lunes 19 de diciembre de 2016
El Centro de Salud del Cerro, del cual dependen 29 policlínicas, tiene una población a cargo de 18870 niños y adolescentes de 0 a 19 años, entre ellos 120 recién nacidos por mes. De los 11 centros de la RAP, es el que registra mayor número de nacimientos y las tasas de embarazo adolescente son de las más altas.
Los niños que se atienden allí, presentan además índices preocupantes de repetición y deserción escolar.
En este contexto un grupo de pediatras, preocupadas por la situación y el contexto tomó la iniciativa y emprendió hace un año atrás un exitoso proyecto social, el Programa de estimulación de lectura de la Policlínica de Pediatría del Centro de Salud del Cerro.
Para conocer detalles del primer año de la iniciativa y ahondar en los detalles del funcionamiento del programa y del propio Centro de Salud, Ser Médico conversó con las Dras. Ana Fraga y Diana Sastre, dos de las pediatras que impulsan el mismo.
¿Cuántos pediatras trabajan en el Centro de Salud del Cerro?
Diana Sastre: Los pediatras de este centro de salud, en un principio éramos bastante numerosos: después con el correr de los años, muchos de nuestros colegas han optado por irse a trabajar a otros lugares. En este momento somos solo 11 pediatras para el Centro y todas las policlínicas dependientes.
Ana Fraga: Los médicos de Familia también están atendiendo niños y son muchos más, cada vez más.
¿Cómo se da la articulación o coordinación con los médicos de familia?
AF: Es una de las cuestiones que nos preocupan. En los hechos la atención de niños y adolescentes está pasando a la órbita de los médicos de familia e incluso no se están promoviendo tomar cargos de pediatría, se hacen llamados a cargos a médicos de familia. Hay alguna decisión de algún lugar de fomentar esto. Y no hemos podido llevar esta discusión a los ámbitos de decisión.
No estamos negando a los médicos de familia, lo que nos preocupa es que la mayoría de los niños que viven en esta zona son niños de alto riesgo, son familias de alto riesgo social.
Los médicos de familia, tienen una responsabilidad asistencial brutal, tienen que atender a los adultos a los adolescentes, a los niños, a los ancianos, a las embarazadas, a los crónicos. No se puede hacer todo eso. Hay que coordinar con los médicos de familia, no pueden estar tapando agujeros pediátricos.
DS: Nosotros adherimos totalmente a los comunicados que ha publicado la Sociedad Uruguaya de Pediatría (SUP), quien es el profesional más capacitado para ver niños y adolescentes es el pediatra. Y lo es para todos los niños uruguayos, no importa si consulta en el sector público o donde sea.
En lugares del interior, retirados, donde no se cuenta con un pediatra, tiene que haber mecanismos bien aceitados para que haya un pediatra de referencia, pero en estos lugares que estamos a 20 minutos del centro, tenés que poner recursos para que el sector público sea tentador para el pediatra para trabajar. Y ahí entra lo salarial, si bien hemos mejorado a través del pago variable, todavía seguimos casi a la mitad de lo que se gana en el sector privado, con otras poblaciones con otras características, con otras dificultades y la gente joven no está eligiendo el sector público para trabajar.
¿Cómo llegan a detectar la cantidad de problemas de aprendizaje que presentan los niños que se tienden en la policlínica?
DS: Como pediatras no solamente nos interesa el crecimiento del niño sino también el desarrollo y en América Latina por distintas causas se priorizó lo nutricional.
A partir del año 2002-2003 en un congreso latinoamericano de pediatría en Panamá y se establece que el gran desafío para los pediatras debía ser ocuparnos por el desarrollo de los niños. Además de cumplir con los objetivos del desarrollo del milenio que eran disminuir los índices de mortalidad infantil para todas las Américas, los pediatras deberíamos poner énfasis en el desarrollo de los niños.
Eso ha costado mucho.
Han venido de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) a formar a los pediatras, con técnicas sencillas para ver como podíamos evaluar el desarrollo de los niños, pero ahí, se cruzan otros intereses, porque para evaluar el desarrollo necesitás más tiempo en la consulta. Acá en el Cerro, le damos 20 minutos a los controles en salud.
Esto de las dificultades de aprendizaje, el fracaso escolar, son una parte de las alteraciones del desarrollo que vemos en los niños.
AF: También vemos alteraciones conductuales, que son parte de la salud mental. Viene todo muchas veces como junto. La maestra nos hace un informe y está la descripción de sus dificultades específicas cognitivas en varias áreas y las conductuales.
¿Tienen apoyo de otras áreas como la psicopedagogía, psicomotricidad, fonoaudiología o son las pediatras que tienen que resolver todo?
DS: durante el período pasado, en un momento vino el Presidente Mujica y en mano le dimos las dificultades y preocupaciones que teníamos. El toma el planteo nuestro, habla con la gente de psiquiatría, dispone un dinero y dice claramente que parte de ese dinero lo quería para un equipo multidisciplinario que pudiese evaluar a los niños del Centro de Salud en estas otras áreas.
Ese equipo (el DIME) se formó con fonoaudiólogo, psico pedagogo, psico motricista, asistente social y psiquiatra y empezó a funcionar en un local del BPS a pocos metros del Centro pero con algunos inconvenientes. Se podrían atender más niños si tuviesen otras condiciones. Ese equipo que se formó, es maravilloso pero los pediatras no podemos derivar directamente. Si se evalúa un niño que presenta una dificultad en el lenguaje y necesita fonoaudiólogo no lo podemos derivar.
