jueves 31 de diciembre de 2020
“Cuando pienso en mi vocación, no temo a la vida…”
Antón Chéjov
“Y al final del camino, uno cuando pasa raya, le da gracias a la vida por haber elegido la profesión que eligió…”
Enrique Soto
Y volveríamos a elegir esta profesión, aunque nos cueste la vida. Como este año le costó a Enrique, a miles de trabajadores de la salud, a 1.807.331 personas al día de hoy en el mundo.
Es un cierre de año muy especial para nuestra profesión. Saludamos a todos los colegas que en este año tan particular han redoblado su compromiso ético con ella, haciendo frente en la primera línea de batalla a la pandemia por COVID-19. Literalmente, dejando la vida.
Los trabajadores de la salud somos un blanco especialmente vulnerable si no contamos con la ayuda de la población cumpliendo las recomendaciones de expertos para evitar su contagio en la sociedad. Pero también necesitamos los equipos de bioprotección, protocolos actualizados con la evidencia científica y políticas sanitarias que contemplen el bienestar de la población en todos sus aspectos. Ha sido inevitable el aumento de la incidencia del burn out entre el personal sanitario.
Este escenario no estaba en la mente de ningún apocalíptico adivino. El impacto en nuestra vida cotidiana, vínculos, actividad económica, pérdida fuentes de trabajo y la distorsión de los procesos asistenciales era algo impensable.
En nuestro país la profesión médica ha dado una respuesta digna a la pandemia, cumpliendo un rol preponderante a la altura de la historia. Hoy esa respuesta está amenazada por el crecimiento exponencial de los contagios, personas internadas en sala convencional y en terapia intensiva, con una perspectiva de saturación en un horizonte cercano. Con compromiso, hemos presentado en estos meses propuestas con plan de respuesta en cuatro etapas, focalizadas en las agobiantes condiciones de trabajo para nuestro colegas.
Para nuestra profesión también ha sido un año especial en materia de Género. Tomamos conciencia de la magnitud de las brutales inequidades existentes y las hemos hecho visibles ante la sociedad. Hemos documentado que la violencia basada en género está naturalizada en nuestra profesión a nivel de las relaciones interpersonales, en el ámbito docente e incorporada al funcionamiento institucional de los prestadores de asistencia médica públicos y privados. Convivimos con esa violencia y la asumimos como natural. Este año dijimos basta: ejecutemos entre todas y todos las acciones que comiencen a modificar los patrones culturales inculcados, voluntaria e involuntariamente. Para ello, logramos en el Consejo de Salarios la extensión de la licencia materna de 3 a 6 meses, la habilitación de un mecanismo de denuncia de situaciones de violencia basada en género en el MSP con garantías para la denunciante, y volver a poner en funcionamiento la comisión de Género.
También en 2020 el SMU se consolida contribuyendo a la discusión franca sobre muerte digna y eutanasia. Hemos puesto el tema a nivel público con seriedad, respeto a las más diversas creencias y lejano a tabúes; aportando información sobre lo que nuestra sociedad y el colectivo médico piensan y siente sobre el proceso de la muerte a través de encuestas conducidas por profesionales, como punto de partida. Avanzamos en este tema a pesar de la pandemia y hoy se habla con más naturalidad de eutanasia, suicidio asistido, cuidados paliativos y/o muerte digna. La gente se interesa, pregunta y se piensa. Lo consideramos esto como un logro de nuestro sindicato, y una línea de trabajo a profundizar.
En paralelo al combate a la pandemia por COVID – 19, hemos llevado adelante la negociación colectiva en los consejos de salarios, público y privado, así como la defensa de condiciones de trabajo en el marco de la emergencia sanitaria.
Dimos una dura batalla en defensa de los derechos conquistados, de la calidad asistencial, de las condiciones de trabajo y de nuestro salario.
Es importante detenernos a analizar estos puntos. En un año en que la profesión médica y los trabajadores de la salud en general hemos realizado (y sin dudas, continuaremos realizando) un esfuerzo superlativo para sostener la asistencia, en un contexto que limita nuestra capacidad de movilización, abordamos las mesas de negociación.
En un escenario de cambio de gobierno con lineamientos económicos restrictivos que condenan a los trabajadores del país y a los de la salud en particular a una pérdida de salario real, por vía de la caída de acuerdos de convenios previos, y con recuperación parcial al final del período; con un sector empresarial fuertemente posicionado en defender el equilibrio económico por sobre los derechos de los trabajadores y sobre todo de la calidad de la asistencia.
