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Gladio Ferraz, primer corrector de Noticias

«El Implacable»

El primer corrector profesional de Noticias fue Gladio Ferraz, encargado también de traducir las publicaciones internacionales que llegaban al Sindicato, entre 1967 y 1991. Este anarquista catalán arribó al país en 1956, exiliado del franquismo. Fue administrador mercantil, pianista aficionado y publicista. Aún hoy es capaz de traducir simultáneamente cinco lenguas vivas (inglés, francés, italiano, portugués y castellano) y el esperanto. «Era tan duro para marcar un error de sintaxis u ortografía, que médicos y compañeros del SMU me llamaban el Implacable», admite.

por Armando Olveira

A punto de cumplir 84 años (el 26 de setiembre), Gladio Ferraz cuenta una dramática historia personal que incluye una milagrosa anulación, a último momento, de un pedido fiscal de pena de muerte. «Los acusadores del Consejo de Guerra me habían enjuiciado en 1946, por bandidaje, estragos, terrorismo y asociaciones delictivas de varios tipos».


Gladio Ferraz, «el implacable»: luchador de dos mundos

Fue activo militante de la Federación Anarquista Ibérica (FAI), brazo armado de la histórica Confederación Nacional del Trabajo (CNT) que resistió el golpe de 1936.

Ferraz fue uno de los 33 rehenes mantenidos en secreto cautiverio en las cárceles de Barcelona. «Nos tenían a mano para ir ajusticiando si fuera necesario, pero, además, se hacía con nosotros un macabro juego de simulacro de fusilamiento. Más de una vez deseé con el alma que todo se terminara en ese momento», rememoró.

«Como la decisión se iba alargando, hubo tiempo para un hábeas corpus y defensa legal. Quedamos siete con pedido de condena, de los cuales a ninguno se ejecutó. Por pedidos internacionales y buenas gestiones de organismos humanitarios, quedamos con 30 años en prisión de máxima seguridad. Finalmente, bajaron a 20 años y me otorgaron la libertad vigilada a los siete años y medio, en 1954».

Hasta 1956, llevó una vida de semirreclusión domiciliaria y constantes requisitorias policiales, que culminaban en alguna repartición secreta donde era duramente interrogado y torturado. «Aquella persecución era inhumana y, aunque había conseguido trabajo con un importador de tejidos, no hacía más que pensar cómo salir de ese infierno», afirma el catalán.

Sus fantasías de viajero tenían como único destino las dos capitales del Plata, Buenos Aires y Montevideo. «En la cárcel conocí al gambucero (encargado de compras y aprovisionamiento) de un barco que hacía el recorrido desde Barcelona hasta ambas ciudades. Era un hombre muy cosmopolita que me enseñó el esperanto mientras compartíamos el encierro».

Viaje a la libertad

Una tarde de 1956, luego de un duro interrogatorio, Ferraz solicitó una entrevista con el cónsul uruguayo, Rogelio Braceras. «Fui espontáneo. No nos conocíamos, pero me puse en sus manos. Ya no aguantaba más lo que me hacían», evocó.

Braceras consiguió en la Dirección de Migraciones en Montevideo un salvoconducto que le permitiera salir de España. «Llegué al puerto de Montevideo, el 11 de junio de 1956. Era para mí recuperar los deseos de vivir»

Ferraz fue empleado de Bergara y Cía. (despachante de aduana); organizador administrativo de las oficinas del Cantegril Country Club en Montevideo, redactor publicitario y hasta guardacoches. «Por esas cosas, la lotería uruguaya me favoreció con un premio de 500 pesos de aquella época, lo que me permitió traer a mi familia y mi hermana enfermera».

«Al Sindicato Médico llegué porque había entablado amistad con el Dr. José B. Gomensoro y un funcionario, Don Roberto Cotelo, dos valerosos luchadores uruguayos en la Guerra Civil Española».

El 31 de enero de 1963, ingresaba como cobrador del SMU, en una amplia zona que abarcaba todo bulevar Artigas. «Vivía con los pies en llaga viva, porque todo lo hice caminando hasta que me compré la bicicleta».

El 13 de octubre del mismo año comenzó a trabajar en el archivo del matutino La Mañana, dirigido por el periodista argentino Edgardo Sajón. En poco tiempo fue también corrector de la publicación y asesor en idioma español. «No tenía descanso. Era cobrador del Sindicato de 8 a 12; archivista de 12 a 16; nuevamente cobrador, de 16 a 20 y corrector de 20 hasta la madrugada».

La vida de Ferraz comenzó a mejorar cuando ingresó a la administración de la Colonia de Vacaciones del SMU, en 1965. «Para entonces tenía solamente la corrección y la oficina», admite.

