: "¿El dinero es un bien ilimitado para ustedes?". Le respondieron que sí.

En cambio, en donde vive -balneario Buenos Aires, un desolado paraje de 500 habitantes, 10 kilómetros al este de Manantiales-, Romero muchas veces no cobra porque sus vecinos "no tienen un mango". Para Jorge las enormes diferencias sociales que hay en su área de trabajo son "alucinantes".

"He entrado a palacios de un lujo difícil de describir. Y también, en el medio del campo, a hogares muy pobres, donde he visto erisipelas en grados evolutivos muy grandes. Hay pacientes que me han dado 400 pesos de propina. Y otros que no pueden pagar nada".

Solo en Buenos Aires

Romero quiere explicar por qué eligió radicarse en un lugar tan solitario como el balneario Buenos Aires. "Me fui de Montevideo porque no soporto más caminar y ver en la calle los desechos humanos que produce nuestro sistema de organización social. No aguanto más ver a los colegas peleándose por una guardia de 250 pesos. Detesto a los que en la Facultad tratan de acaparar a un docente de la Universidad como si fuera su profesor particular. A mí me pasó entrar a un 'encare' y que los estudiantes que estaban ahí me dijeran 'no, mirá, ya somos muchos'. Y eran siete".

Resfríos y neumopatías

Para Jorge Romero la formación que imparte la Facultad de Medicina "olvida la comunidad". "El 85% de las patologías se resuelven en comunidad pero nuestra Facultad enseña dentro de los hospitales. Hace siglos se sabe que es mejor mantener a los pacientes sanos en sus hogares. Que si usted tiene un resfrío, es mejor que el médico lo visite y le aconseje que se quede dos días en casa. Pero al sistema de salud le conviene que usted haga una neumopatía aguda para arrancarle la cabeza. La medicina no es enchufar el último aparato de moda, aunque eso deje dinero al sistema de salud. La medicina es otra cosa. ¿Dónde quedó la ética profesional?"

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