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Con el Dr. Hugo Rodríguez, vicepresidente del SMU

Los médicos no reclamamos un tratamiento preferencial

El derecho sanitario es uno de los campos del derecho y de la medicina que se encuentra en permanente debate. El Dr. Hugo Rodríguez, vicepresidente del SMU, acaba de regresar del VI Congreso Nacional de Derechos Sanitarios, en España, que organizó la Asociación Española de Derecho Sanitario. Además, fue anunciada la realización del Primer Simposio Iberoamericano de Derecho Médico el año próximo en nuestro país.

por Fernando Beramendi

La reunión contó con invitados latinoamericanos y de Portugal, sobre todo del área iberoamericana y en ella también participó el secretario general de la Asociación Mundial de Derecho Médico, el belga Raphael Bierkans.

¿Cuáles fueron los ejes temáticos del congreso?

Uno de los centros de interés de este congreso fue el lanzamiento de la idea del camino de la mediación, la conciliación y el arbitraje para los juicios de responsabilidad médica. Esto es discutido, hay abogados que dicen que no sirve para nada y otros que es una gran solución. Este enfoque no excluye a los médicos de los principios generales de la responsabilidad civil; hay una responsabilidad, civil o penal.


Jornadas de Responsabilidad Médica (1998). Dres. Hugo Rodríguez y Rodolfo Panizza, y Dras. Carmen Curbelo y Elisa Montalvo, representante cubana

Ya nadie puede plantear que quienes ejercemos una profesión quedemos excluidos de las obligaciones que tiene el resto de la sociedad. No reclamamos un tratamiento preferencial.

Hacia la conciliación

Se trata de un sistema que se ha experimentado en algunas partes, que busca superar los aspectos negativos que tiene la judilización, la transacción judicial de los problemas de la responsabilidad médica. En primer lugar el camino judicial es extraordinariamente largo, lleva muchos años.

Pero no sólo se demora para llegar a la reparación, sino que durante años se está reviviendo la tragedia propia que lleva al juicio, el caso de una persona que sufrió un daño que adjudica a una malapraxis, o de un familiar que falleció y cuyos herederos están haciendo juicio.

Durante muchos años están sometidos a interrogatorios, pruebas, pericias, para lograr llegar a aproximarse a la verdad de su caso.

Estos procedimientos buscan el acercamiento, la conciliación y en algunos casos el arbitraje. En este último caso las dos partes acuerdan un árbitro que llegue a una resolución que puede ser vinculante -obligatorio- o no vinculante, eso está pactado de antemano por las partes. Es un trámite más corto, que abrevia toda la penuria de la peregrinación por los juzgados en la primera instancia, en la segunda, a veces en la casación.

La responsabilidad médica

En segundo lugar, una de las cosas más dañina para los médicos -aquí estamos pensando en la parte médica- es la difusión pública.

La inmensa mayoría de los casos de pretendida responsabilidad médica se sentencia como favorable a los médicos. En realidad ocurre -no en todos los casos, pero sí en la mayoría- que lo que hay es falta de aceptación de la posibilidad del paciente -éste es el daño-, entonces alguien tiene que ser responsable. El primero en que se piensa es en el que tuvo la cosa en sus manos, se busca un resultado, pero de repente no hay un hecho causal de ese daño.

Más que lo que puedan ser las pólizas de seguro o el pago de una suma, lo que genera daño es el estar expuesto públicamente cuando años más tarde se llega a que el médico actuó bien.

Durante años todo el mundo supo que fue a un juicio por malapraxis, por atender mal; lo que pase luego no importa, es irrelevante y no modifica ese daño. Esta es otra razón por la que un ámbito de esta naturaleza puede ser positivo.

Más certeza jurídica

El tercer paso es que da más certeza jurídica. En la conciliación uno puede tener las partes representadas, que cada cual diga qué es lo que quiere y se busca una solución rápida. El camino judicial muchas veces es imprevisible, se depende mucho del abogado porque se venció un plazo o por error procesal, puede salir para cualquier lado y no se cumple el objetivo que la presunta víctima busca cuando va a la justicia.

¿Esto es una actitud de defensa de los médicos?

No se trata de una visión corporativista médica para eludir los juicios. Es otra forma de procesar la situación de la responsabilidad médica; tanto no es un reclamo corporativo que en España quien planteó este proyecto fue el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid. Los abogados tampoco pierden trabajo porque también se los necesita para hacer ese proceso extrajudicial, puramente privado.

En este sentido hay una larga experiencia en Suecia, hay una experiencia reciente en México -tenemos entendido que es el único país de Latinoamérica donde se aplica esto, a través de la Comisión Nacional de Arbitrajes Médicos- y hay experiencia en el País Vasco, en Bilbao.

La mala comunicación

La experiencia de los mexicanos -que ya han procesado decenas de miles de situaciones por estos mecanismos- es que en las tres cuartas partes de los casos basta una explicación a la familia o al enfermo, basta que comprendan lo que pasó, que alguien les hable. Esto confirma la bondad de este método y que los juicios no surgen porque hay malicia -en algún caso la puede haber- sino que son el resultado de la mala comunicación médico-paciente, del no haber hablado adecuadamente cuando había que hacerlo y entonces en la imaginación, la fantasía y la necesidad de encontrar explicaciones se busca un responsable.

