Prof. Alfredo Ruiz Liard
Revista chilena de anatomía
versión impresa ISSN 0716-9868
Rev. chil. anat. v.16 n.2 Temuco 1998
doi: 10.4067/S0716-98681998000200017
Homenaje póstumo al Prof. Dr. Alfredo Ruiz Liard
1918-1997
Muchas personas fallecen diariamente en el mundo. La mayoría de estos muertos provocan una reacción local, en su entorno, que compromete a sus familiares cercanos y a algunos amigos. Pocos son los que han tenido ocasión en vida de desarrollar la trilogía conocida de haber plantado un árbol, engendrado un hijo y escrito un libro. Menos son aún aquellos que a través de sus obras trascienden y atraviesan fronteras, y su partida a la vida eterna es lamentada por lo que han hecho y por lo que aún podrían haber realizado si permaneciesen con vida.
Una de estas personas de excepción es la que recordamos en esta Asamblea General de nuestra Sociedad Chilena de Anatomía: vastamente reconocida por su labor cumplida y de la cual esperábamos más frutos de su labor intelectual y de sus características como persona.
El día 3 de Julio del presente año falleció en Montevideo, y a los 79 años de edad, el Profesor Doctor Alfredo Ruiz Liard. Con su muerte desaparece un hito que marcó no sólo a la Anatomía Rioplatense, sino también con ella dejó de existir un pionero de la disciplina en Latinoamérica y su deceso se lamentó más allá del Atlántico, en Europa, y muy especialmente en Francia.
De profesión médico, realizó como clínico su carrera como cirujano de tórax, que culmina como Jefe del Servicio de Cirugía de Tórax en el Sanatorio del Centro Asistencial Médico del Uruguay, importante centro clínico de su país; paralelo a esta carrera asistencial quirúrgica llegó a tener la categoría académica de Profesor Adjunto de Clínica Quirúrgica. La condición antes mencionada le permitió ser miembro de la Sociedad de Cirugía del Uruguay, de la Pan-American Medical Association, Secc. Thoracic Surgery y Miembro Correspondiente Extranjero de la Societé de Chirurgie de Lyon, ciudad en la cual ejercía su profesión en la misma especialidad su amigo y colaborador anatómico el Profesor Doctor Michel Latarjet.
Pero es en la disciplina anatómica donde alcanza su máximo fulgor, brillando con características estelares. Su comienzo data en 1942 cuando, por concurso de oposición ocupa el cargo de ayudante de disección en la Cátedra de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República Oriental del Uruguay.
Este es el inicio de una vasta y fecunda labor que no termina cuando en 1984, y por tope de edad, deja de desempeñarse como Profesor Titular y se le nombra Profesor Emérito de la Facultad de Medicina. Para llegar a Profesor Titular, hecho que sucedió en 1958, el Doctor Ruiz Liard había ascendido ordenadamente todos los peldaños de la escala académica que culmina en la cima con este título.
Una vez dejada su condición de Profesor Titular a cargo de la Cátedra de Anatomía, no cesó en su labor docente ni en la investigación, manteniendo sus vínculos con la Universidad que lo tuvo tantos años como académico y participa en forma activa en las Sociedades en que tanta participación le había cabido hasta entonces: en la Sociedad Rioplatense de Anatomía de la cual él fue fundador en 1964 y primer presidente, a la vez que miembro de casi todos sus Directorios; en la Sociedad Uruguaya de Anatomía de reciente creación (1993), de la cual fue también miembro fundador; en la Asociación Panamericana de Anatomía de la cual fue Presidente en el período 1981-1984, culminando con la presidencia del VII Congreso Panamericano de Anatomía que tuvo lugar en Punta del Este en 1984 y en la que posteriormente y ya como Presidente Honorario, desarrolló activa participación en su Directorio y Congresos. Junto a las Sociedades antes mencionadas cabe citar que fue miembro de l'Assocition des Anatomistes y de la Societé d'Anatomie de Paris.
