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Dr. Arturo Gómez Cuevas

Formando el alma gremial

El Dr. Arturo Gómez Cuevas es miembro de la comisión ad-hoc nombrada por el Ejecutivo para el Primer Curso de Formación Sindical del SMU. «El objetivo es iniciar una formación regular sobre la estructura gremial, el mundo laboral y el cuerpo jurídico que reglamenta nuestra vida profesional», explicó.

por Armando Olveira

¿Cómo surge la idea del Curso?

Como idea es tan vieja como el Sindicato. Muchos compañeros han demostrado interés en la organización de un curso de formación. El primero que lo expresó en un Ejecutivo fue el profesor Carlevaro, hace cuatro años. Se aprobó, pero no se concretó hasta este año.


La cantidad de asistentes desbordó las expectativas de los organizadores

El proyecto se reflotó en dos lugares distintos. La Comisión Interagrupacional del CIESMU lo planteó como prioridad de trabajo. Paralelamente, el Ejecutivo creó una comisión ad-hoc con miembros de ambos cuerpos, mandatada para organizarlo.

La comisión cuenta con el apoyo de los asesores, escribano Julio Lorente y economista Luis Lazarov. Ellos tienen un papel muy importante en el contenido del curso, por ser técnicos en la materia y los únicos con experiencia real en temas de formación sindical.

¿En qué experiencias se basaron?

Teníamos poca idea sobre cómo organizar un curso tan complejo. Comenzamos a ver programas de otros países y experiencias de gremialismo médico. Tomamos como base uno muy interesante que tiene la Asociación Médica de Buenos Aires. Lo reformamos y lo adaptamos, y así lo presentamos al Ejecutivo. Se aprobó completo, aunque este año no tiene todo el contenido planificado en principio. Nos largamos asegurando los módulos más importantes. Comenzamos con dos temas que en el programa original no iban a ser los primeros, porque están a cargo de profesionales tan idóneos como Lorente y Lazarov.

Debimos definir un complejo funcionamiento que cambiamos sobre la marcha. En las tres primeras reuniones utilizamos una metodología que se basaba en una exposición, talleres, preguntas y puesta en común final. Pero en la última conferencia del primer módulo no hubo talleres, sino que se pasó directamente a una reunión general con preguntas, respondidas al final.

¿Qué respuesta hubo entre los socios?

Teníamos expectativas e incógnitas. No sabíamos qué aceptación tendría la propuesta. Pensamos en un pequeño grupo de 20 personas, pero terminaron anotándose más de 100. Eso nos desbordó en la parte estructural. Sobre la marcha fuimos cambiando. Para tantos inscritos hubo que organizar cinco talleres, cuando originalmente iban a ser dos. Y seguimos cambiando. El segundo módulo es distinto al primero... y por la propia dinámica exigida por los socios, ninguno será igual al anterior.

Cada tema tratado cuenta con apoyo y asesoramiento de las comisiones del SMU. Por más que la organización es nuestra responsabilidad específica, todos los cuerpos de la institución contribuyen con materiales y gente.

Tan buena respuesta es gratificante y positiva para la institución. Pensamos perfeccionarlo para el año que viene.

¿Qué importancia tienen las sugerencias de los participantes?

Nos hace falta a todos una puesta a punto sobre los temas fundamentales de la profesión médica y de nuestro Sindicato.

Tuvimos dos gratas sorpresas. La primera, comprobamos la pluralidad de ideas, intereses y experiencias de los colegas. Al principio íbamos a agruparnos según edades, ámbitos de trabajo u otros parámetros. Pero preferimos enriquecernos con el intercambio, sumando y no dividiendo. Además al curso se acercó gente que no conocía el interior del local, que jamás habían pisado el edificio, ni para votar.

Muchas veces decimos que los socios no se acercan por falta de interés, pero también la institución tiene parte de responsabilidad.

El curso nos permitió cambiar algún preconcepto sobre el asociado ausente. Las expectativas existen y son grandes, en parte nosotros no logramos captarlas y no sabemos cómo responder a tantas necesidades.

¿Qué desarrollo tuvo el primer módulo?

Resultó fundamental el trabajo del escribano Lorente. Lo básico fue plantear la relación del médico con sus empleadores públicos y privados, el Ministerio y las mutualistas. Fueron dos reuniones para cada sector.

Se llegó a hablar de los primeros hospitales militares en la fundación de Montevideo. Nos llevamos una sorpresa con la creación del Ministerio. Pocos sabían que existe desde 1934. Eso pinta nuestra limitada cultura general.

¿Cuáles son los temas de mayor interés?

Existe avidez por conocer aspectos del trabajo médico en relación de dependencia con instituciones públicas y privadas. Condiciones de trabajo, formas de pago, multiempleo.

Otro tema de referencia es el papel del Sindicato Médico en la actual coyuntura sanitaria y profesional del país. Se llegó a una conclusión bastante unánime: al Sindicato le cabe un papel fundamental en el ordenamiento del trabajo médico y las políticas de salud.

En cuanto a lo positivo y negativo del primer módulo, todavía estamos en plena etapa de elaboración. Lo que si me animaría a adelantar es que los materiales elaborados por el escribano Lorente en sus cuatro conferencias son excelentes. Pensamos publicarlos en un libro, por tratarse de un trabajo que merece ser de consulta para todos los médicos.

¿Cuáles son las expectativas de futuro?

El curso deberá ser dictado en forma regular, con un ajuste de contenidos y una estructura organizativa que prevea el crecimiento.

Nuestra intención es que los socios del Sindicato reciban formación regular sobre su estructura gremial, su mundo laboral y las estructuras jurídicas que reglamentan su vida profesional. Abriremos un espacio de conocimiento ordenado para mejorar la calidad del trabajo médico y posicionarnos en un mundo de relaciones cada vez más complicadas.

¿Piensan formar gremialistas a partir de los cursos?

Creo que el dirigente gremial no se forma en un curso. Surge porque tiene ganas, espíritu de compromiso y aptitudes para desarrollar una tarea muy compleja.

El curso aporta información, puntos de vista y permite intercambiar experiencia.

El alma de un dirigente gremial no se crea en un curso. La actitud de un gremialista no se hace... con suerte, se perfecciona.

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