Ensayo sobre el pensamiento del Dr. Carlos María Fosalba en las postrimerías del siglo XX

Breve noticia sobre su origen

Carlos Ma. Fosalba Arroyo es nacido en Minas (Lavalleja) en 1906, hijo de españoles. Realiza una trayectoria tan brillante como breve, falleciendo tempranamente a los 39 años, en medio del reconocimiento general.

Sobre su familia, sintetiza Gomensoro en su madurez (1) "De clase media; eran tres hermanos profesionales universitarios; los tres inteligentes; su mellizo, médicos, el mayor ingeniero. Casado, sin hijos."

Nos cuenta José B.Gomensoro (op. cit.) "Su vida de estudiante de medicina reveló temprano su vocación irresistible para la lucha, para la originalidad de su destacado trabajo en la comisión y en asambleas de la Asociación de Estudiantes de Medicina, en la dirección de la Revista "El Estudiante Libre", en la delegación ante la Federación de Estudiantes (F.E.U.U.) donde con vehemente precisión y empeño, con oratoria convincente, con originalidad no espontánea, reflexiones profundas, precisas y dirigidas, surgían naturalmente.

Semejante enjundia partía de un físico menudo, bajo, pero sonriente y vivaz. Desde 1926 a 1933 fue varias veces delegado en la Comisión Directiva; dinámico, infatigable, de los principales colaboradores en el resurgimiento de la Asociación."

La Reforma Universitaria de Córdoba, de 1918, estaba muy fresca aún, para los jóvenes estudiantes universitarios uruguayos, sensibles a sus postulados de renovación en los Claustros y a la democratización de la enseñanza superior. Fosalba se incorpora a la Facultad de Medicina apenas ocho años más tarde de esa fecha, formando parte de una generación que sería efectivamente audaz en sus propuestas, honesta en sus planteos y eficaz a la hora de promover cambios fundamentales.

Desde su ingreso a Facultad en 1926, hasta alcanzar la dirección de "El Estudiante Libre" pasaron cuatro años. En el ejemplar de noviembre-diciembre de 1930 presenta su primer editorial, (2) titulado:

A NUESTROS COMPAÑEROS

"Al hacernos cargo de la dirección de EL ESTUDIANTE LIBRE, experimentamos esa emoción compleja, resultante de las sensaciones de responsabilidad en el desempeño de una tarea honrosa, del entusiasmo puesto en la persecución de un ideal, que sabemos justo, y del compromiso de justificar la confianza de aquellos que depositaron en nuestras manos toda la tradición gloriosa y el porvenir generosamente fecundo de una revista como EL ESTUDIANTE LIBRE, que ha sido durante once años consecutivos, una cátedra limpia de periodismo universitario.

Vayan, en esta oportunidad trascendental para nosotros, algunas sugestiones, como expresión de nuestro ánimo, al confiársenos la orientación de una revista que otras manos valientes y generosas, guiaron por la senda que ilumina la justicia y el bien.

Al dirigir hacia el pasado nuestra mirada interrogadora, se afirma en nosotros la fe que depositamos en la acción constructiva de la Asociación. En sus filas se construye el porvenir de la Universidad y se forja una juventud, que ha de labrar, en el futuro, los destinos más amplios de la colectividad nacional.

Sin creernos apóstoles de una verdad nueva, sin considerarnos privilegiados, sin creernos ingenuamente exclusivos poseedores de la razón, nos sentimos, sin embargo, mejores que quienes poseídos de un escepticismo elegante, pero infecundo, inutilizan las fuerzas vivas de su juventud en un aislamiento egoísta, armados con las dos fuerzas que han constituido siempre los mayores enemigos del progreso: la negación y la duda.

Para los que niegan la obra de la Asociación, sin conocerla, les recordamos: "los cursos libres; el profesorado libre; la libertad del estudiante en la elección del profesor; las sesiones públicas del Consejo; las reuniones de profesores; las jefaturías de clínica por concurso; las múltiples ventajas obtenidas todos los años, facilitando al estudiantado el cumplimiento de sus obligaciones siempre crecientes; en el orden pedagógico ha intervenido activamente en la modificación de los planes de estudio; en el orden social, realizada la extensión universitaria con una intensidad que hace honor a nuestra institución". Si nuestros esfuerzos no se han concretado en realidades más amplias y numerosas, no es culpa nuestra, sino de quienes han impedido a la fuerza viva del claustro, la realización de sus ideales por la presión decisiva de sus votos.

