martes 5 de abril de 2022
Muchos de nosotros nos quejamos sobre que nos quedamos en etapas diagnósticas y nos cuesta pasar a la acción cuando analizamos problemas complejos como los que se producen en el SNIS, donde la resultante de intereses y fuerzas, en ocasiones son contrapuestas, no es del todo buena como quisiéramos.
Uno de estos diagnósticos claros es que el multiempleo médico va en contra de la humanización, de la calidad de la atención a las personas, así como de la calidad y expectativa de vida de médicos y médicas.
Solo hace falta ver la realidad, colegas corriendo de un lado a otro, llevando trámites para hacer en su tiempo libre como preparar solicitudes del FNR, informes médicos, participando de ateneos o comités para resolver problemas complejos, acumulando horas de trabajo con el objetivo de lograr un salario digno, o porque en la institución donde trabaja no hay un/a colega que cubra una guardia.
Diagnostico hecho.
En sistemas de salud organizados para que el centro sea la salud de las personas y la calidad de la misma, los y las trabajadoras son un eslabón esencial y la concentración del trabajo es un pilar.
Esta concentración permite organizar mejor a las instituciones, ordena el trabajo médico, su remuneración y permite mayor disponibilidad en el sentido físico y mental hacia la tarea.
Desde el punto de vista de la calidad de vida de médicos y médicas, tener un laudo con salario digno y un sistema de trabajo de alta carga horaria pero con racionalidad, hace la diferencia, cuida la salud de médicos y médicas y permite que las condiciones personales sean adecuadas al momento de cuidar la vida y la salud de la población.
La relación entre médicos/as y las personas que asistimos, es sobre todo una relación entre dos personas, la importancia del tiempo y la dedicación a este vínculo es mayúscula. Por tanto, si como sociedad y como país queremos mejorar la calidad de la atención a la salud es imperioso hacer foco en esta relación.
Para ello, necesitamos al menos 20 minutos en una consulta de policlínica, necesitamos estar disponibles en las instituciones en horarios y funciones amplias para dar respuesta a las necesidades de los equipos de salud y los usuarios. Tener el tiempo protegido para estudiar y discutir diagnósticos y conductas terapéuticas y participar en relevamientos de investigación que mejoran los resultados en salud de todo el país.
El ejercicio de la profesión médica en regiones alejadas de las capitales y en la ruralidad también requiere de tiempo y esfuerzo mayor, para hacer realidad la equidad con profesionales calificados y dedicados en estos equipos es necesaria la dedicación amplia.
Por estas razones el colectivo médico del Uruguay grita por cambios en las formas de trabajo y remuneración, la defensa de la reforma del trabajo médico no es una consigna, es un llamado desde el alma de la medicina a volver al centro de lo importante, el vínculo, el estudio, la dedicación genuina a la profesión, dejando de lado la precarización del trabajo, mercantilización de la atención en salud, los objetivos de personas y empresas que solo buscan ganancia económica lejos de las reales necesidades de la población.
Esto es una postura política, el diseño y como lo hagamos puede variar, lo que no puede variar es el objetivo de mejora de la calidad. Es una urgencia, durante la pandemia las instituciones de salud se han tomado muchas licencias para contratar de forma precaria, frenar la reforma de trabajo médico y avasallar derechos. La autoridad sanitaria y el parlamento tienen la llave para decidir que camino seguimos, nosotras/os la obligación de luchar por el correcto.