viernes 15 de mayo de 2020
Este jueves 14 de mayo el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) se reunió en la mañana con el Comité de Crisis de Recursos Humanos y por la tarde presentó al Presidente de JUNASA un tercer documento a partir de la sistematización de información brindada por las Sociedades Científicas (SSCC) en vistas a la reorganización del trabajo médico en el contexto de la pandemia por COVID-19 según áreas de asistencia. También se trató el planteo de condiciones mínimas e intermedias de asistencia por cada especialidad y área.
Esto forma parte del plan elaborado por el SMU desde el día cero. En ese sentido y con el objetivo de realizar un abordaje integral para la contención sanitaria general de la pandemia el SMU propuso el 17 de marzo un documento con cinco ejes fundamentales como estrategia.
La cuarentena general sanitaria, el acceso y/o desarrollo a la teleasistencia y la telemedicina, la importancia sobre la reorganización de los recursos humanos (punto que se abordó en estas reuniones), el cambio de redistribución y organización de los mismos, los insumos de protección personal e insumos para pacientes críticos y la logística y estrategia de testeos tanto generales como focales.
Siguiendo los criterios establecidos en dicho plan desde el SMU se ha venido trabajando en cada uno de estos elementos de forma distinta, en tiempo y espacio. “A fines de marzo en comunicación con las empresas, JUNASA y el Ministerio se planteó un plan de redistribución probable de los recursos humanos”, comentó Federico Preve, vocal del SMU al cabo de las reuniones el jueves 14.
“Luego de eso comenzamos a funcionar en un comité de crisis de recursos humanos donde presentamos el primer documento el 23 de abril y surgieron los ejes centrales de la reorganización sistémica y centralizada de los recursos humanos”, agregó.
Ese documento se siguió enriqueciendo a partir del trabajo coordinado con las distintas sociedades científicas llegando así a una segunda versión del mismo.
El tercer documento, presentado el 14 de mayo, consta de dos partes fundamentales. La primera reseña la redistribución de recursos humanos según las áreas o grupos de demanda: (1) cuidados intensivos, (2) cuidados moderados y puertas de urgencia y emergencia y (3) extra nosocomial que son el primer nivel de atención, radio, internación domiciliaria y emergencias móviles (EEMM).
Para el grupo de cuidados intensivos bajo la supervisión y responsabilidad de un médico intensivista en el área, se formuló la posibilidad de ampliar el equipo con intensivistas pediátricos, anestesistas, cardiólogos, internistas, intensivistas en formación/no titulados y otros especialistas médicos que acrediten competencias.
En el caso de cuidados moderados y puertas de urgencia/emergencia se estableció la conformación de equipos bajo supervisión de internistas y emergencistas, respectivamente. Y para el grupo de pacientes extra nosocomial: el armado de equipos con supervisión de médicos de familia, médicos internistas, emergencistas e intensivistas.
El documento detalla la atención extranosocomial con base en la atención e internación domiciliaria, policlínicas y teleasistencia como elementos centrales a realizar; y la importancia de contar con políticas centralizadas y uniformes en todo el sistema de salud mientras dure la epidemia.
La evidencia actual demuestra que más del 80% de los pacientes con COVID pueden resolverse y controlarse en el ámbito extranosocomial y que potenciar dicha atención, colabora con la contención de la epidemia evitando así movilidad y foco de contagio.
En tanto, en la segunda parte del documento presentado, se plantean las condiciones mínimas de asistencia en escenario de saturación del sistema sanitario y condiciones intermedias de asistencia mientras haya un control parcial de la pandemia. Esto último es la situación actual y pone foco en asegurar la asistencia a todas las personas a través de la teleasistencia, donde se puedan realizar consultas de enfermedad crónicas.
La propuesta está orientada a ordenar en los policlínicos a los pacientes respiratorios de forma separada mediante un “check list” de síntomas respiratorios y control de temperatura en la puerta de los centros de salud. Para ello debe asegurarse la distancia interpersonal adecuada y el uso de tapabocas en todas las personas que asistan a policlínica.
Así, se propone como posibilidad máxima, la asistencia presencial de hasta la mitad de las consultas habituales citando a pacientes de forma paulatina y ordenada…. Siempre insistiendo que el mejor escenario posible es la teleasistencia pero pudiendo realizar algunos controles en una situación intermedia y completando la consulta a través de la teleasistencia.