sábado 8 de abril de 2017
El 7 de abril se conmemora el Día Mundial de la Salud. En este 2017 se aprovechará para hacer foco en la depresión.
«Depresión: hablemos», dice la OMS para poner sobre la mesa este tema y que deje de ser un tabú.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 300 millones de personas viven con depresión, un 18% más que en el año 2005.
La depresión afecta a personas sin distinguir edades, condiciones sociales o geográficas.
Es un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia persistente de tristeza y una pérdida de interés en actividades que las personas normalmente disfrutan, acompañada de una incapacidad para llevar a cabo las actividades diarias.
Las personas con depresión normalmente padecen varios de los siguientes síntomas: pérdida de energía; cambio en el apetito; alteraciones en el sueño; ansiedad; concentración reducida; indecisión; inquietud; sentimientos de inutilidad, culpa o desesperanza.
En los casos más extremos, la depresión puede provocar el suicidio, que actualmente es la segunda causa de muerte entre las personas de 15 a 29 años.
La falta de apoyo a las personas con trastornos mentales, junto con el miedo al estigma, impiden que muchos accedan al tratamiento que necesitan para vivir vidas saludables y productivas.
Para la OMS, la inversión en salud mental beneficia el desarrollo económico. Cada dólar invertido en la ampliación del tratamiento para la depresión y la ansiedad conduce a un retorno de 4 dólares en mejor salud y habilidad para trabajar.
Según un estudio dirigido por la Organización, que calculó los costos de tratamiento y los resultados de salud en 36 países de ingresos bajos, medios y altos durante los 15 años que van de 2016 a 2030, bajos niveles de reconocimiento y acceso a la atención de la depresión y otros trastornos mentales comunes, como la ansiedad, resultan en una pérdida económica global de un billón de dólares cada año.