Defendimos a ultranza en un marco de entendimiento y colaboración con FEMI y SAQ aquellos acuerdos que indudablemente mejoran la asistencia en salud que recibe la población, como el tiempo de consulta en policlínica, la reforma del trabajo médico y la capacitación del personal.
Así, cerramos el año con varios acuerdos:
- CDS privado, Grupo 15, minimizando el impacto de la pérdida de salario en convenio a 2 años, sosteniendo la reforma del trabajo médico y el aumento de tiempo en consulta ante la resistencia del sector empresarial; la salarización del a partida variable por capacitación y avances en materia de género.
- CDS público, cerrado ayer 30/12, recuperación salarial, continuamos el proceso de equiparación salarial interna, proceso de presupuestación, incrementos de variables del primer nivel y VAQ, pago de nocturnidad a retenes.
- Junto con ADUR, se está negociando una solución para la UDAS. Se evitaron decenas de despidos sobre el fin de año, pero es un tema pendiente de resolución definitiva.
- Se llevaron adelante decenas de conflictos con instituciones publicas y privadas, llegando a acuerdos luego intensas negociaciones.
- Se asistió a cientos de colegas desde la asesoría gremial/legal de asuntos puntuales.
- Varios acuerdos durante el año (alguno de ellos aún en proceso de negociación, como el pago de subsidio por enfermedad a colegas que trabajan en régimen de libre contratación y deben cumplir cuarentena por contacto COVID) para cuidar condiciones de trabajo y salario en el marco de la pandemia.
Este 2020 además, fue el año del centenario del SMU. En adaptación permanente, lo celebramos como pudimos, desde la virtualidad a la suspensión de actividades, con la realidad avasallando nuestros proyectos, pero siempre con la emotividad a flor de piel.
A pesar de ello aprendimos e hicimos mucho. Aprendimos que podemos sentirnos muy unidos a pesar de la distancia física. A leer las sonrisas en los ojos sobre el tapabocas; que la pantalla del zoom u otras plataformas de participación a distancia pueden también unirnos y hacernos ver en nuestros rostros uno junto a otro que se abre un mundo a explorar; que podemos usar esas herramientas para llegar a más gente; que lo que eran asambleas con magra concurrencia de diez o veinte personas ahora las hacemos con cientos de participantes.
Que somos un sindicato con una enorme importancia social. La voz de los profesionales de la salud se escuchó fuerte, serena y seria; y sin duda contribuyó a que la gente se quedara en su casa y se confinara, lo que redundó en mejores resultados en la pandemia.
Que en medio de la enorme crisis social y económica, militantes del SMU participaron activamente en la organización y apoyo a los cientos de ollas populares que lamentablemente surgieron en todo el país. No hay virtualidad que mate la sensibilidad social
Que podemos desarrollar eventos de alto contenido científico o político, nacionales e internacionales. Llevamos adelante nuestro primer congreso virtual, con miles de participantes y exposiciones brillantes que nos ayudarán a navegar el futuro. Participamos en la Asamblea de la Asociación Médica Mundial donde debatimos la realidad de la profesión médica en el mundo con representantes de 120 países.
También pudimos generar contenidos de alto valor para el colectivo médico, como el proyecto en marcha de Desarrollo Profesional Médico Continuo: porque los constantes avances del conocimiento y en particular en el campo de la medicina hacen indispensable la formación continua del equipo de salud. Es imprescindible contribuir a proporcionar conocimiento médico variado y flexible a fin de que el profesional mantenga la competencia y la calidad en la práctica médica. Contamos ahora con nuestro Laboratorio de Simulación, así como una planificación de actividades a disposición del colectivo médico.
También logramos funcionar en comisiones con mucha producción, como las de Género, Ética y DDHH, el Reencuentro y la Amistad, o Cultura, que llevó adelante el concurso de Bellas Artes. Y continuó funcionando la Revista Médica del Uruguay, nuestro órgano de divulgación científica, con un Comité Editorial de alto nivel, recibiendo este año una avalancha de trabajos científicos, motivo adicional para sentirnos orgullosos de la medicina nacional. Todo ello da vida a nuestro SMU.
También nos quedan dos grandes temas pendientes de resolución, sobre los cuales estamos trabajando y haremos planteos en breve: nuestra sede social y la colonia de vacaciones.
El mundo no es mejor ni peor que antes, es distinto. Y la resiliencia es una gran virtud.
Por un feliz 2021, que la vida puede más.
Dr. Gustavo Grecco
Presidente SMU