jueves 18 de enero de 2024
En el encuentro, el presidente del Sindicato Médico del Uruguay, expresó el interés del gremio de iniciar un contacto fluido con Médicos Sin Fronteras (MSF). “Esta inquietud nuestra surge y tiene que ver con lo que está pasando en varios conflictos bélicos, con una sensibilidad muy especial hacia lo que está sucediendo en Gaza”, explicó el Dr Minarrieta.
Además, explicitó el reconocimiento del SMU a esta organización de acción médico-humanitaria como una institución con una postura fundamentalmente interesada en la cobertura sanitaria de la población civil en los lugares de conflicto. Y señaló la dificultad para obtener «información no contaminada por intereses de los sectores en pugna”.
La Dra. Méndez estuvo de acuerdo con esta postura: “Yo creo que ese es el desafío, ubicarse en un lugar donde no se prioricen intereses sectoriales, ni nacionales, ni estatales o de quien sea, por encima de los intereses asistenciales de la población que está en riesgo y que está sufriendo. En ese sentido, me parece, es donde lo humanitario adquiere verdadero valor”.
Sobre lo que está ocurriendo en Gaza, citó el mensaje que ha sido llevado por el presidente de Médicos Sin Fronteras Internacional, Christos Christou, ante el Comité de Seguridad de las Naciones Unidas: “Los ataques indiscriminados e implacables deben cesar ya. Los desplazamientos forzosos deben cesar ya. Los ataques a hospitales y al personal médico deben cesar ya. El asedio y las restricciones a la ayuda deben cesar ya. Todo esto debe parar ahora”.
También relató que tienen equipos actualmente trabajando en los hospitales en Gaza; donde están siendo atacados y destruidos, y que no hay analgésicos ni anestésicos porque también se han cortado las vías de aprovisionamiento de insumos.
“Quisiera reconocer a nuestros equipos gazatíes: a médicos y enfermeros que están trabajando en los hospitales y que nunca dejaron de hacerlo; que exponen su vida cada día para ayudar a los equipos internacionales con la finalidad de que tengan agua y comida. Y que no desisten”.
Méndez reiteró las últimas palabras de un colega médico asesinado, escritas en el pizarrón del hospital: «Quien se quede hasta el final, contará la historia. Hicimos lo que pudimos. Recuérdanos». Y reafirmó: “así que nosotros ayudamos a amplificar la voz de todas las personas víctimas de esta guerra”.
“Eso es lo que hacemos junto con equipos de comunicación y con equipos que hacen análisis de contexto. Tratar de levantar la voz. Contar lo que está ocurriendo sin que se perjudique el trabajo y aumente la inseguridad de los equipos que están trabajando en la zona”
A continuación, la Dra. Méndez responde una serie de preguntas para conocer más detalles sobre cómo funciona la organización, cuáles son sus prioridades actualmente y los desafíos que afronta.
¿Qué acciones se desarrollan en Médicos Sin Fronteras?
Como organización médico-humanitaria nuestra prioridad es la atención médica, pero no solamente en salud primaria sino también en atención médica integral. En esta línea de actividades que llevamos a cabo tenemos respuesta a emergencias, epidemias y, por supuesto, actuamos en situaciones de conflicto. También hacemos rehabilitación de estructuras sanitarias: aprovisionamiento de agua potable, actividades de agua y saneamiento. A nivel médico: salud mental, salud primaria y cirugías en los contextos de conflicto y guerra, como en este caso Gaza.
Otra de las acciones que desarrollamos es la comunicación de lo que está ocurriendo. Creo que lo que nos caracteriza es el testimonio: contar lo que está pasando siempre que seamos testigos de lo que está ocurriendo. Y también la denuncia, que no es lo mismo. Testimoniamos, denunciamos y hacemos acciones de incidencia para producir cambios favorables a favor de las poblaciones.
En línea con esto, es lo que estamos haciendo en este momento, no solo para la guerra en Gaza sino también para las problemáticas que hay, por ejemplo, en nuestra región con las migraciones.
La migración en el Tapón del Darién está llevando a que miles de personas migren con la ilusión de llegar a Estados Unidos, y queden atrapadas en esta zona selvática tan compleja. Además de brindar atención médica y orientar a esas personas, también lo que hacemos es informar lo que está ocurriendo. Damos voz a quienes no la tienen.
Eso en relación con muchas otras actividades que hacemos en MSF.
¿Cuáles son los principales desafíos y dificultades que tiene la organización actualmente?
Creo que depende del contexto. El primer desafío es la seguridad de nuestros equipos. Cuando digo nuestros equipos me refiero, no solamente a quienes llegan desde otros países a apoyar, sino también a los trabajadores locales, los que son de nuestra “familia”. Por ejemplo, panameños, haitianos y de otras partes del mundo que se van sumando a MSF conforman una familia, y la protección y seguridad de esos equipos es un gran desafío.
En el caso de los países con conflictos activos, por ejemplo, Gaza, pero también Sudán, Siria o Yemen, el desafío es cuidar a nuestros equipos y evitar a cualquier costo que tengamos, lamentablemente pérdidas entre ellos y sus familias.
Otro desafío es la aceptación de nuestro trabajo por parte de las comunidades.
En línea con esto, llevamos ya décadas trabajando en actividades y proyectos de acercamiento. Nuestro objetivo es que sean proyectos e intervenciones que vengan desde las comunidades. Que los podamos diseñar juntos con la orientación de MSF y la calidad de atención que damos a nuestros beneficiarios y beneficiarias, pero también, que sean muy consideradas las necesidades de las comunidades.