En 1968, el Comité Ejecutivo lo nombró corrector de las publicaciones de la institución y traductor del material internacional que llegaba a las oficinas de Colonia 1938. Se encargó de la traducción de Carta Médica en la difícil etapa de la intervención. «Era muy dura la relación con Pollero, pero los funcionarios teníamos claro que al Sindicato había que mantenerlo vivo para devolverlo a sus dueños. Estuvimos firmes en la época del Dr. José Pedro Cirillo, cuando mantuvimos una actitud combativa contra de la dictadura y por suerte, la vida me permitió ver la recuperación gremial». Ferraz se retiró del SMU en 1991.

Defensor de la «jota»

La calidad profesional de Ferraz lo llevó a ser hombre de consulta del Secretario Perpetuo de la Real Academia Española, Dr. Rafael Lapesa. «Hay dos anécdotas muy graciosas de nuestras cartas. Un día, Don Rafael me informa que tenían deseos de cambiar la palabra reloj por reló. Le doy mi opinión en contra, entre otros motivos porque se dificultaría mucho en el plural. Al parecer la aceptaron, porque reloj sigue con su jota en el lugar. La otra se refiere al término México. En su momento opiné que debía decirse Méjico (con jota) porque la equis era un uso español de los siglos de la Colonia. En la actualidad, la Real Academia lo acepta de las dos formas, aunque ve con más simpatía la jota. Quienes defienden la equis son los propios escritores y académicos mexicanos».

La revista «pizarrón»

El Dr. Eduardo Migliaro fue director del Boletín Noticias entre 1985 y 1988. «Nuestro concepto era relativamente sencillo. Concebimos la recuparación del viejo y querido boletín, como un pizarrón o una cartelera gremial dirigida a los socios. Me tocó compartir el trabajo con el doctor Sergio Villaverde, y con presidentes fundamentales para la institución, como Cirillo, Avellanal y Etorena».

Migliaro recordó que «el trabajo era apoyado por la experiencia del Dr. Antonio Turnes, pero dentro de una organización artesanal y objetivos que ni siquiera rozaban la actual realidad de alto nivel profesional».

«Nuestra tarea se vinculó con los objetivos institucionales de ese momento. El Ejecutivo nos propuso que fuéramos difusores del proceso de recuperación gremial y que alentáramos la organización de las primeras elecciones después de la intervención».

Del primer número, encabezado por un emblemático «Volvimos», recuerda un editorial de Villaverde: «De maracanazos y óboles, es una pieza de opinión sindical, que aún hoy merece ser leída», concluye Migliaro.

Fin de Acción Sindical

El Dr. Victoriano Rodríguez de Vecchi fue director de Noticias y redactor de Acción Sindical, a fines de 1967, cuando la antigua publicación de Fosalba comenzaba a declinar. «La vieja revista arrastraba algunos problemas de salida, principalmente por su estructura inorgánica, basada en redactores honorarios, un administrador y un productor de avisos. Recuerdo una buena dirección, del Dr. Gómez Haedo, entre 1965 y 1966... Carlos es un hombre muy ordenado y nos hacía trabajar. Sus publicaciones siempre salían en fecha, cada tres meses», recordó.

De esa época se destacan artículos del Dr. Muzio Marella, Euclides Peluffo, Jorge Boutón, José B. Gomensoro, Efraín Margolis, Walter Fernández Oria, y del propio Gómez Haedo.

«Acción Sindical tenía una visión científica muy interesante, a pesar de su contenido fuertemente doctrinario. Muy diferente era Noticias. A mediados de los '60, seguía dedicada a informar asuntos puntuales».

Rodríguez de Vecchi recuerda con particular afecto una cobertura de la revista sobre el Congreso del Pueblo de 1964. «Fue una concentración multitudinaria, que contó con una importante participación del Sindicato Médico (presidido por el Dr. Atilio Morquio)... hubo una histórica concentración que dio lugar, un año después, a la CNT».

«No se puede decir que el boletín sustituyó a la revista. Convivieron más de ocho años. Pero el crecimiento de uno tuvo relación directa con la caída del otro. También se puede decir que el endurecimiento del gobierno de Jorge Pacheco Areco fue un golpe definitivo contra Acción Sindical», concluyó Rodríguez de Vecchi.

Tapas de pintura

«Maternidad», del ginecólogo Ricardo Topolanski, fue la primera pintura que ilustró una tapa de Noticias, en enero de 1990. «Fue un trabajo premiado en el Salón de Artes del Sindicato Médico, que tiene mucho de abstracto, ya que en esa época prefería ese estilo pictórico».

«Cuando el Dr. Turnes me propuso poner el cuadro en tapa, me pareció fantástico, porque es una excelente forma de promover el arte médico y jerarquizar la tarea de quienes compartimos horas de consultorio y atellier».

«En su momento sentí tanto orgullo por la distinción, que le mostraba la revista a todos mis amigos y a otros pintores. A todos les parecía tan buena idea como a mí. Una tapa de este tipo es un estímulo para el arte médico», reconoció Topolanski.

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