sábado 4 de junio de 2022
La educación es uno de los factores que mas influye en el avance y progreso de las personas y de las sociedades a nivel mundial. Además de proveer de conocimientos, enriquece la cultura, el espíritu, los valores y todo aquello que nos caracteriza como seres humanos. Se considera que debe ser un bien necesario en un sentido global del concepto, considerándose la columna vertebral para el desarrollo y bienestar de los pueblos.
A nivel global, la educación es considerada uno de los factores de producción mas importante pues permite soslayar problemas económicos de una nación siendo un instrumento regulador de las desigualdades que puedan existir en las naciones.
Si nos planteamos qué función cumple la educación a nivel particular, ésta permite mejorar los niveles de empleo de un país, intenta afirmar valores de identidad cultural de las sociedades, diversificando campos de desarrollo para los jóvenes, fortaleciendo la democracia y el estado de derecho.
En nuestro país existen dos ámbitos educativos por donde puede accederse al estudio de la carrera en Medicina: el ámbito público y privado. En el sistema privado existe el CLAEH y la Universidad Católica, y en el público la Universidad de la República (UdelaR) quien representa el 86,2% de la matrícula de educación universitaria del país.
La UdelaR fue fundada el 18 de julio de 1849. Es una institución publica, gratuita, de libre acceso, autónoma y cogobernada, siendo la de mayor importancia a nivel nacional, con mas de 139 mil estudiantes activos de grados y 9500 de posgrado. Tiene mas de 11500 cargos docentes y 6400 funcionarios lo que nos da una idea rápida pero acabada de la jerarquía que representa.
Al 2020 según datos extraídos de la Dirección General de Planeamiento de la Universidad de la República, la oferta de grado eran 98 carreras de licenciaturas y equivalentes, 47 de tecnicaturas y tecnológicas, 11 de títulos intermedios, 35 carreras de doctorado, 94 maestrías y 186 especializaciones; y si la analizamos como servicios universitarios al 2021 había 15 facultades, 6 escuelas (ENUT, EUCD, EUM, EUTM, graduados y parteras), 3 institutos (higiene, IENBA, ISEF), 1 hospital universitario y 3 centros regionales .
El 13 de marzo del 2020, el gobierno nacional declara la emergencia sanitaria en nuestro país luego de la confirmación de los primeros 4 casos de COVID y pasa a ser el punto de inflexión de nuestra realidad.
Así como el mundo debió ajustarse a la nueva realidad sanitaria en todos los ámbitos de una sociedad, la educación no fue la excepción y la Universidad rápidamente debió adaptarse a la coyuntura mundial.
La UdelaR tuvo que hacer diversos movimientos de áreas para dar respuesta rápida a las necesidades del país. Hubo que realizar cambios de gestión interna y adecuar la enseñanza de una forma práctica y asequible con el fin de mantener los objetivos didácticos y académicos de los universitarios. Es claro que no hubo tiempo para adaptarse a esta realidad impuesta por el mundo global, pero las estrategias de gestión fueron clave.
Ya desde los primeros días de marzo el Consejo Directivo Central formó grupos de trabajo para poder comenzar con la reestructura, direccionando fondos universitarios, comprando reactivos de detección para SARS COV 2, coordinando seminarios y conferencias virtuales, activando llamados desde las comisiones sectoriales de extensión y de investigación para incentivos docentes que pudieran paliar la situación de la mejor forma.
¿Qué se hizo en el proceso para lograr llegar a los objetivos?
El 96% de las unidades curriculares de 184 ciclos iniciales de carreras técnicas y de grado pasaron sus contenidos a formato en línea, llegando a 2720 cursos realizados en 2020 en forma virtual.
Si bien se postergaron actividades de campo, clínicas y de laboratorio, se adquirieron salas virtuales para poder dar contenidos en ese formato que pudieran sustituir las clases suspendidas. Se fortalecieron las plataformas ya existentes, redireccionando fondos para programas de equipamiento que dieran sustento a dichas reformas.
Nuestro país ya contaba con una situación de privilegio si la comparamos con el resto de Latinoamérica, en lo que tiene que ver con el acceso previo a la conexión a internet y a los equipos informáticos con un informe de CEPAL-UNESCO del 2018 que mostraba porcentajes mayores al 87% en la tasa de conexión a internet y un 82% en el acceso a computadoras.