Y mientras esta realidad democrática no llegue, no olvidemos que, a pesar de ello, la Asociación realiza una honda función universitaria, pedagógica y social. Desempeña dentro del claustro la función viva, inquieta y renovadora de la juventud; reúne al estudiantado disperso en una fuerza concreta, disciplinada en la acción y en el pensamiento; define la ideología de una nueva generación que pone junto a la vibración delicada del sentimiento, el hervor constante de la idea; vigila a los que hoy construyen, señalando errores, marcando rumbos, ofreciendo su colaboración generosa por el perfeccionamiento de la Facultad.

En el orden social trata de fundir la cultura con la conciencia popular; divulga conocimientos útiles; instruye a la masa trabajadora en las verdades científicas que nuestros maestros nos enseñaron; y al reintegrar la cultura democratizándola, realiza un acto de justicia con inapreciables beneficios sociales.

Al agrupar en su seno tantas conciencias libres, las educa, con la discusión amplia y la polémica fecunda, en la escuela de la verdadera democracia, donde el hombre aprende a triunfar por la virtud de sus ideas y no por el imperio aniquilador de la fuerza.

Construye, de esta manera, el porvenir de una generación, que en un mañana cercano, será quien dirija los rumbos de una enseñanza nueva y quien jalone con libertad, con igualdad y con justicia la ruta que ha de recorrer la sociedad de nuestros hijos.

Que los que aún quedan, devorados por el inútil escepticismo y el infecundo individualismo, vengan a nuestras filas donde la Asociación les reserva un puesto de lucha, por el bien general y el mejoramiento colectivo."

Ese inútil escepticismo y el infecundo individualismo, con que remataba su primer editorial, sería el hilo conductor del que aparecía en el número siguiente, N° 110 de "El Estudiante Libre", en enero de 1931, (3) una breve pieza dedicada a remover en sus jóvenes compañeros las energías para lanzarlos a la acción constructiva:

ESCEPTICISMO

"Indiferencia, duda, escepticismo: es el mal que nos aqueja. Al pequeño contingente de los que "creen" en algo, de los que tienen esperanza en la corrección de los males actuales, a los que confían con optimismo en la acción realizadora de una juventud estudiosa, que se prodiga en el esfuerzo y en la lucha tenaz, se opone el gran contingente de los que no "creen", de aquellos que sonríen escépticos e irónicos, ante los esfuerzos de los menos, aniquilados ellos por la abulia, la duda y el egoísmo individualista.

Pueden sonreír, con un gesto que no carecerá seguramente de elegancia, pero que será también seguramente inútil.

Estamos convencidos, que este escepticismo de nuestros compañeros, radica exclusivamente en la falta de oportunidad para ingresar en nuestras filas; lo decimos, porque muchos que pertenecieron a este grupo de los que niegan, forman hoy a nuestro lado con entusiasmo sin igual; bastó una incidencia que nos los trajera para que la fe juvenil que en todos vive, más o menos oculta según la circunstancia, despertara, con esa fuerza arrebatadora, que caracteriza a la juventud.

Nosotros creemos en la sencillez de nuestros sentimientos que nos impulsa sinceramente a la acción; nosotros sabemos que el ideal no es una palabra vana, sino que define una idea concreta y un pensamiento positivo; y le llamamos ideal por que posee, resume y sintetiza una aspiración de perfeccionamiento en los sistemas, de honestidad en los procedimientos y de sinceridad espiritual. Pensamos que es posible y lógica nuestra influencia, que es natural nuestra colaboración por el progreso de la Facultad; y lo creemos, porque la experiencia lo ha demostrado así y porque es lógico que se escuche la voz de los estudiantes, cuando esta voz representa el pensamiento de una colectividad, cuyo único fin es el mejoramiento, cuya única fuerza propulsora es la sinceridad y el entusiasmo, fuerza que no ha contaminado todavía los repudiables intereses creados.

No corresponde a la juventud ser escéptica; por lo menos en la acción; puede cada uno, por predisposición espiritual, hermanarse más o menos con la duda; en el fondo de este pequeño mundo filosófico que vive en cada ser, podrá asomar, aún en plena lucha, la pálida llama del escepticismo, atenuando el ardor de la fe creadora; podemos sentir, en determinado momento la decepción abatirse sobre nuestro ánimo; pese a ello, corresponde a los brazos y al pensamiento la persecución de esa idealidad que justifican nuestros años.

El único escepticismo que se concibe es aquél que proviene del contacto prolongado con la vida; pero mientras la madurez no llegue, preferimos la arrebatada conciencia de Evaristo Gamelin, destruyendo por fe y por amor, con el optimismo de un mañana lleno de paz, a la plácida, dulce y delicada filosofía del escéptico Nicias, que no confiando en nada ni esperando nada, mantenía dentro de sí, en infecunda inactividad, toda la inigualable riqueza de su noble corazón."