En 1982 es invitado oficial al IV Encuentro de los anatomistas chilenos, realizado en la ciudad de Temuco, donde da a conocer sus experiencias sobre anatomía pulmonar, especialmente a nivel de pedículos y uno de sus filmes, es acerca de secuestración pulmonar. En esa ocasión es nombrado Socio Honorario de la Sociedad Chilena de Anatomía en reconocimiento de su valiosa contribución a la especialidad anatómica.
Ya con ocasión de su visita a Chile, nos dió a conocer la primera parte de su obra "Anatomía Humana", escrita en colaboración con el Profesor Dr. Michel Latarjet, de Lyon, y que al año siguiente, 1983, da a luz en forma oficial en una ceremonia efectuada en Montevideo.
Con ocasión de esta obra es como mejor logré conocer al Profesor Ruiz Liard en sus diversas facetas. Hasta ese entonces yo veía a "don Alfredo" como una persona ampliamente versada en anatomía, seguro de sí mismo, enchapado a la antigua en que los profesores eran excelentes docentes a la vez que dueños de sus cátedras; daba su opinión siempre muy fundamentada, pero en forma tajante. El libro del cual era coautor, era visto a la distancia como una réplica más moderna de los antiguos textos franceses: para ilustrar sus láminas viajó en diversas ocasiones a Francia y logró reproducir la técnica que había sido empleada por Duprés y Boulenaz en la obra clásica de Anatomía de Testut-Latarjet; se seguía un criterio sistemático en la forma de exponer la materia y la nomenclatura empleada era la propia de un texto clásico de anatomía de autor y nacionalidad o escuela francesa. Sin embargo observando con detención la obra, destaca la calidad de los dibujos realizados, la incorporación de sus propias disecciones, la integración de material como complemento de imagenología y de anatomía de superficie. Conversando con él acerca de su obra, afirmaba que la idea de su ejecución era dar a los estudiantes de medicina y también a los profesionales, un tratado actualizado que mantuviese su vigencia a través de los años aprovechando la perennidad del saber anatómico "fijeza que no es la menor de sus virtudes" (Prefacio del libro "Anatomía Humana", 1 edición 1983).
No es sólo la Anatomía Uruguaya la que se enlutece con la muerte del Profesor Doctor Alfredo Ruiz Liard, maestro verdadero de muchas generaciones de alumnos y formador de discípulos de la especialidad. El pesar saltó la barrera del Río de la Plata desde la señorial y tranquila Montevideo a la Argentina; la cordillera andina fue traspasada por la triste nueva: es la América Latina toda la que se ha sobrecogido. El Atlántico también fue sobrepasado y la noticia arribó a la vieja Europa entrando por Francia.
Ya no observaremos el deambular erguido del Profesor, años atrás con su inseparable pipa, ni escucharemos su voz tan típica recordando las técnicas anatómicas, los beneficios de su nueva y secreta fórmula de inyección conservadora, o más en la intimidad, sin la coraza un poco fingida del académico, decirnos cómo se prepara un asado de vaca con cuero o el papel que desempeña el hombre en el baile del tango.
Este hombre que supo escribir un libro y plantar un árbol, también tuvo tres hijos, todos médicos, con su distinguida esposa, la doctora Irma Rodríguez. Dos de sus hijos, Alfredo y Claudio son mencionados en la segunda edición de su obra como discípulos y continuadores, ¡qué no se apague la llama encendida por este preclaro luchador de la especialidad anatómica y que se mantenga vigente a través de éstos sus hijos y de los numerosos discípulos que generó a lo largo de su fructífera existencia.
Agradezco a los miembros del Directorio de la Sociedad Chilena de Anatomía el haberme permitido rendir este modesto homenaje a quien en vida comencé a conocerle realmente en sus últimos años.
Homenaje leído por el Prof. Dr. Alberto Rodríguez Torres, el día viernes 7 de noviembre de 1997 en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso, durante la Asamblea General Extraordinaria de la Sociedad Chilena de Anatomía.
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