domingo 31 de octubre de 2021
La situación económico-financiera de la mutualista Casa de Galicia es crítica al punto que está comprometida su viabilidad. La directiva se presenta a concurso de acreedores y el Ministerio de Salud Pública (MSP) resuelve la intervención de la institución. Esta no es una situación nueva para la empresa y tampoco lo es para el sistema de salud en Uruguay.
Uno de los principios del SNIS es el aporte económico por cada persona a un sistema, aún imperfecto, donde las estructuras de gobierno tienen la obligación de administrar este fondo y los efectores de gestionarlo en prestaciones concretas, con el objetivo de dar atención a salud a la población.
¿De quién es el fondo de salud? Claramente es de la población, es público y colectivo; quienes administran lo hacen con fondos de todos, tanto en los prestadores llamados públicos como en los privados y tienen la responsabilidad de hacerlo con experticia, sensibilidad y bajo un organismo rector (estatal) que haga cumplir normas, asegurando no solo la prestación sino la calidad y la atención integral. Como esto no es nuevo y el SNIS tampoco, ya deberíamos tener herramientas desarrolladas que eviten llegar a este punto, cuidando la calidad de la atención, enfocando en mejorarla, y en vez de eso estamos preocupados porque no se pierda la continuidad asistencial, haya insumos mínimos y recursos humanos básicos para la cobertura.
Hemos trabajado como SMU con el Gremio Médico de Casa de Galicia desde hace años sobre el pago de salarios adeudados, condiciones laborales y la defensa de los derechos, también reclamando a las autoridades estatales el rol de rector y garante de estos derechos, tanto los de los trabajadores como los de los usuarios. El resultado de hoy es el producto de acciones y omisiones varias, y en esta realidad es que renovamos el compromiso de trabajo gremial en la defensa del colectivo y especialmente en los más vulnerados dentro de los trabajadores médicos, (obligados a facturar para mantener el trabajo) así como de los que han optado por cargos de alta dedicación o concentración de las horas en una sola institución, que hoy atraviesa esta grave situación.
De mal en peor.
El SMU ha denunciado persecución gremial e intentos de injerencia por parte de la empresa Casa de Galicia en el último periodo. Me detengo en este hecho porque es muy grave, simbólico y “se ha puesto de moda”, quien dirige una institución de salud, intenta (en ocasiones lo logra) definir quien va ser un representante gremial, o de qué forma se van a defender los intereses de los y las médicas. Entiendo que parece ilógico e imposible, pero es una triste realidad que ni siquiera se disimula.
En un gremio de profesionales, cualquiera de nosotros puede estar ayer, hoy o mañana en un cargo de gestión colaborando o dirigiendo una empresa de salud, pero es claro que es simultáneamente incompatible con la participación gremial. Es éticamente repudiable el intento de intervenir en decisiones internas del gremio.
Estamos obligados a denunciar estas situaciones y a defender la estructura gremial, insistiendo en la libertad, independencia de pensamiento y participando a pesar de las presiones, llamadas, amenazas e intentos de despido.