lunes 28 de febrero de 2022
Es normal horrorizarnos frente a la violencia que implica una guerra o un atentado cuando la información que recibimos nos permite empatizar, ya sea por conocimiento o por cercanía; pero, cuando no tenemos real conocimiento del hecho nos suele resultar ajeno o simplemente lejano.
Sería imposible la vida cotidiana de los seres humanos si todos estuviesen pendientes, todo el tiempo, de quienes sufren aquí o en otra parte del mundo; pero lo cierto es que esto sucede los 365 días del año, cada minuto, y existen miles de ejemplos de ello.
Como médicas y médicos estamos exactamente en las antípodas, militando diariamente para lograr el bienestar de las personas, el bienestar entendido en el término salud, donde los determinantes sociales y económicos, en general, impactan mucho más que un medicamento que podamos recetar.
Para la OMS «La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades» y a los determinantes sociales como «las circunstancias en que las personas nacen crecen, trabajan, viven y envejecen, incluido el conjunto más amplio de fuerzas y sistemas que influyen sobre las condiciones de la vida cotidiana».
Explica que: “Estas fuerzas y sistemas incluyen políticas y sistemas económicos, programas de desarrollo, normas y políticas sociales y sistemas políticos. Las condiciones anteriores pueden ser altamente diferentes para varios subgrupos de una población y pueden dar lugar a diferencias en los resultados en materia de salud. Es posible que sea inevitable que algunas de estas condiciones sean diferentes, en cual caso se consideran desigualdades, tal como es posible que estas diferencias puedan ser innecesarias y evitables, en cual caso se consideran inequidades y, por consiguiente, metas apropiadas para políticas diseñadas para aumentar la equidad.”
Esto es por lo que no hay forma de evadir argumentos y debates sobre los determinantes, que día a día causan salud o violencia y daño. No hay forma de evadir el compromiso con la realidad más allá de la atención médica que realizamos diariamente.
En los estatutos del SMU, dentro de los objetivos institucionales Art. 2 inciso j se detalla: “Utilizar su influencia moral y su poder material en beneficio de todos los perfeccionamientos de la legislación tendientes a robustecer la participación del médico en todas las manifestaciones de la solidaridad humana.”
Por esto, en primer lugar, la defensa del debate sobre determinantes sociales es un mandato de la profesión, que nuestros colegas desde hace décadas han sabido honrar. Solo pensemos en la robusta postura del SMU frente a la violación de los derechos humanos o la propuesta de reforma constitucional sobre seguridad realizada en 2019.
El debate de ideas es una protección contra los sistemas totalitarios; el debate con confrontación de argumentos es crecimiento intelectual, desarrollo de nuevas posturas y también es acercamiento para construir nuevos caminos. No debemos temerle al debate y a las posturas argumentales, dado que es el ejercicio de la libertad de expresión.
La LUC como otras leyes impacta sobre la salud de la población y sus derechos, no es posible estar ajenos y la única opción es involucrarse. Estos son los motivos por los que invitamos a participar y construir desde el rol que ocupamos como colectivo inserto en la sociedad, con independencia genuina del poder político, cuidando la salud de la población y los derechos de médicos y médicas.