Este fue uno de los temas más interesantes del congreso, que además se refirió a distintos aspectos de la responsabilidad médica.

El año que viene el SMU -como una actividad central de los festejos por su 80 aniversario- va a celebrar el I Simposio Latinoamericano de Derecho Médico coincidiendo con las IV Jornadas de Responsabilidad Médica, que comenzaron en el 88, y siguieron en el 96 y en el 98.

Médicos y enfermeros

Se va a trabajar conjuntamente con el tema Responsabilidad Profesional en Enfermería, incorporando a todas las enfermeras profesionales, que siempre han participado en nuestras jornadas pero esta vez habrá un enfoque particular hacia esa actividad tan singular e importante que es la enfermería. Creemos que este tema de la mediación, la reconciliación y el arbitraje debe ser encarado y discutido por ese simposio iberoamericano que traerá gente de distintos países del área latinoamericana, organizado con dos años de antelación, lo que en nuestro medio es completamente inusual.

Uno tiende a preguntarse quién es el responsable de lo que le pasó. ¿Cómo se valúa el tema específico de la relación médico-paciente en estos casos?

No podría contestar eso, pero la bibliografía de literatura médica y responsabilidad médica de todo el mundo establece que la principal causa de las demandas de malpraxis no son los errores médicos -que existen todos los días- sino la falla en la relación médico-paciente.

El consentimiento informado

Puede ocurrir un error médico, pero si se dio en el marco de una relación médico-paciente cordial, con buena comunicación, con información, esa falta no es vivida como una agresión.

En cambio un acto médico técnicamente impecable, por ejemplo quirúrgico, realizado en un marco de falta de una adecuada comunicación, no suficientemente explicado, no sólo genera una demanda sino que en el estado actual de la jurisprudencia prácticamente equivale a incurrir en irresponsabilidad médica.

El consentimiento informado -que no tiene nada que ver con el consentimiento firmado- es un elemento imprescindible en un acto médico correcto. Si a una persona le hacen una operación, por más que ésta sea técnicamente correcta, si a la persona no se le dijo que se le iba a hacer esa operación, para qué y si ésta no la eligió, se incurre en irresponsabilidad médica.

Hace algunos años esto no era tan así, pero hoy lo es. Por eso creo que este tema es central.

Usted hablaba de un camino de judilización, un camino judicial de rutina, y del camino de la conciliación. En Uruguay hay validación jurídica para emprender los dos caminos. ¿Qué haría falta para que esto se instaure?

La conciliación es siempre una instancia previa a la presentación de la demanda por daños y perjuicios. Habría que ver si es posible estudiar la realidad de los otros países -particularmente Suecia, México y el País Vasco y el proyecto del Ilustre Colegio de Abogados- para ver si se puede encontrar inspiración para reglamentar con precisión y detalles un camino que sea una alternativa. Esto que no significa excluir a los médicos de las obligaciones que tienen todos los ciudadanos. Pensamos que eventualmente puede ser un camino más humano y beneficioso para ambas partes, que normalmente salen muy maltrechas con el procedimiento judicial habitual.

Este proyecto en España surgió del Colegio de Abogados. ¿Qué viabilidad le ve acá?

El I Simposio Iberoamericano de Derecho Médico puede ser un foro para discutir el tema porque va a haber representantes de varios países del mundo que podrán exponer su experiencia.

La necesaria formación

Además será un foro importante porque estamos hablando de una actividad auspiciada por la Suprema Corte de Justicia, por el Ministerio de Salud Pública, por la Facultad de Medicina, por la Facultad de Derecho, por la Asociación de Magistrados del Uruguay, por el Colegio de Abogados del Uruguay.

Estas son las organizaciones nacionales, pero también está la Organización Mundial para la Salud, la Organización Panamericana para la Salud, con su Centro Latinoamericano de Bioética -ésta también tiene que ver, no estamos hablando sólo de pesos- y en estas actividades siempre están presentes además, representantes de los usuarios de los servicios de salud.

Puede ser una buena ocasión para discutir desde las perspectivas de los distintos intereses algunas posibilidades que mejoren la situación.

¿Está prevista una consulta a los usuarios?

Sin duda es una cuestión que debe ser encarada por todas las partes, somos todos integrantes de la sociedad civil. Cuando existen conflictos es mejor buscar soluciones sobre una base consensual y no sobre la base de una corporativización de ninguno de esos sectores. Nuestro país tiene una tradición de cultura de diálogo, una cultura democrática, una tradición en jurisprudencia; es un momento adecuado para plantear este tema, antes de que se llegue a situaciones donde la avalancha de demandas hace más daño que los eventuales errores médicos porque generan una manera defensiva de hacer la medicina, en que se piensa en lo que puede pasar y no en lo mejor para el paciente, en cómo me cubro y no en qué es lo que habría que hacer.

En algunos países desarrollados se ha llegado a una situación tal que nadie quiere asistir a un lesionado en la carretera porque si le provoca un daño tiene que vender todo para pagar.

¿En Uruguay hay una formación que apunte a calificar la comunicación médico-paciente como parte del acto médico?

No la hay, pero me consta que en la Facultad de Medicina hay mucha gente consciente de esta necesidad. No son temas menores, son problemas centrales, como la incorporación de la visión ética en las cosas cotidianas, no solamente a nivel de los especialistas, sino casi filosófico.

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