jueves 12 de marzo de 2020
La enfermedad renal crónica (ERC) es actualmente es la 11ª causa de muerte en el mundo y se estima que afecta a 850 millones de personas en el mundo con distinto grado de severidad. En Uruguay se estima que 8% de la población padece ERC en diferentes grados de severidad.
La misma responde a múltiples causas, siendo las más frecuentes la hipertensión arterial y la diabetes.
Todos los años nuestro país se suma a la conmemoración del Día Mundial del Riñón que propone concientizar sobre la alta y creciente carga de la enfermedad renal en todo el mundo y la necesidad de estrategias para su prevención y tratamiento.
El Dr. Ricardo Silvariño, Presidente de la Sociedad Uruguaya de Nefrología (SUN) dijo a Ser Médico que “en nuestro país las causas más frecuentes de ERC son la nefropatía vascular, es decir que se desarrolla secundaria a los factores de riesgo cardiovascular y la nefropatía diabética. Dado que estas patologías ocurren en la población de más edad se da que la mayoría de los pacientes que entran en diálisis sean mayores de 65 años”.
En pacientes jóvenes se pueden ver otra clase de enfermedades como las glomerulopatías, la enfermedad renal secundaria, malformaciones de la vía urinaria o reflujo vesiculouretral.
Al ser consultado sobre las condiciones de acceso a tratamientos renales en Uruguay, Silvariño indicó que “en nuestro país, hay acceso igualitario en los tratamientos de diálisis, pero eso no quiere decir que el acceso al diagnóstico, seguimiento y tratamiento en la nefrología sea igual para todos. Nosotros percibimos que hay un grupo de pacientes que tienen un acceso más limitado. Un problema grande es el acceso en el interior del país, donde hay una brecha con respecto a la capital en el número de nefrólogos. Esto se ve reflejado en el ingreso de pacientes al Programa Nacional de Salud Renal”.
El Programa Nacional de Salud renal lo llevan adelante el Fondo Nacional de Recursos, la Sociedad Uruguaya de Nefrología, la Cátedra de Nefrología. Este programa capta a los pacientes con enfermedad renal y les da seguimiento en forma estructurada.
“Tiene alarmas que avisan cuando el paciente no va a controlarse lo que nos habilita a realizar una búsqueda activa de los pacientes que no van a estos controles y de esta forma se tiene a los pacientes en cuidado continuo, con metas, con indicadores de evolución. A cada paciente lo ingresa su nefrólogo tratante y dicho ingreso es voluntario. Para que el programa se pueda desarrollar los sistemas tanto público como privado tienen que asegurar horas de policlínica de nefrología, asignar personal al mismo, etc” comentó Silvariño.
El nefrólogo agregó que “se ha demostrado que los pacientes que forman parte del programa ingresan más tarde a diálisis, en algunos casos se ha logrado diferir hasta 7 años su inicio. Otra cosa más importante aún es que en los pacientes del programa tienen un índice de mortalidad un 30% menor al de los que no participan del mismo.”
Al Dr. Silvariño le preocupan especialmente las asimetrías territoriales ya que el mayor número de centros del programa se sitúan en Montevideo o cercanos a Montevideo. Otro aspecto que genera inequidades en la debida atención es la distribución de recursos humanos. “La realidad es que el número de nefrólogos radicados en el interior del país es insuficiente para los cuidados que la población precisa” aseguró.
El médico manifestó que la educación en nefrología no se ha desarrollado fuera de Montevideo ya que no hay cargos de residentes o posgrados en el interior del país. “Precisamos que más prestadores incorporen cupos para nefrólogos en todo el país”, dijo.
Al respecto del trabajo médico, el especialista informó que “aunque la nefrología nacional tiene la tradición de ser una especialidad muy fuerte en el país y en la región, en algunos aspectos vinculados técnicas diagnósticas estamos un poco atrás como por ejemplo en tests de enfermedades genéticas o enfermedades inmuno-mediadas que no están incluidos dentro de la canasta de prestaciones”.
En el ámbito terapéutico la Sociedad Uruguaya de Nefrología también plantea algunas reivindicaciones. Si bien la hemodiálisis crónica y la diálisis peritoneal están cubiertas por el FNR, hay técnicas que no están del todo cubiertas. Por ejemplo la hemodiafiltración técnica que solo se realiza en el Hospital de Clínicas.
Desde la SUN también se deberían mejorar la calidad y el tipo de soluciones para la diálisis peritoneal.