Esta filosofía tan claramente expuesta, por la vida y por la acción, orientando a sus compañeros hacia metas de superación, sería la que guiaría su actuación en los años siguientes, la que lo conduciría a concretar las más importantes obras y proyectos.

Para culminar su etapa en la Facultad de Medicina como estudiante, cabe mencionar su desempeño como Practicante Interno, que mereció los mejores comentarios de algunos de los Jefes de Servicio para quienes trabajó en el Hospital Maciel (4), (5).

"Certifico que el Dr. Carlos María Fosalba fue mi interno durante el año 1931 en la sala Mateo Vidal del Hospital Maciel, en esa época a mi cargo, y que desempeñó ese cargo con notable asiduidad, laboriosidad y competencia. Tengo la mayor satisfacción en declararlo así.- IRAOLA.- Noviembre 4 de 1941".

Fosalba en la asociación de los estudiantes de medicina

Su presencia en la A.E.M., reseñada por uno de sus compañeros, estuvo marcada por los cambios. Así nos lo ilustra el Dr. Ricardo B.Yannicelli (6):

"UN PALADIN BRILLANTE Y UN LUCHADOR FECUNDO Y SIN TREGUA"

"No es posible condensar en pocas palabras, ni siquiera una síntesis de lo mucho y grande realizado por Carlos Ma. Fosalba en la Asociación de Estudiantes de Medicina. Puede afirmarse que desde su advenimiento a esta institución gremial en el año 1926 hasta la terminación de su carrera en 1933 no existió actividad ni problema que afectara a la masa estudiantil de medicina que no contara con la insuperable colaboración de su espíritu superior, su inteligencia clara, su pujante y tesonero corazón de luchador y su enorme optimismo.

Llegado a la Asociación en momentos que una crisis interna quitaba unidad a la lucha estudiantil y permitía el auge transitorio de elementos conservadores, Fosalba integró el núcleo de los más destacados luchadores que tuvieron a su cargo, con el apoyo creciente de la juventud de medicina el resurgimiento prestigioso de la querida institución. Desde distintos cargos en la Comisión Directiva, como Secretario General de la misma, como redactor y luego en su condición de Director de "El Estudiante Libre"; en múltiples y delicadas comisiones especiales que se le encomendaron; como delegado de la Federación de Estudiantes y en Congresos estudiantiles, la presencia de Carlos María Fosalba se destacaba rápida y nítidamente como un valor excepcional y brillante.

Era grande cuando en el apasionamiento de su espíritu batallador e idealista quebraba rotundamente, con raciocinio convincente y con elocuencia de brillo poco común, las posiciones que fueran en ese momento adversarias. Era grande igualmente, cuando en su juventud, casi de adolescente, desarrollaba una tesis con tan serena y entusiasta convicción y con tal expresión de verdad que obligaba a inclinarse, asintiendo, a más de un anciano prestigioso que comenzara a escucharlo con alguna indiferencia. Y era también grande, cuando, frente a un obstáculo que a todos parecía insalvable, rehacía el espíritu de lucha y señalaba el obstáculo apenas como un descanso obligado en el camino, que permitiría, prontamente, redoblar el esfuerzo y continuarlo hasta el triunfo que siempre presentía.

La Cátedra libre, el plan García Austt, que con otros estudiantes contribuyó a crear, las Jefaturas de Clínica por concurso, el Internado obligatorio, los planes de estudio, la humanización de la tarea estudiantil, la selección del profesorado competente, la situación de los servicios hospitalarios, el régimen laico de los establecimientos del Estado, la lucha contra las dictaduras uruguayas y extranjeras, las conferencias de extensión cultural, el amor por la libertad y contra todos los totalitarismos, fueron algunos de los tantos capítulos en que la acción de Carlos Ma. Fosalba se hizo sentir en toda su magnífica intensidad.

Se ha dicho que todos los médicos debemos algo a la acción fecunda de Carlos María. Esa deuda es también de los estudiantes de medicina de ayer, de hoy y de mañana. Sólo los que estuvimos a su lado en algún momento de su vida en que se dio por entero a la defensa de la causa estudiantil sabemos de la generosidad y del sacrificio con que se prodigó en ella. Sin egoísmos, con nobleza, con valentía, predicando con el ejemplo e iluminado por un idealismo generoso y renovado.

