domingo 6 de marzo de 2022
La situación de la privación de libertad de las mujeres en Uruguay es tan decadente como la de los varones. Pero, hay algunos agravantes, como es el abandono, simbólico y literal, de su entorno directo y del sistema.
El varón suele atravesar la cárcel acompañado [casi siempre por una mujer]. La compañía es emocional y económica, lo que impacta en economías familiares de por sí precarias.
La mujer, en cambio, una vez presa atraviesa el abandono, que se suma a la angustia de no poder asumir los cuidados que, aún durante el desarrollo de la actividad delictiva, se mantienen.
En Uruguay aumentó considerablemente la cantidad de mujeres privadas de libertad: 60%. La mitad de estas mujeres están presas por delitos de drogas, en particular, de microtráfico. Las condenas suelen ser altas, con un mínimo inexcarcelable de cuatro años.
Hay una vulneración importante de la salud en el sistema carcelario. En el caso de las mujeres, indicadores sobre salud mental y salud sexual y reproductiva, son una clara muestra.
Una de cada tres mujeres pensó en matarse y una de cada cuatro lo intentó, según el Diagnóstico Participativo de Salud de mujeres privadas de libertad realizado por Nada crece a la sombra con el apoyo del Ministerio del Interior, ASSE y el Sindicato Médico del Uruguay, en febrero de 2020.
El 80% tiene uso problemático de drogas y hay un alto consumo problemático de psicofármacos, en muchos casos indicados de manera generalizada, sin especificidad de criterios por no tener una atención psiquiátrica acorde. Si bien los psicofármacos son de suministro diaria, la administración de las sustancias suele ser alterada por las mujeres, no siguiendo muchas veces el tratamiento indicado.
Ocho de cada diez mujeres no tenía el PAP al día en ese momento. Tampoco la mamografía, cuando correspondía. Por eso, se desplegó el Plan de Salud Sexual y Reproductiva en cárceles, diseñado y coordinado por las mismas instituciones que llevaron adelante el Diagnóstico, sumando el apoyo del Ministerio de Salud Pública. Además, un actor clave estuvo a cargo de la atención de las mujeres: la Clínica de Ginecotología A de la Facultad de Medicina. Se llegó a cubrir a 70% de las mujeres que están presas y el programa fue interrumpido repentinamente por decisión del Ministerio del Interior. Se presentaron varios recursos legales para el cumplimiento del convenio firmado por las partes para garantizar la atención al 30% de las mujeres que faltan, todas del interior del país.
Día a día, son cientos de trabajadoras y trabajadores de la salud, médicos y no médicos, que sostienen el sistema precario de salud en las cárceles. Hacen lo mejor que pueden, con lo poco que tienen. Están en un lugar poco meritorio y sin reconocimiento, en el que se enfrentan a la cara más dura de la saturación, el abandono y la continua emergencia.
Con más del doble de mujeres presas, la situación se supone agravada. Es 8M y en el afuera habrá múltiples movilizaciones en todo el país. Mientras, habrá más de mil mujeres que en este día no tendrán voz y que la precarización de sus vidas en la cárcel merece urgente atención.
*Foto: Diagnóstico participativo de salud de mujeres privadas de libertad en la Unidad 5, Montevideo. Noviembre, 2019. Nada crece a la sombra.