Otro desafío es enfocar las actividades que tenemos a la cosmovisión y a la antropología de los lugares donde estamos. Esto aplica principalmente a quienes son extranjeros y tienen que trabajar en una cultura muy diferente de la que provienen.
Creo que esto es clave para desarrollar las actividades hacia los beneficiarios, pero también, para crear un buen espíritu de equipo, lo que es clave para desarrollar los proyectos en los países donde trabajamos.
Otro, es que haya recursos humanos disponibles: dentro de medicina en diversas especialidades: médicos, enfermeros, psicólogos, etc; y otros como ingenieros, informáticos, que estén dispuestos a trabajar con nosotros en condiciones que no siempre son las más agradables; en ocasiones, bastante adversas.
¿Cómo se estructura Médicos Sin Fronteras?
MSF es una asociación. Tenemos un cuerpo asociativo y un cuerpo ejecutivo.
El cuerpo asociativo reflexiona acerca de los lineamientos y necesidades que puede haber en los cambios que sufre el mundo y propone al cuerpo ejecutivo, que lleva las operaciones, los proyectos en que cree que hay que enfocarse.
Un ejemplo muy puntual es enfocarse en actividades comunitarias, entonces es el equipo ejecutivo el que considera si es pertinente hacerlo y dónde. Y es el que ejecuta este tipo de cambios de dinámicas de trabajo. O de qué forma vamos a trabajar en situaciones de conflicto sin exponer a nuestros equipos: minimizar los riesgos y aumentar el beneficio a nuestros pacientes.
¿Cuál es tu rol en MSF?
Soy médica ginecobstetra, egresada de la Universidad de Buenos Aires y me formé en el hospital José María Pena de dicha ciudad; un hospital rodeado de barrios muy vulnerables. Durante años fui médica en diferentes países del mundo y pasados muchos años retomé mi carrera asistencial en Argentina. Simultáneamente entré a la Junta Directiva de Médicos Sin Fronteras de Latinoamérica y fui electa presidenta hace un año y medio, exactamente, por nuestros miembros asociados. Ese es el rol que ocupo actualmente.
¿Tienen asociaciones formales con instituciones médicas?
Sí, tenemos vínculos con asociaciones. También, puntualmente, en los lugares donde existen operaciones y proyectos. Creamos este enlace para poder trabajar en conjunto, unificar y que no haya un solapamiento de actividades. De hecho, en varios casos, porque también teníamos médicos que eran miembros de las asociaciones médicas del país que trabajaban con nosotros.
Por ejemplo, durante el gran brote de Ébola declarado en el 2014 en el oeste de África, Sierra Leona, Conakry, Liberia y Congo, hemos trabajado con el CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) de Atlanta. Siempre nos complementamos y tratamos de tener una articulación cada uno, lo importante es no solaparnos y que cada uno tenga su rol.
Por otro lado, contamos con el apoyo de los donantes. Como organización independiente, los ingresos de MSF provienen casi en su totalidad de aportes de personas particulares. Nuestro trabajo lo podemos hacer gracias a los donantes del mundo entero que confían en Médicos Sin Fronteras; que hacen su aporte, desde mínimo hasta grandes montos, que nos ayuda a desarrollar las actividades y a los cuales les damos las explicaciones de, absolutamente, todo lo que hacemos con los fondos que se nos asignan, y a los que agradecemos permanentemente.
Quienes trabajamos con MSF decidimos llevar nuestra vocación y trabajo profesional a otros contextos. Es un trabajo muy gratificante y muy duro también. Yo les invito a unirse a MSF.
¿Cómo están conformados los equipos de MSF?
En MSF trabaja personal sanitario, como médicos y enfermeros, y personal no sanitario. Los equipos no serían lo que son si no hubiera logistas, ingenieros, constructores; personas que ayudan a rehabilitar o a construir hospitales o estructuras semipermanentes de salud; especialistas en agua y saneamiento; administradores, responsables de Recursos Humanos; por supuesto. Todos los perfiles profesionales que se puedan imaginar.
Y hay comunicadores especializados en temas y contextos humanitarios. Cuando se fundó a MSF, se pensó como una organización médica con la capacidad de brindar testimonio y denunciar lo que ocurre en las crisis en las que trabajamos.
Creo que es lo que, a mí personalmente, me llevó a proponerme trabajar hace 21 años en la organización; no solamente brindar atención médica, sino tener esta posibilidad de informar lo que está ocurriendo y ser la voz de quienes no la tienen.
Más allá de la respuesta a la pregunta anterior, Méndez retomó el tema de lo que implica Médicos Sin Fronteras y el rol que puede tener en situaciones complejas:
Cuando ocurrió el brote de Ébola hubo una gran resistencia a la hora de declararlo oficialmente. En primer lugar, porque era una enfermedad lejana para muchos, estaba en África. Luego, cuando se comenzó a extender y llegó a Europa, seguía sin importar porque eran casos puntuales.
En aquel momento, la presidenta internacional de MSF fue a Naciones Unidas y dijo lo que estaba ocurriendo. Ese mismo año, días más tarde, la OMS declaró la epidemia como “una amenaza para la paz internacional”. Eso permitió que se abrieran las fronteras para la llegada de los insumos y desarrollar una cantidad de actividades en términos médicos..
¿Cuáles crees que son las principales razones para convocar a otros médicos y médicas a formar parte de la organización Médicos sin Fronteras?
Quienes trabajamos con MSF decidimos llevar nuestra vocación y trabajo profesional a otros contextos. Es un trabajo muy gratificante y muy duro también. Yo les invito a unirse a MSF. Al final del día, después de 21 años, si me preguntan qué haría yo, les diría que repetiría todo lo que hice hasta ahora.