Tomamos de "El Estudiante Libre" que dirigió Fosalba en forma insuperable, algunas frases de sus magníficos editoriales. Decía en uno de ellos titulado "A Nuestros Compañeros" con que iniciaba la dirección de la revista, bosquejando la obra de la Asociación: "Sin creernos apóstoles de una verdad nueva; sin creernos privilegiados, sin creernos ingenuamente exclusivos, poseedores de la razón, nos sentimos, sin embargo mejores que quienes poseídos de un escepticismo elegante, pero infecundo, inutilizan las fuerzas vivas de su juventud en un aislamiento egoísta, armado con las dos fuerzas que han constituido siempre los mejores enemigos del progreso: la negación y la duda."

Su optimismo se volcaba en la mayoría de sus escritos, aún ante los fracasos. Es así que en informe de la actuación de la Directiva (1929-30) de la que fuera brillante Secretario General, al reconocer los obstáculos de la acción, no se detenía haciendo la apología de ellos, encontrándolos hasta de enseñanza provechosa. Decía así: "Fracasos han habido en nuestros propósitos como han habido también éxitos que de tales alternativas está llena la labor humana; pero aún en aquellos problemas en que nuestra prédica se estrelló contra lo que pudo más que nosotros sacamos más de una enseñanza. Y una enseñanza ya es algo."

También era ese optimismo el que lo alegraba, entonces sin reticencias, cuando advertía orientaciones auspiciosas en la juventud a la que servía y que tan hermosamente representaba. Así lo proclamaba en el editorial "El Triunfo de la Juventud" de marzo de 1931 con que, desde "El Estudiante Libre" comentaba el Congreso Universitario Americano.

Decía Fosalba: "Alegrémonos. A las nuevas generaciones de América les llega la hora del triunfo; hay en ese camino recorrido, desde el surgimiento de las nuevas ideas, hasta su consagración definitiva, muchos esfuerzos dolorosos, trabajo silencioso y tenaz; horas entregadas en aras de un ideal, que pudo parecer inalcanzable; amarguras, negaciones de quienes no podían comprender el pensamiento nuevo y el alma nueva; pero la constancia y la fe, el ardor y la pasión noble de la juventud, ha batido el prejuicio y sobre un pasado que la juventud jalonó con su esfuerzo y su dolor, se abre la risueña perspectiva de un porvenir que nos pertenece por entero."

De esa constancia y de esa fe, de ese ardor y de esa pasión noble que Fosalba advertía con esperanzas en la juventud americana, él era uno de los más privilegiados y brillantes poseedores. Con esas virtudes vivió intensa y generosamente. Como para convertirse en un ejemplo superior de juventud. Como para no ser olvidado jamás..."

Fosalba en el sindicato medico, como estudiante

En 1931 ingresa Fosalba al Sindicato Médico, como representante de la A.E.M., y participa en su Comité Ejecutivo aportando permanentemente su esfuerzo y teniendo presencia en las decisiones.

Como antes había movilizado a la A.E.M., para renovarla, tal como se exponía en sus primeros editoriales de "El Estudiante Libre", también en un S.M.U. que transitaba un período de crisis -luego del conflicto del Dr. Pablo F.Carlevaro con la Asociación Fraternidad, en 1930, en el cual el Sindicato no había jugado un papel principal en su defensa, lo que sí habían asumido los estudiantes de medicina- presentaría Fosalba una primera batalla por transformar al gremio médico, poniendo a su consideración propuestas removedoras.

El 29 de setiembre de 1931, integrando Fosalba como estudiante el Comité Ejecutivo, había planteado, a propósito de una nota recibida por dicho Cuerpo del Sindicato Único del Automóvil, lo siguiente: (7)

"El Br. Fosalba expresa que esta nota le ofrece la ocasión para plantear a este Sindicato las directrices a que tendrá que sujetarse, para que en el futuro su labor sea la de un verdadero Sindicato. Halla conveniencia en que se plantee a una asamblea la necesidad de la reorganización de nuestro Sindicato para convertirlo en una verdadera fuerza gremial. Manifiesta el Br. Fosalba que es evidente que en todos los asuntos trascendentales, el Sindicato falla. Es inocuo en su acción; considerando aunque sea teóricamente que contase con la cooperación de todos los médicos, en la práctica esto pasaría como si esto no sucediese por la ineficacia de sus normas sindicalistas. El Dr. Praderi opina que para que el Sindicato tuviese la fuerza de tal sería necesario que contase con la adhesión de la mayoría de los médicos, cosa que no sucede. En segundo lugar, los Estatutos del Sindicato cuentan con disposiciones capaces de dar a esta organización la contextura verdadera de un Sindicato. Lo que pasa en realidad es que, toda idea de reorganización de la Institución en ese sentido sería imposible y para ello basta con conocer la psicología de gran parte de aquellos médicos que nos acompañan en estos momentos. Cita algunos ejemplos concretos.