Sin embargo y pese a esos porcentajes auspiciosos, se tomó con gran preocupación la dificultad de acceso a la modalidad virtual en generaciones de ingreso a la universidad o de bajos recursos, con una encuesta realizada en 2020 que mostraba que el 10,3% no contaba con dispositivos electrónicos. Fue así que surge la “beca LAPTOP” vehiculizada por el Plan Ceibal, llegando a entregarse 408 dispositivos en 2020 para poder contener la asimetría de acceso a la modalidad virtual.
Se gestionaron modificaciones en Bedelía acercando los procesos de inscripción de los cursos a todo el país, y logrando un acceso a la información mas fácilmente mediante las plataformas digitales. Los cursos propedéuticos se realizaron con inscripción automática para la generación 2021.
Para el seguimiento y evaluación del primer semestre del 2020 la UdelaR confeccionó una encuesta dirigida a los estudiantes donde se obtuvieron datos muy favorables. Un 84,5% del estudiantado realizó los cursos en el nuevo formato, lo que significa mas de 8400 estudiantes. Dentro de las dificultades planteadas por la modalidad virtual se destacó la afectación emocional en un 66,5%, seguido de la sobrecarga de actividades de enseñanaza en un 50,3% y falta de contacto con docentes en un 49,2%. Sin embargo, se marcaron como fortalezas el no tener que trasladarse en un 85,4%, quedarse en casa en un 73,3%, y poder ver las clases en cualquier otro horario en un 82,2%. La evaluación global de quienes respondieron la encuesta fue satisfecho o muy satisfecho en un 56% y sólo menos de 20 % se mostró insatisfecho o muy insatisfecho.
El apoyo estudiantil también fue una prioridad, por lo que se instrumentó la publicación de material accesible para personas con discapacidad, lenguaje de señas, lectura fácil, autodescripción, subtítulos e interpretación visual.
Se potenció el asesoramiento a docentes para el dictado de clases accesibles, y se reformularon prestaciones de bienestar universitario, como el envío de viandas a domicilio (por la ausencia de los comedores), tarjetas alimentarias o servicio de menú especial. También se renovaron becas de forma automática dado que algunos exámenes fueron postergados en fecha.
En cuanto a la formación docente y educación permanente se crearon sitios de enseñanza para optimizar mensajes a la comunidad universitaria y se potenciaron los cursos de programas de desarrollo docente donde aplicaron mas de 700 docentes en 2020-2021.
La Facultad de Medicina de la UdelaR acompañó todos los lineamientos institucionales presentando el sostenimiento de las trayectorias estudiantiles. Si bien se contaba con un punto de partida favorable como era la ya existencia de virtualidad (aunque en una modalidad mas reducida), unidades académicas consolidadas y programas institucionales previos, la interrupción de la presencialidad impactó en el cumplimiento de algunas evaluaciones y actividades. Fue por ello que se reprogramaron contenidos de talleres y actividades clínicas con el objetivo final de cumplir con el contenido y las áreas temáticas fundamentales.
Se potenciaron acciones de apoyo específicas en Medicina con manuales estudiantiles adaptados, tutorías entre pares tanto en las materias básicas como clínicas, y algo muy importante como el acuerdo de la UdelaR con la ANII para el libre acceso a bibliotecas virtuales.
Otro tema no menor, fue la instrumentación de fondos de apoyo psicológicos y psicosocial a través de diversos programas, algo que como sabemos ha sido fundamental en el contexto sanitario global.
En cuanto a actividades de extensión a la comunidad, varios estudiantes realizaron atención telefónica a usuarios de ASSE, seguimiento de casos positivos para Sars-Cov2 así como campañas de vacunación para la prevención de infección por virus de Influenza.
Si bien solo pasaron 2 años desde el inicio de la emergencia sanitaria al decreto de finalización de la misma por parte del gobierno nacional, fue un período intenso y de mucho trabajo, donde el mundo cambió y nos desafió cabalmente. La propuesta educativa debió acompañar la coyuntura mundial y la enseñanza buscó soluciones alternativas. Creemos que la UdelaR estuvo a la altura de las circunstancias cumpliendo con sus objetivos en la medida de lo posible. Sin embargo, el real impacto educativo en estas generaciones deberá ser evaluado minuciosamente en los próximos años para poder sacar conclusiones definitivas y de valor.