viernes 10 de noviembre de 2023
La reciente inauguración del Hospital del Cerro abre una serie de interrogantes interesantes que atraviesan las diferentes concepciones sanitarias que están en juego. Sin embargo, ese debate queda oculto en un enjambre de idas y vueltas entre gobierno y oposición, en el que se mezclan discusiones de fondo con chicanas de poca monta vinculadas al eventual rédito electoral de cada posicionamiento.
Los ciudadanos valoramos que se cumplan las promesas y así lo fue la construcción del hospital del Cerro.
También es una buena acción la inversión en infraestructura sanitaria en el sector público. Esto se da en un contexto de preocupación debido a la instalación de servicios VIP (hotelería) en el sector privado que tiende a favorecer el acceso a sectores con mayores recursos en detrimento de sus propios asociados Fonasa. Y ambos temas están íntimamente relacionados porque se financian con dineros públicos.
Ofrecer instalaciones modernas, adecuadas y cómodas a los sectores más vulnerables es una aspiración general que debe aplaudirse en tanto mejora la capacidad asistencial del sistema y dignifica al usuario.
Las personas tienen todo el derecho a imaginar y reclamar la existencia de un hospital en donde se necesite, pero transformar ese reclamo en una promesa de campaña debe sustentarse en estudios técnicos que la fundamenten.
Por otra parte, la creación del Sistema Nacional Integrado de Salud fue un gran paso hacia la racionalización de un sistema sanitario que, históricamente, se había desarrollado -con virtudes y defectos- de forma anárquica y sin planificación.
La transformación de ASSE, el principal prestador de servicios sanitarios del sector público, en un organismo descentralizado del Poder Ejecutivo en el año 2007, implicó que el Ministerio de Salud Pública (MSP) deje de tutelar dicha función para concentrarse en sus cometidos.
De los cometidos del MSP transcribo dos:
- Planificar las políticas de salud de la población con información analizada, problemas prioritarios detectados y junto a los distintos agentes vinculados al sector salud del país.
- Elaborar un mapa sanitario que permita visualizar con una lógica de sistema las diferencias entre oferta y demanda de los servicios de salud en el territorio y, consecuentemente, planificar los recursos sanitarios (tecnologías, instalaciones, rrhh, medicamentos, equipamiento, etc.) necesarios para el correcto desarrollo del sector.
Suponemos que la construcción de un hospital de la envergadura del recientemente inaugurado, debe estar fundamentado en estudios e informes del prestador que cumplan la normativa del MSP, acorde con los cometidos antes mencionados. De lo contrario, las bondades del cumplimiento de una promesa electoral se diluyen en un voluntarismo que roza la demagogia.
Es nuestro deseo que existan y se hagan públicos estos informes y estudios; convengamos que el monto invertido es de tal magnitud que así lo requiere.
Claramente, un hospital no es solo el edificio, el equipamiento y las camas. La esencia de un servicio como el inaugurado debería ser sus recursos humanos, médicos y no médicos. Recursos humanos con las cargas horarias suficientes, con una cobertura de especialidades equilibrada y bien planificada, con el compromiso y la camiseta puesta. Sin embargo, esto es justamente lo que está faltando.
A modo de ejemplo, en un hospital que tendrá una puerta de emergencia que recibirá niñas niños y adolescentes, no habrá pediatras titulados las 24 hs., todos los días del año. Tampoco está asegurada la cobertura de cirujanos. Y me pregunto ¿qué es un block quirúrgico sin cirujanos?
Por otro lado, se pretende dar asistencia quirúrgica a toda la patología traumática derivada de los siniestros en los accesos a Montevideo o de hechos de violencia, sin contar con un tomógrafo. Un equipo fundamental e imprescindible para brindar ese tipo de asistencia, como así lo sabe cualquier médico que haga emergencia y que, además, su existencia se concentra en el centro de la ciudad. A modo de ejemplo: los politraumatizados suelen presentar traumatismos de cráneo con mayor o menor grado de afectación de la conciencia, lo que requiere una imagen tomográfica oportuna; al no contar con el equipo correspondiente, se les tendrá que derivar, una vez más, hacia otros hospitales.
De todas maneras, a pesar de lo anterior, el hospital ya es un dato. Los ladrillos ya están, ahora es el tiempo de construirlo de verdad.
Lamentablemente, esta promesa cumplida nace defectuosa: de forma deliberada, ASSE desconoce acuerdos y convenios laborales a la hora de seleccionar personal médico.
Muy a pesar nuestro, esta ha sido la tónica habitual del comportamiento de su directorio actual que requiere una negociación permanente para lograr la provisión de cargos médicos que permitan optimizar la asistencia.
Parece haberse tomado una decisión institucional que habilita a desconocer acuerdos previos, compromisos ya firmados, procesos de negociación que llevan años y que ha costado mucho trabajo construir. De otra forma no se explica este comportamiento.
Ese rasgo, a esta altura descriptivo de dicha administración, nos coloca en un cruce de caminos como organización sindical.
Nuestro espíritu y nuestra convicción colectiva ha sido y es la búsqueda permanente de acuerdos en beneficio de la población que se asiste y de las condiciones de trabajo de médicas y médicos. Así hemos actuado permanentemente en el SMU, esa es nuestra impronta. Pero también sabemos leer la realidad: hoy vemos que estos esfuerzos parecen estériles.
Lo mismo sucede en otras áreas del prestador público.
En el caso del Hospital Vilardebó, se trabajó un año entero de forma minuciosa para lograr armar una grilla de guardias de psiquiatría (tarea que estrictamente corresponde a quienes gestionan y no a quienes asisten), pero por desidia institucional se desarma a la hora de proveer cargos ya acordados y ante el incumplimiento de seguimientos y procesos relacionados. Y como corolario, en declaraciones públicas de la propia gerencia se responsabiliza por el fracaso al personal médico.
El Hospital Pereira Rossell ve comprometida su capacidad de asistir adecuadamente en puerta de emergencia, CTI pediátrico y CTI neonatal por insuficiencia de cargos médicos adecuados para cubrir las guardias. Ante esta difícil situación, el SMU inicia un proceso de negociación en el que se acuerda formas de solución, pero se vencen los plazos y ASSE no cumple: los cargos no se llaman, los acuerdos caen.
Y los colegas y las colegas se cansan, se hartan. Migran a prestadores privados y dejan horas en el público porque se desgastan. En definitiva, su gran compromiso con el sector público se erosiona.
Podríamos seguir citando ejemplos: imagenología, anatomía patológica en el Hospital Maciel, medicina familiar y comunitaria en la RAP; y el listado sigue.
Vale decir que seguiremos intentando buscar soluciones en conjunto, pero es necesario que el directorio de ASSE comprenda que médicos y médicas estamos dispuestos a exigir el cumplimiento de lo acordado por todas las vías que podamos.
En este sentido, en la última sesión de nuestro Comité Ejecutivo hemos decidido volver a solicitar entrevistas con todos los actores políticos involucrados, desde la propia dirección del prestador hasta las autoridades ministeriales (salud y trabajo) y el Poder Legislativo a nivel de todas sus bancadas.
Como siempre, colocaremos los intereses de la población más vulnerable en el centro para encontrar soluciones a estos temas, antes de que se sumerjan en la vorágine de la próxima campaña electoral nacional.
Todavía estamos a tiempo.