El Br. Fosalba manifestó a continuación que gran parte de la juventud médica es descreída con respecto a la acción del Sindicato. El Sindicato debe actuar como una agrupación gremial proletaria. Siendo la hora reglamentaria se levanta la sesión."

Examinado por el mismo Fosalba, cinco años después, el resultado de aquellos propósitos juveniles, en su discurso del 1° de julio de 1936, al cumplirse el primer aniversario de la fundación del Centro de Asistencia, señalaba: (8)

"Hace 5 años, cuando yo era todavía un joven estudiante de Medicina, presenté un atrevido plan de trabajo al Comité Ejecutivo del Sindicato Médico, porque me producía desaliento y pesar la contemplación de aquella casa honesta, pura, sincera y valiente, pero desolada, vacía, inactiva, silenciosa e infecunda. Sus dirigentes entre los que me contaba yo, y muchos de los cuales están seguramente hoy entre nosotros, eran, indiscutiblemente, un ejemplo de honestidad y amaban sinceramente al Sindicato, pero, a mi entender, cometían un grave error: no creían en su capacidad constructiva porque no confiaban a su vez, en el espíritu solidario del gremio médico.

Doloridos por la indiferencia y el egoísmo brutal del ambiente, no se atrevían a realizar, porque no esperaban la respuesta solidaria de la masa. Ellos decían: Nosotros no podemos hacer obra porque el gremio no nos responde.

Yo les replicaba con juvenil vehemencia: ¡Pues bien! invierto el aforismo y digo: El gremio no nos responde porque no hacemos obra. Realicemos obra fecunda y buena, obra útil y provechosa y el gremio entonces estará con nosotros y nos apoyará.

Al pesimismo escéptico de mis camaradas trataba de sustituirlo por el vigoroso optimismo producto de mis ideas, porque yo no soy un accidental sindicalista médico, sino un sindicalista en el sentido integral de la palabra. Por lo mismo que confío en el porvenir de una sociedad nueva integrada por organismos gremiales libres, ellos mismos orientados por hombres libres, por esa misma razón fundamentaba mi optimismo poniéndolo por encima de las enseñanzas dolorosas de aquel presente, interpretando la falta de solidaridad médica por la ausencia de un organismo sindical fuerte y poderoso y rechazaba la idea de que esta falta era consecuencia de la ausencia de solidaridad.

Se me dijo entonces que mi optimismo iría disminuyendo a medida que el contacto con la realidad ambiente se encargara de podar la frondosidad de mis ilusiones. Y dije en aquellas sesiones para mí inolvidables, que aceptaba el reto y que demostraría con los hechos que no eran ilusiones juveniles, sino convicciones maduras, mis proyectos de aquel entonces."

Fosalba en el sindicato médico, como egresado

Egresa Fosalba de la Facultad de Medicina el 29 de noviembre de 1933, y desde entonces, su participación en el Sindicato Médico se realiza con una dedicación mucho mayor. El Golpe de Estado del Dr. Gabriel Terra, el 31 de marzo de ese año, no había tenido una repercusión muy fuerte en el Sindicato Médico. Pero sus consecuencias no habrían de demorar mucho en dejarse sentir.

A comienzos de 1934 se impone la Ley Orgánica de Salud Pública, proyectándose para ocupar el Ministerio, a quien fuera Presidente del Consejo de Salud Pública, el cirujano Dr. Eduardo Blanco Acevedo, emparentado con el Dictador.

Este médico, que había adherido tempranamente al Sindicato Médico, había protagonizado sin embargo, sonados episodios de enfrentamiento con el gremio, a propósito de sus acciones y actitudes frente a los colegas.

En esas circunstancias, a comienzos de 1934 se incorpora Carlos M. Fosalba al Comité Ejecutivo del S.M.U., como Secretario, y da inicio a una fuerte campaña de enfrentamiento al Ministerio, de denuncia de sus atropellos y de solidaridad con los afectados por las arbitrariedades del poder. También tiene ocasión, además de estas tareas tan destacadas, de desarrollar, rápidamente y en una verdadera ofensiva relámpago, una batería de audaces proyectos, que verían, uno tras otro, la luz con el mayor de los éxitos y la más unánime de las adhesiones.

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