¿Quién lo hace entonces?
DS: Los padres tienen que llenar un papel y llevarlo a la Policlínica de psiquiatría de INVE 18 en La Teja. Pero a su vez, allí no dan hora todos los días, lo hacen 2 veces al mes, entonces un niño puede demorar mucho en llegar al equipo multidisciplinario.
AF: Eso es un filtro, algunos niños que tienen dificultades específicas del aprendizaje y nada conductual igual tienen que pasar por ahí. Eso nos parece mal, se genera un cuello de botella que además sobrepasa a los recursos de salud mental, que ya están de por sí sobrepasados, es irracional. Ese equipo es maravilloso, muy bien armado, con gente muy bien formada pero por supuesto no dan abasto para la demanda de esta zona, que es enorme. Se necesitan 10 equipos de esos.
Tengo entendido que por parte de ustedes hubo un planteo para acercar una solución.
DS: Nuestro planteo fue usar la planta física de aquí, del Centro de Salud, donde antes funcionaba la emergencia. Ahí podríamos tener al equipo y apoyarlo con más recursos. Además queremos generar un Centro de Referencia para la zona, y con otros mecanismos para la derivación.
AF: Lo ideal sería tener inclusive equipos más pequeños, de tamizaje en las escuelas y desde allí derivaría a los pacientes. En otros países, los escandinavos, intervienen en la escuela.
En medio de estas peleas que venían dando para conseguir mejoras, surge el Programa de lectura, ¿cómo se dio?
DS: Ante la constatación de la situación y ver que no lográbamos dar las respuestas necesarias y las autoridades tampoco, se nos ocurrió armar este programa de estimulación de la lectura. La ventaja para llevarlo adelante era que no necesitábamos básicamente muchos recursos más que la donación de libros. El programa sirvió para estimular a los chiquilines pero también a nosotros, acá el que tiene menos años de trabajo tiene 14, y es muy frustrante, porque nosotros le conocemos las caras a las familias, no es hablar de números o datos.
Hace como 4 o 5 años hicimos un concurso literario para adolescentes, que la verdad fue espectacular. Ahí quedamos con la idea de trabajar la sala de espera, que es un tiempo bastante muerto.
AF: Entonces armamos el programa de estimulación de la lectura, lo planteamos al Comité Ejecutivo del SMU, porque necesitábamos conseguir muchísimos libros ya que uno de los objetivos era dar un libro a cada niño y estamos hablando de un volumen de 2000 consultas por mes.
¿Cómo fue la puesta en marcha?
DS: El Ejecutivo aprobó por unanimidad la propuesta, se hizo una gran campaña de difusión. El Ministerio de Educación y Cultura se enteró por esa campaña, a través de la prensa y se sumó, empezó a venir todo el año. Instituciones, trabajadores organizados de diferentes empresas y organizamos, Colegios, Bibliotecas, vinieron durante todo el año a leer.
El impacto fue espectacular también en el equipo de salud, entrar a tu lugar de trabajo donde siempre venís y ver gurises leyendo para nosotros fue algo revolucionario.
Y vimos la evolución, los niños engancharon enseguida, pero los adultos, primero se ponían detrás de la puerta y un día empezaron a pasar y fueron asumiendo que venían a un lugar donde se dan libros y se leen libros.
AF: Los libros son para que los niños se los lleven a su casa, cuando vuelvan a la policlínica los traigan y los cambien por otros.
¿Están haciendo algún tipo de seguimiento para evaluar el programa?
DS: Sí, estamos tratando de ver también qué impacto tiene ese libro en la casa, hacemos un seguimiento por teléfono.
Nos están ayudando con esto, la Dra. Alicia Alemán, que es ginecóloga y epidemióloga, una economista jubilada, que comenzó viniendo a leer a la sala de espera y una maestra y directora jubilada también.
El primer objetivo son el niño y familia, pero hay un segundo objetivo que es contagiar a la comunidad y esto se logró. Se engancharon el Alcalde del Municipio A y la Escuela Nacional de Bellas Artes.
AF: Hay evidencia científica que programas creativos como este impactan en la salud mental de estas poblaciones que tienen riesgo psico social elevado.
¿Qué es lo que sigue faltando?
AF: Falta la institución. Nuestro planteo es que haya una decisión política de retomar la obra de la planta física y que además se apoye con recursos humanos al equipo del DIME; necesitamos también psiquiatras, la salud mental de los gurises es terrible.
Nosotros sabemos que esto no da solución definitiva a los problemas, pero estamos colaborando. Queremos que las autoridades sanitarias y de la educación con el apoyo de las autoridades de Economía tomen conciencia. Mientras tanto vamos haciendo esto.
DS: Restaurar esa planta física sale 20 mil dólares, hasta se podría pensar en una complementación con privados.
AF: por último, nosotras queremos agradecer a nuestro sindicato, nos parece muy importante que nuestro sindicato nos defienda en las cuestiones gremiales, derechos laborales pero nos da mucho orgullo y satisfacción que esta dimensión que tiene que ver con lo social, también sea recibida y apoyada.
Para el 2017, el Programa seguirá creciendo y será posible gracias a la colaboración de todos. Además de invitar a llevar libros invitamos a compartir esta experiencia por demás enriquecedora que construye puentes y colabora en el desarrollo de la comunidad.